La búsqueda de los restos del dramaturgo Pedro Calderón de la Barca ha comenzado este jueves mediante la tecnología del georradar en una iglesia de Madrid en la que estarían inhumados, según aseguró un sacerdote en su lecho de muerte. La parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, en la calle de San Bernardo, es la última ubicación conocida de los restos mortales del autor de La vida es sueño y también el lugar donde un equipo de investigadores espera reencontrarse con la tumba del dramaturgo.
En las próximas semanas, los expertos explorarán con un georradar cada recoveco de este templo perteneciente a la Congregación de San Pedro, a la que el propio Calderón de la Barca perteneció en vida y a la que estuvo fuertemente vinculado, hasta el punto de nombrarla, en su testamento, como heredera universal. Fue en virtud de esta condición que la Congregación reclamó para sí los restos del escritor a finales del siglo XIX, y así aterrizaron, en 1902, en la capilla luego convertida en parroquia de Nuestra Señora de los Dolores.
En la Guerra Civil desaparecieron, y es ahí donde se abre el paréntesis de incertidumbre que ahora pretenden cerrar los investigadores mediante el georradar, (del inglés Ground Penetrating Radar -GPR-), una tecnología no invasiva que permite detectar y localizar restos enterrados mediante señales de radiofrecuencia.
Pablo Sánchez Garrido, profesor en el CEU San Pablo y director del proyecto de búsqueda, ha explicado a Efe que se trata de una iniciativa "interdisciplinar y multidisciplinar" en la que participan expertos de todo tipo, desde genetistas, arqueólogos o historiadores.
De dedo de Calderón
El mando sobre ese georradar estará a cargo del experto Luis Avial, que se ha sumado al equipo por su dilatada experiencia, ya que participó en la búsqueda de los restos de la joven Marta del Castillo y hace cuatro años en la de los restos del escritor Miguel de Cervantes, hallados en la iglesia de las Trinitarias de Madrid. También en la infructuosa de los restos del poeta Federico García Lorca.
Durante el proceso, se van a rastrear "todos los perímetros de la iglesia, horizontales, suelo, subsuelo aparte de la iglesia", además de "los edificios anexos, por ejemplo, el hospital de ancianos o la congregación de San Pedro para despejar cualquier incógnita o cualquier hipótesis", ha señalado el director del proyecto.
En caso de que apareciesen restos durante la búsqueda, habría que cotejarlos genéticamente, "para lo cual hay identificado un dedo de Calderón de la Barca en un teatro de Barcelona" que fue restaurado intentando respetar el posible contenido genético "en vista de que pudieran aparecer los restos y que pudiera hacerse este cotejo genético", ha explicado Sánchez.
Sobre el tiempo que puede conllevar el proceso de identificación de los restos, Sánchez ha estimado que uno o dos meses, ya que dependería del estado de los mismos así como del trabajo de la genetista. Además, pretenden "hacer un segundo contraste genético para que no haya ninguna duda, de otro genetista externo que también participó en la búsqueda de Cervantes".
La odisea de los restos
Mari Ángeles Varela, investigadora del proyecto y profesora de literatura del CEU San Pablo, ha explicado a Efe que el dramaturgo estuvo enterrado durante 160 años en la parroquia del Salvador, en la calle Mayor, "pero esa iglesia se vino abajo".
En 1902, según relata Varela, los restos se llevaron a la nueva sede de la congregación de San Pedro, heredera de Calderón de la Barca y actualmente ubicada en la iglesia Nuestra Señora de los Dolores, que fue asaltada por los milicianos en 1936 "y se quemó durante dos días", por lo que no se descartó la hipótesis de que los restos del dramaturgo desaparecieran en la Guerra Civil.
Sin embargo, los investigadores parten de la hipótesis de que en 1964 un sacerdote congregante de la iglesia reveló, en su lecho de muerte, que los restos de Calderón no habían desaparecido, "sino que se habían colocado para resguardarlos mejor en un muro de la iglesia" de Nuestra Señora de los Dolores.
Para trabajar sobre esta hipótesis, cuenta Varela, "ha sido absolutamente fundamental archivos de protocolo, pero también la hemeroteca". El investigador ha añadido que en caso de que se encuentren los restos de Calderón, se dejarían en el mismo sitio en que se encontraron. "Simplemente se trataría de identificar y poner una placa donde dijera, 'Aquí siguen estando los restos de Calderón, no han desaparecido'", ha señalado.