La llegada de los castellanos a las Islas Canarias a finales del siglo XV produjo un enorme choque entre dos culturas que se desconocían mutuamente. Los aborígenes quedaron asombrados al ver cómo gente armada y con herramientas que ellos no conocían desembarcaban en sus tierras, mientras que los hombres de Castilla se sorprendieron de la altura de unos nativos con rasgos que jamás habían visto.
La guerra entre ambos pueblos fue inminente, y con el paso de los siglos la cultura guanche fue desterrada al olvido. No obstante, este pueblo dejó, sin pretenderlo, una valiosa herencia que permite a arqueólogos y expertos de hoy en día conocer la vida -y la muerte- de los antiguos habitantes del archipiélago español. Durante diez siglos momificaron a sus muertos, los cuales han llegado hasta nuestros tiempos en gran estado de conservación.
Una investigación que se ha desarrollado a lo largo de cinco años y en la que han participado algunos de los médicos, científicos e historiadores más prestigiosos de España ha resuelto ahora muchos de los interrogantes y enigmas históricos que pervivían en torno a los guanches. Los principales resultados se muestran en el documental Las momias guanches, coproducido por RTVE y Story Producciones, que se estrena este miércoles 18 de noviembre a las 22:00 horas en La 2.
Regis Francisco López, director de Story Producciones, explica a este periódico que la cultura de estos aborígenes de Canarias es "sorprendentemente desconocida en el conjunto de España cuando todos conocemos la momificación egipcia".
La idea de este documental, que recorre el proceso de ADN, análisis de carbono-14 y reconstrucción forense, parte de otra producción previa que realizaron a las momias egipcias que se hallan en el Museo Arqueológico Nacional. Tras ganar en Cannes el Delfín de Oro al mejor documental histórico del año, se atrevieron con un cuerpo embalsamado más cercano para los españoles. Al fin y al cabo, en el MAN se encuentra la momia guanche mejor conservada del mundo.
Difícil acceso
Tal y como explica Francisco López, tanto desde Tenerife como desde Madrid se ha facilitado todo elemento necesario para conocer mejor el pasado de la cultura guanche. No obstante, no todas las momias se encuentran en suelo español.
"Gran parte del comercio ilegal de bienes arqueológicos desarrollado en Canarias en el siglo XIX se centró en el expolio de cuevas sepulcrales, donde podían obtenerse las codiciadas momias guanches, infravalorándose la mayoría de las veces la propia cultura material asociada a ellas", apunta el Museo Arqueológico Nacional en su texto El patrimonio arqueológico en España en el siglo XIX: el impacto de las desamortizaciones.
En este sentido, muchas de las momias fueron vendidas y han ido apareciendo en distintos museos alemanes, franceses y británicos con el paso del tiempo. Han sido estos centros culturales extranjeros los que han dificultado de alguna manera la investigación. "En algunos lugares las tienen depósitos y es realmente difícil acceder a estas momias", expresa Regis Francisco López.
Por suerte, aquellos cuerpos que fueron expoliados no pueden compararse con la joya que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Llegó a la institución en 2015 procedente del Museo Nacional de Antropología y, desde entonces, ha estado en manos de la protección de Teresa Gómez Espinosa, jefa del Departamento de Conservación del MAN.
La investigadora afirma que su dentadura perfecta -lo cual demuestra que pertenecía a la clase alta-, sus manos y la apreciación de sus músculos son impresionantes. "Las momias no se restauran, se conservan. La tenemos en una vitrina con aire filtrado que hicimos exclusivamente para el cuerpo", matiza Gómez Espinosa.
Su historia, que se reproduce en el documental, es verdaderamente extraordinaria. Tras las pruebas a las que se ha sometido el cuerpo, Gómez Espinosa describe que este varón debió nacer en la segunda mitad del siglo XII, alrededor del año 1160. En cuanto a su muerte, se fecha en la primera mitad del siglo XIII. Aún faltarían dos siglos hasta que Castilla arribara en las costas canarias y más de cinco para que fuera descubierta.
En el interior de una cueva en el barranco de Herque, el gobernador Luis Román halló la codiciada momia en el año 1764. Su estado de conservación le llamó la atención y, lejos de llevarse todos los cuerpos que contenía aquella oscura cueva, cargó con esta momia que ahora se expone en el Museo Arqueológico Nacional.
Momificación egipcia
Además de narrar su pasado, los investigadores pretenden darle un futuro a la momia guanche más conocida del mundo. Gracias al estudio con un TAC, y a partir del cráneo y de las investigaciones forenses, por primera vez se podrá ver cómo fue su auténtico rostro. "Verle la cara es una cosa fascinante", destaca la restauradora, quien por fin puede conocer los rasgos de la momia que ha custodiado todos estos años. El rostro, en forma de busto, se mostrará por primera vez en el documental junto a otras muchas aclaraciones acerca de esta costumbre funeraria.
Y es que, mucho se han preguntado los historiadores y arqueólogos sobre el proceso de momificación canario. ¿Es una tradición únicamente suya? ¿Se dejaron influir por otras culturas? El análisis de ADN realizado sobre las momias ha demostrado que los guanches compartían genes con el pueblo bereber, el cual ocupó en el primer milenio la Sáhara Occidental y el norte de África. Estos podrían haber entrado en contacto con la civilización egipcia, de la cual derivaría la tradición de momificar los cuerpos.
En Egipto, la salvación en la otra vida requería de la presencia física del cadáver. Isaac Asimov, quien además de divulgador científico también escribió sobre Historia, afirmaba que esta idea surgió del hecho de que "en el suelo seco de Egipto los cuerpos se descomponen lentamente, de modo que los egipcios pensaron que la prolongación de la duración de la forma física del cuerpo era algo natural e incluso deseable, y buscaron los medios necesarios para conseguirla".
Los embalsamadores tinerfeños también aprovechaban el calor del sol para deshidratar a los muertos. No obstante, el desarrollo era distinto. Mientras que en Egipto el cuerpo se exponía al sol durante 70 días, las momias canarias se exponían tan solo 15 jornadas. Asimismo, los órganos internos, los cuales se descomponen mucho antes, eran colocados en jarras de piedra -vasos canopos- en el Antiguo Egipto. Las momias canarias, en cambio, eran sometidas a un proceso que impedía la putrefacción, por lo que las momias guanches aún tienen sus pulmones, riñones y su corazón en el interior.
Para evitar su descomposición, los cuerpos eran manipulados con manteca de ganado, sangre, piedras volcánicas y demás elementos y se introducían pequeñas rocas características del Teide por el ano y la boca. Después, los envolvían en fardos de pieles de cabra. En este sentido, los expertos lo tienen claro: "Es mucho mejor la momificación guanche que la momificación egipcia".
Pese al paso de los siglos, los expolios y las dificultades para acceder a algunos cuerpos que salieron ilegalmente del país, desde 2015 se ha podido llevar a cabo la mayor investigación en relación con la cultura guanche de la historia. Haciendo hincapié en la momia del Museo Arqueológico, pero deteniéndose en otros cuerpos momificados y cráneos de aborígenes canarios, Las momias guanches destaca por su ambicioso proyecto de dar a conocer elementos de nuestro país que muchas veces olvidamos.
En 1496, tras la conquista castellana, se abandonó la costumbre de momificación. Es decir, la momia guanche más joven ronda los 600 años. Ahora solo cabe recuperar todos los cuerpos para conocer un pasado desconocido que aún tiene mucho que ofrecer.