El futuro del castro de Chao Samartín, un ejemplo único de la protohistoria del noroeste peninsular ubicado en Grandas de Salime (Asturias), sigue inmerso en una guerra entre política y ciencia. El motivo del conflicto son unas obras "de consolidación" en el yacimiento, ocupado desde la Edad del Hierro hasta el siglo II d.C., licitadas por el Ayuntamiento local y aprobadas por el Consejo de Patrimonio Cultural regional. Los expertos denuncian que la acción, lejos de contribuir a la mejor conservación del sitio, tendría graves consecuencias sobre los extraordinarios vestigios.
El Comité Nacional Español de ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios), un organismo asociado a la UNESCO, acaba de elaborar un nuevo informe en el que se reclama "de forma encarecida" la retirada del proyecto al incurrir en "cuestiones inaceptables desde el punto de vista conceptual y metodológico en la praxis arqueológica". Es el segundo que emite en el periodo un año alertando de que la intervención patrimonial alcanza "extremos inasumibles".
Las obras de emergencia se aprobaron en 2016, pero ya desde sus primeros pasos se han enfrentado a la oposición de las asociaciones patrimoniales. El proyecto se modificó ligeramente a mediados de 2018 y luego se introdujeron unas mejoras en forma de apéndice basadas en un informe del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE). Este verano, un centenar de catedráticos y expertos en prehistoria e historia antigua, arqueología, paleografía, restauración o conservación de universidades españolas e internacionales salió en tromba a apoyar las exigencias de ICOMOS con un manifiesto.
A principios del pasado mes de diciembre, el Ayuntamiento de Grandas de Salime resolvió adjudicar las polémicas obras a la compañía Cyrepsa Arquitectónico por 605.782,75€, una rebaja del 18,17% del presupuesto inicial (704.294,20€). Un escueto comunicado emitido unos días después por el Ministerio de Cultura anunciaba un "acuerdo" con la Consejería de Cultura, Política Lingüística y Turismo del Principado de Asturias para "garantizar que las intervenciones previstas en este castro respeten los criterios de conservación y restauración que establece la legislación española". Pero en esa nota no se detallaban las modificaciones establecidas.
El informe de ICOMOS-España, firmado por su presidenta el pasado 21 de enero, viene a reiterar sus advertencias previas a pesar de los movimientos de las administraciones. Las cuestiones más polémicas tienen que ver con la reconstrucción de unos muros inclinados por un terremoto registrado en el siglo II d.C. que provocó el abandono del castro —los arqueólogos defienden que esta anomalía es un elemento fundamental para comprender e interpretar el sitio y hay que conservarlos tal y como fueron descubiertos—, una pasarela que iría por encima del yacimiento y pondría en riesgo las estructuras o el empleo de materiales como hormigón y armaduras de acero. Está previsto que los trabajos en el yacimiento comiencen a mediados de febrero.
Ángel Villa, arqueólogo y director entre 1995 y 2014 de las investigaciones en el castro, es uno de los expertos que se ha manifestado en contra del proyecto: "En noviembre de 2018 y mayo 2019, expusimos nuestra opinión ante el Ministerio de Cultura y la Consejería de Cultura en un documento en el que se incluían los informes de relevantes especialistas en el campo de la conservación de bienes arqueológicos. A pesar de los requerimientos del Defensor del Pueblo, seguimos hoy sin respuesta de ninguno de ellos. Lo que conocemos se debe a las interpelaciones de los grupos parlamentarios en la Junta General del Principado de Asturias y los pliegos de prescripciones técnicas empleados en la licitación. Con las obras a punto de empezar, las cosas no han cambiado esencialmente", explica.
"Se trata de un proyecto de intervención arquitectónica que desatiende en su elaboración el significado histórico del sujeto sobre el que actúa, ignora principios elementales en la conservación arqueológica y en el que la incertidumbre domina la mayor parte de las actuaciones supuestamente correctoras que, en todo caso, ignoran el impacto sobre aquellos valores que hacen de las ruinas del Chao Samartín un conjunto excepcional en el patrimonio arqueológico de Asturias", añade el investigador. "Son estos aspectos en los que coincidimos plenamente con las recomendaciones expresadas por ICOMOS España, en dos ocasiones, y por el Comité Internacional de Itinerarios Culturales ICOMOS CIIC. Documentos respaldados por destacadísimas figuras del mundo académico y profesional".
Subvención comprometida
El proyecto del Ayuntamiento de Grandas de Salime cuenta con una subvención del Ministerio de Fomento de 439.000€, concedida dentro de su programa de financiación de obras relacionadas con el patrimonio —también conocido como 1,5% cultural—. Esta ayuda fue ratificada el 11 de noviembre de 2019 con la precisión de que no podrían efectuarse cambios en las actuaciones. Según el informe de ICOMOS, este es el quid de la cuestión: el consistorio y el Principado están dispuestos a supeditar "la integridad y autenticidad del yacimiento a la no pérdida de la subvención". El castro de Chao Samartín está protegido como Bien de Interés Cultural en categoría de zona arqueológica desde 2014.
"Este CNE hace un llamamiento a que se encuentre una solución político-técnico-administrativa que permita renovar o solicitar de nuevo esta ayuda. Pero, en ningún caso, la oportunidad de una subvención, ya concedida o en trámite, puede poner en riesgo los valores de un bien cultural o, con igual grado de importancia, establecer métodos administrativos para el desarrollo de proyectos que son contrarios a la claridad y práctica debidamente ensayadas en materia de intervención arqueológica seria y fundamentada", advierten desde ICOMOS.
Chao Samartín es un excepcional ejemplo de la cultura castrexa en Asturias a principios del I milenio a.C., con el único depósito humano documentado en esos ambientes. Entre sus murallas de módulos se han documentado talleres de orfebrería, donde los artesanos locales forjaban las joyas de metales preciosos; y saunas castreñas, una suerte de precedente de las termas romanas y que vienen a confirmar que estos edificios son una creación vernácula de los pueblos del noroeste peninsular.
El yacimiento ha sido clave también para conocer el proceso de implantación romana durante los primeros siglos de la nueva era, cuando adquirió rango de centro administrativo comarcal, aportando pistas esenciales sobre la presencia efectiva del ejército —por primera vez dentro de un castro indígena se demostró el asentamiento de militares— y la vigilancia y administración de los yacimientos y explotaciones de metales preciosos, especialmente de oro. En su interior también se ha hallado una domus nobiliaria con lujosos frescos que convierten a Chao Samartín en un enclave único.