El yacimiento de Vindolanda, en el condado británico de Northumbria (Newcastle), es una auténtica joya arqueológica para descubrir cómo era la vida de los antiguos romanos en las fronteras de su imperio. Un sitio espectacular con un museo desbordado de caligae que se amontonan en cajas de plástico, peines y denarios y donde se exponen los descubrimientos más singulares del asentimiento que servía de refugio para los legionarios que patrullaban el Muro de Adriano, como sus famosas tablillas, una suerte de cartas que testimonian la vida cotidiana de sus habitantes, o dos inauditos 'guantes de boxeo' hechos con cuero.
Ahora, un hallazgo nuevo e "increíblemente raro" ha vuelto a refrendar la importancia de Vindolanda. Se trata de catorce fragmentos de un cáliz o copa de plomo datado del siglo V y recubierto con símbolos religiosos que ha sido desenterrado entre los vestigios de un edificio de la misma época, identificado por los arqueólogos como una iglesia cristiana. Según los expertos, la pieza es única porque es la más antigua de su clase descubierta en Reino Unido y se cree que no tiene parangón en Europa Occidental por sus llamativos grafitis.
El cáliz, un evidente testimonio de los primeros compases del cristianismo en Britania, se conserva en muy mal estado por su proximidad a la superficie del suelo húmedo. Sin embargo, cada uno de los fragmentos está grabado, tanto en su interior como en la parte externa, por símbolos que representan diferentes formas de la iconografía cristiana de la época: cruces, barcos, una ballena, pequeños ángeles, peces, un obispo con un gesto de felicidad y letras en griego, latín y ogam, un sistema de signos alfabético utilizado en la zona en la Antigüedad tardía.
"Estamos acostumbrados al factor sorpresa de nuestros impresionantes vestigios romanos en Vindolanda con objetos como las tablillas, guantes de boxeo, botas militares y sandalias, pero que una pieza como el cáliz sobreviva en el paisaje posromano es igual de significativo", ha señalado Andrew Birley, el director de las excavaciones en Vindolanda. "Este descubrimiento nos ayuda a apreciar cómo el sitio y su comunidad sobrevivieron tras la caída de Roma y permanecieron conectados a un sucesor espiritual en la forma del cristianismo que en muchos sentidos fue tan amplio y transformador como lo que había venido antes".
El primero de los fragmentos lo encontró Lesley Walker, una voluntaria australiana que se enroló en los trabajos de investigación de Vindolanda el año pasado. "Me sorprendió haber encontrado algo tan importante como esto en mi primera excavación. Toda la experiencia en el yacimiento me hace querer volver y aprender más", ha señalado, según recoge The Guardian.
Los análisis de la exclusiva pieza los está realizando David Petts, de la Universidad de Durham y especialista en la sociedad posterior a la caída de Roma. "Este es un hallazgo realmente emocionante de un período poco conocido de la historia de Gran Bretaña", ha valorado. "Sus conexiones aparentes con la Iglesia cristiana primitiva son increíblemente importantes, y este curioso recipiente es único en un contexto británico. Está claro que seguir trabajando en este descubrimiento nos dirá mucho sobre el desarrollo del primer cristianismo al comienzo del período medieval".
Ente otros aspectos, queda por determinar la funcionalidad del cáliz, que quedó sellado bajo los escombros del templo, con capacidad para unos sesenta fieles, que terminó derrumbándose. "Ser capaz de demostrar que tienes una iglesia del siglo V o VI es difícil a menos que encuentres material asociado dentro de ella", ha explicado Andrew Birley. "Lo realmente importante de este cáliz es que es un artefacto cristiano definido. Nos ayuda a reevaluar los otros edificios similares en el Muro de Adriano del mismo período, que tienen características similares pero no tienen artefactos conservados".
El cáliz es la pieza central de una nueva exposición inaugurada esta semana en el museo de Vindolanda centrada en los últimos periodos de ocupación del fuerte y la llegada del cristianismo.