Las autoridades egipcias han anunciado este fin de semana un nuevo y asombroso descubrimiento en la necrópolis de Saqqara, situada a a unos 50 kilómetros al sur de El Cairo y que se ha convertido en el epicentro de la egiptología. Una misión conjunta del Consejo Superior de Antigüedades y el famoso arqueólogo Zahi Hawass ha identificado los restos de un templo de una reina y de numerosas piezas arqueológicas, incluidos sarcófagos de hace 3.000 años, que arrojan luz sobre la adoración del rey Teti durante el Imperio Nuevo (1.550 a.C. - 1.069 a.C.) del Antiguo Egipto.
Los hallazgos, registrados precisamente cerca de la pirámide de Teti, "reescribirán la historia de esta zona, especialmente durante las dinastías XVIII y XIX del Imperio Nuevo", tiempo durante el cual se produjo el culto del citado faraón, ha informado el Ministerio de Turismo y Antigüedades en un comunicado.
Hawass ha desvelado que la misión egipcia ha encontrado el templo funerario de la reina Naraat, esposa de Teti, el primer faraón de la Dinastía VI, además de tres almacenes de adobe en el lado sureste del mismo, donde se depositaban ofrendas y herramientas que se utilizaban en el culto a esta reina.
Los investigadores también han excavado 52 pozos, con profundidades de entre 10 y 12 metros, en el interior de los cuales estaban escondidos más de 50 ataúdes de madera del Imperio Nuevo, que son los primeros de 3.000 años de antigüedad que se encuentran en Saqqara, un sitio Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Los ataúdes tienen forma humana y en su superficie hay representadas escenas de los dioses que fueron adorados en ese período, además de pasajes del Libro de los Muertos que ayudan a los difuntos a realizar el viaje al otro mundo, según las creencias de los antiguos egipcios.
En los pozos también había un gran número de artefactos -estatuas de deidades como Osiris y Ptah-Soker-Osiris- y estatuas en forma de deidades, y lo que la misión calificó de "descubrimiento único": un papiro de cuatro metros de largo y un metro de ancho con el capítulo 7 del Libro de los Muertos. Asimismo, han sido desenterradas una gran cantidad de cerámicas del Imperio Nuevo, incluidas algunas que prueban la existencia de relaciones comerciales entre Egipto y Creta.
Según Hawass, estos últimos descubrimientos "confirman que el área arqueológica de Saqqara no se usó como necrópolis sólo en la era tardía, sino también en el Imperio Nuevo" y, además, demuestran "la existencia de muchos talleres de ataúdes, que eran comprados por los residentes, y de momificación".