"¡Aquí no estáis en vuestra casa!". Es el grito que muchos españoles como Henri Melich tuvieron que soportar cuando, vencidos y decaídos por la victoria del franquismo en España, se vieron obligados a huir a Francia. En España se enfrentaban a ser castigados y en el país vecino no eran bienvenidos. Melich se instaló junto a su familia en la comuna de Quillan y comenzó a trabajar como aprendiz de carpintero en una fábrica. Ni siquiera allí le dejaban en paz. "Eres un español del ejército vencido", se burlaban.
En 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial y tanto franceses como exiliados españoles, muchos refugiados en campos de concentración, se vieron obligados a cambiar sus vidas. Nueve meses después, el gobierno francés capitulaba y el Tercer Reich controlaba el país galo. Tal y como explica a EL ESPAÑOL la periodista y escritora Evelyn Mesquida, oficialmente se decía que la Resistencia había comenzado en 1942 pero desde el inicio de la contienda ya había españoles saboteando y tejiendo redes de contacto entre antifascistas que pretendían expulsar a los alemanes.
Mediante su nuevo libro Y ahora, volved a vuestras casas (Ediciones B), la alicantina expone las vidas de figuras ocultas que combatieron y participaron en la guerra y que por ser españolas han permanecido en la sombra. "Son hechos históricos ocultos y era necesario sacarlos a la luz", subraya a este periódico. Por una parte, a Franco no le sedujo jamás conmemorar a un puñado de españoles republicanos y a los franceses les interesaba glorificar su propia patria.
No estaba la España de Franco, estaba la España republicana
Pero sus hazañas son una realidad histórica y, según Mesquida, "tienen que estar presentes en los libros de texto y en los colegios". En el desembarco de Normandía, en la campaña de Provenza y en los bosques de Francia hubo españoles. "No estaba la España de Franco, estaba la España republicana", comenta.
"La hazaña heroica de La Madeleine"
A lo largo del país, miles de españoles se unieron a las filas francesas. En mayo de 1944, las unidades españolas incluidas en los FTP (Francotiradores y Partisanos) fueron reconocidas como totalmente españolas bajo el nombre de Agrupación de Guerrilleros Españoles y fueron inmediatamente integrados en las FFI (Fuerzas Francesas del Interior). A esas alturas del conflicto había más de 10.000 combatientes españoles en la Resistencia francesa.
De esta manera, el 23 de agosto, Miguel Arcas y Gabriel Pérez recibieron la orden de dirigir el combate contra el destacamento alemán que se acercaba a su posición. "Bajo el mando de ambos, 36 españoles y 4 franceses fueron distribuidos entre los muros del castillo, en el cruce de La Madeleine", escribe Mesquida. Por su parte, la columna alemana llegaba desde Toulouse y agrupaba más de 1.000 soldados alemanes.
Ante una desventaja tan abismal, los españoles tuvieron que preparar todo tipo de trampas. El oscense Joaquín Arasanz Raso, alias Villacampa, fue uno de los guerrilleros que organizó el devenir de la batalla bloqueando carreteras y dificultando el tránsito de los alemanes: "Decidimos también como estrategia hacer creer a los alemanes que estaban en presencia de un importante grupo de resistentes. Nuestros hombres debían desplazarse a toda velocidad para que sus tiros llegaran de lugares diferentes".
Las órdenes de Arcas eran claras: "Ni un solo tiro antes de la primera ráfaga de ametralladoras". Mesquida explica cómo fue la secuencia. Primero apareció un sidecar con dos soldados alemanes que los guerrilleros dejaron pasar y neutralizaron algo más lejos, sin necesidad de disparar. Después llegaron los primeros coches y detrás 60 camiones, 4 half-tracks y numerosos cañones, algunos de ellos antitanque y antiaéreos. Todo ello acompañado por más de mil soldados.
La batalla se decantaba por los guerrilleros ante la imposibilidad de avanzar de los nazis. "Los alemanes, acosados, solicitaron una tregua para parlamentar". Tregua que ni Gabriel Pérez ni Miguel Arcas aceptaron. La batalla se reanudó y los Aliados contaban esta vez con dos aviones ingleses que ametrallaron la columna alemana. Finalmente, tras numerosas bajas y mas de 180 heridos, el Alto Mando pidió negociar con los atacante con una excepción. No negociarían con los españoles.
Así, el general se rindió ante los superiores de los mandos británicos y franceses uniformados. "El jefe alemán pudo constatar que el ejército que él creía desplegado frente a ellos era solo un grupo de varias decenas de combatientes españoles sin uniforme y casi desarrapados, y que ese puñado de hombres había hecho capitular a más de 1.000 soldados de la Wehrmacht", relata la escritora. Humillado y avergonzado, el general Konrad A. Nietzsche empuñó su pistola y se suicidó allí mismo. Fue "incapaz de aceptar la realidad de haber sido engañados y vencidos por un puñado de españoles harapientos".
Mujeres ocultas
Evelyn Mesquida declara que en los libros franceses se menciona a las FFI como los vencedores de la batalla. No obstante, "si uno busca los nombres todos ellos eran españoles". Pedro Abellán, Luis Andrada, Mariano Cales, Diego Cuenca o Martín Vidal fueron algunos de los hombres que lucharon contra el millar de nazis. "Por la hazaña heroica de La Madeleine, por su combate sin repliegue", los 36 guerrilleros españoles fueron condecorados.
Todos ellos fueron condecorados con la estrella de plata en Marsella por el general Olleris. Todos menos ellas. Dos mujeres participaron también en la batalla de La Madeleine, pero "hasta hoy no se ha conseguido saber quiénes eran. Para ellas no hubo medallas".
Mesquida admite a este periódico la dificultad de encontrar los nombres y las vidas de estos españoles olvidados, y más aún si eran mujeres. Para el libro ha consultado en Francia incontables archivos regionales, locales y departamentales. "He hecho lo que he podido", afirma y se muestra esperanzadora con que los historiadores futuros continúen con este legado. Acerca de las dos mujeres españolas que lucharon contra los alemanes lo tiene claro: "En algún sitio tienen que estar sus nombres".