Ya lo avisó el escritor Juan Eduardo Zúñiga en uno de sus relatos sobre la Guerra Civil, titulado Noviembre, la madre, 1936: "Pasarán unos años y olvidaremos todo; se borrarán los embudos de las explosiones, se pavimentarán las calles levantadas, se alzarán casas que fueron destruidas. Cuanto vivimos parecerá un sueño...". Madrid luce sana en la actualidad, con edificios modernos e imponentes, pero en muchas de sus esquinas todavía conserva heridas visibles de un pasado oscuro, trágico, restos de la metralla de los obuses o de las bombas que estremecieron a sus habitantes hace ocho décadas.
También en el extrarradio sobreviven los vestigios de las estrucutras defensivas de aquella guerra, como los nidos de ametralladora de Dehesa de Navalcarbón, una zona de intensos combates en enero de 1937 por el control de la carretera de A Coruña; o el sistema de trincheras del cerro de la Oliva, en Rivas-Vaciamadrid, escenario de la batalla del Jarama. Pero esos lugares y patrimonio que dialogan con el presente apenas reciben atención: son pocos los que conocen su historia, los que se interesan por ella. Casi cada rincón de Madrid esconde un relato de la Guerra Civil, aunque pasemos a su lado sin saberlo.
A principios de 2019, los arquitectos Luis de Sobrón y Enrique Bordes presentaron un detallado mapa del urbicido que sufrió la capital entre 1936 y 1939, identificando los puntos exactos en los que impactaron las bombas de la aviación y artillería franquistas. Una investigación monumental que pretendía "visualizar la destrucción contra la abstracción del dato". Ahora, el historiador Daniel Rodríguez Castro y el programador José Ignacio Naranjo lanzan una nueva iniciativa que sigue esa senda de narrar la contienda de forma más visual y geográfica.
Se trata de una aplicación —de momento solo disponible para dispositivos Android—, llamada Vestigios Guerra Civil, que geolocaliza sobre un mapa los restos que perviven en la actualidad de la contienda, y no solo en Madrid, sino en toda España: impactos de bala, restos de metralla, fortines, búnkeres, refugios subterráneos, posiciones antiaéreas, edificios que desempeñaron un papel importante —por ejemplo, la antigua Cárcel Modelo, ubicada en lo que hoy es el Ejército del Aire; o los sótanos del actual Ministerio de Hacienda, donde el general José Miaja instaló la Junta de Defensa—, campos de concentración o checas.
La app tiene tres funciones, según explica Daniel Rodríguez: "La primera, la pestaña de 'Alrededor', detecta tu ubicación y te dice los vestigios de la guerra que hay en tu entorno. Luego también puedes navegar por el mapa de España, ir hasta Valencia, Barcelona o Zaragoza. Y por último, lo que hemos llamado '1936/1939', que hace con fotografías antiguas, sacadas durante la contienda, lo mismo que con los restos materiales". El proyecto es colaborativo y cada usuario que se registre puede contribuir subiendo imágenes y una breve descripción que luego será contrastada: solo hay que pinchar en el punto del mapa que se quiere referenciar.
Proyecto vocacional
En una semana de vida, ya se han registrado alrededor de 2.000 personas. Por ahora la app cuenta con algo más de doscientas entradas, un número que irá creciendo a medida que la gente vaya dando cuenta de la estela de la Guerra Civil que queda en su entorno. "Lo que queremos es que se pueda saber que este edificio perteneció a tal partido o que este lugar fue bombardeado", explica Rodríguez. "Yo soy historiador y no quiero que se pierda la historia, que la gente se olvide de un pasado no tan lejano".
Él es también el encargado de gestionar la cuenta de Twitter GuerraCivil en tuit, una cronología de los enfrentamientos y los principales hechos de la contienda española en 280 caracteres, que ha convertido en un libro. "A veces los historiadores nos quedamos en las publicaciones escritas, en debates muy científicos, pero por qué no utilizar las nuevas herramientas con las que se llega a mucha más gente. Con este mapa interactivo puedes ir andando por la calle y descubir que ahí mismo estalló un obús o que este edificio era una cárcel", valora.
El proyecto de Daniel Rodríguez y José Ignacio Naranjo —fue este el artífice de la idea y se puso en contacto con su colega para llevarla a cabo— es totalmente altruista, aunque abren la puerta a colaboraciones con instituciones públicas o editoriales relacionadas con temas históricos —algunas de las entradas incluyen una breve nota bibliográfica para ampliar información—. "Nos gustaría que entraran a colaborar instituciones locales, sobre todo ayuntamientos pequeños, porque la aplicación puede servir también como guía turística", señala el historiador.
Algunas señalizaciones del mapa interactivo, como los fortines, las checas —la de Bravo Murillo es la sede actual de Saneamientos Pereda—, o los campos de concentración, cuentan con una pequeña ficha en la que se indica su ubicación exacta, su funcionalidad durante la guerra y su estado de conservación. Algunos búnkeres se encuentran totalmente abandonados mientras que otros se están poniendo en valor en fechas recientes. La Comunidad de Madrid, por ejemplo, cuenta con un plan para el estudio de estas fortificaciones.
En su estupendo proyecto, Rodríguez y Naranjo también han optado por incluir lugares decisivos en el desarrollo de la guerra, escenarios de asesinatos como el del líder de la derecha monárquica Calvo Sotelo, registrado el 13 de julio de 1936 en el número 89 de la calle Velázquez; o el del teniente de la Guardia de Asalto José del Castillo, acribillado por pistoleros de extrema derecha delante del humilladero de la calle Fuencarral, una de las principales zonas comerciales del centro de Madrid. Por ese punto transitan miles de personas al día sin seguramente saber que ahí se registró uno de los principales hechos de los prolegómenos de la Guerra Civil.