La cremación de cadáveres, un rito funerario que comenzó a extenderse por Europa hace unos 4.000 años, es una práctica mucho más antigua en Oriente Próximo donde, según un estudio publicado hoy, miércoles, en la revista PLOS ONE, ya incineraban a los muertos hace 9.000 años.
La investigación, liderada por Fanny Bocquentin, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), se ha llevado a cabo en el yacimiento neolítico de Beisamoun, en el norte de Israel, donde han descubierto una antigua fosa crematoria que contiene los restos de un cadáver que parece haber sido incinerado intencionalmente como parte de una práctica funeraria.
La datación de los restos señalan que el cadáver fue incinerado entre el año 7013 y el 6700 a.C., lo que los convierte en el ejemplo más antiguo conocido de cremación del Próximo Oriente.
Los restos, que comprenden la mayor parte de un esqueleto adulto joven, fueron incinerados a más de 500°C poco después de morir, y se encuentran dentro de una fosa que parece haber sido construida con una parte superior abierta y paredes muy aislantes.
"Se observa la cremación 'in situ' dentro de una fosa piramidal de un individuo joven que previamente sobrevivió a una herida por un proyectil de sílex. Además, el inventario de huesos y su posición relativa muestra que se trata del depósito deliberado de un cadáver articulado y no de huesos dislocados", apunta Bocquentin.
En el interior de la fosa también se encontraron restos de plantas microscópicas que sirvieron de combustible para el fuego, lo que para los científicos es la prueba que confirma que se trata de los restos de una cremación intencionada y no de una quema de rastrojos o un incendio fortuito.
Esta cremación temprana se produjo en un importante período de transición en las prácticas funerarias en esta región del mundo en la que las viejas tradiciones, como la extracción del cráneo de los muertos y el entierro dentro del asentamiento, empezaban a desaparecer y surgían otras nuevas, como la cremación de los cadáveres.
Para los investigadores, este cambio en las costumbres funerarias también podría significar una transición en los rituales que rodean a la muerte y el significado del difunto en la sociedad.
Un examen más profundo de otros posibles lugares de cremación en la región ayudarán a dilucidar este importante cambio cultural.