A principios del siglo II, la Cohors I Celtiberorum, una unidad militar romana mixta formada por infantería y caballería y dependiente de la Legio VII Gemina, establecida en la actual León, fue destinada al campamento de Ciadella, en el municipio coruñés de Sobrado dos Monxes. Reclutada entre los celtíberos y luego enviada a Britania, su función principal era garantizar la comunicación entre Lucus Augusti (Lugo), una de las capitales del noroeste de la Hispania romana, y el puerto de Brigantium (A Coruña). También debían controlar las explotaciones mineras de la zona y dar soporte a la administración imperial para el cobro de impuestos.
La historia de este yacimiento, que va más allá de la presencia romana, la está recuperando un proyecto arqueológico de la Universidad de Vigo y que cuenta con el apoyo de la Xunta de Galicia. Las excavaciones llevadas a cabo en los últimos dos meses —con un parón de tres semanas debido a la crisis del coronavirus— han arrojado "importantes avances" en el conocimiento del asentamiento militar, según Adolfo Fernández, director del equipo, que reúne a una docena de expertos, y miembro del Grupo de Estudios de Arqueología, Antigüedad y Territorio.
"El yacimiento es muy complejo porque presenta una ocupación prolongada desde la construcción inicial del campamento militar, probablemente ya a finales del siglo I y luego con las posterior llegada de la Cohors I Celtiberorum, hasta los siglos XII-XIII, con una importante ocupación tardoantigua que se extiende por encima del fuerte romano y está asociada a una iglesia primitiva altomedieval, que en el siglo XII fue trasladada a pocos metros fuera del asentamiento", señala el arqueólogo.
Una parte del yacimiento, que ahora ha sido limpiado de vegetación y maleza, ya fue excavado en los años 90. Pero las nuevas prospecciones, en lo que los investigadores definen como edificio 1-2, han documentado los muros norte y oeste de una gran estructura del campamento. Entre esta edificación y la muralla defensiva se ha descubierto también un camino perimetral, la llamada "via sagularis".
Además de las estructuras militares del Alto Imperio, el equipo de la Universidad de Vigo ha detectado "unas importantes fases de reocupación civil del yacimiento datadas a finales del siglo IV y otra posterior, ya del siglo VI en adelante, que incluye una necrópolis tardoantigua y altomedieval que no se conocía en toda su extensión. "Algunas de las tumbas conservaban parte del sarcófago de madera, por lo que su excavación está siendo muy compleja", añade Adolfo Fernández. El objetivo de la campaña es conocer en profundidad la planta del fuerte romano y la funcionalidad de los edificios posteriores que ocupan la parte central del recinto castrense.
En cuanto a la zona del edificio 4 y después de retirar la capa de vegetación que cubría los restos ya conocidos, el director de proyecto señala que en breve "toda esta área estará lista para su registro pormenorizado mediante fotogrametría 3D". A continuación se realizarán excavaciones puntuales con el objetivo de clarificar las estructuras campamentales escondidas bajo las construcciones de épocas posteriores. La siguiente fase consistirá en la conservación de los vestigios y hacerlos comprensibles para los visitantes.