La ardua conquista de Britania por parte del Imperio romano fue encabezada por los siempre temidos legionarios, unidades militares de unos 5.000 hombres, que se adentraron en la isla en tiempos del emperador Claudio. Entre las incursiones, una de las unidades, conocida como la Legión IX Hispana, llegó a enfrentarse a la reina de los icenos Boudica en el año 61 d.C., intentando romper el cerco de Londinium (Londres). Después, la valerosa legión desapareció sin dejar rastro alguno.
Para encontrar el origen de este ejército romano, se debe remontar en el tiempo hasta el siglo I a.C., cuando combatieron para Julio César. Su símbolo es desconocido, aunque los historiadores piensan que podría tratarse de un toro, al igual que las demás legiones consulares creadas por César.
La unitad militar estuvo presente en la campaña de las Galias, en África y en la batalla de Nauloco. Tras sus grandes hazañas en la la Hispania Tarraconensis bajo el mandato de Octavio Augusto, fueron enviados a luchar contra las tribus germánicas en la frontera del Rin.
Era de esperar que la Legión IX participara en la inminente invasión de Britania. En el año 71 se encontraban cerca de la actual ciudad de York, al norte de la actual Inglaterra, en una fortaleza de piedra. Allí pasarían alrededor de cuatro décadas hasta que, misteriosamente, desapareció del registro histórico en el año 108.
Sobre este acontecimiento que los expertos no han sabido explicar se han publicado numerosos libros e incluso películas. La última, una producción dirigida por Kevin Macdonald titulada La Legión del Águila, en la que un legionario romano y su esclavo celta emprenden la búsqueda de la Legión Novena. Ahora, el arqueólogo e historiador Simon Elliott publica este mes de febrero Roman Britain's Missing Legion: What Really Happened to IX Hispana?, libro en el que relata las hipótesis acerca del final de esta histórica legión.
Distintas teorías
Cuando Adriano llegó al poder en el año 117, en la actual Gran Bretaña, lejos de Roma, se encontraban en una crisis que recordaba a la época en la que Boudica se había enfrentado al Imperio con la ayuda de distintas tribus de la isla. El Imperio no se veía capacitado para frenar a estos pueblos que atacaban cada posición y guarnición romana que encontraban a su paso.
"La teoría más popular es que la legión fue enviada a luchar contra los caledonios en Escocia y fue aniquilada allí", explica el autor en el libro. El historiador y político Tácito escribió que durante las campañas de los años 82 y 83 la Legión IX había sobrevivido a duras penas a una masacre en Escocia, por lo que el conflicto al norte de Britania pudo haber terminado con ellos en una contienda posterior.
Su posible extinción al norte podría explicar la necesidad de construir un muro a la altura de la actual ciudad inglesa de Newcastle. El Muro de Adriano, hecho de piedra caliza en su parte este y acompañado de fosos defensivos, tanto al sur como al norte, fue edificado por los 15.000 soldados de tres legiones destinadas en Britania. La muerte de la histórica Legión Hispana podría haber sido uno de los motivos de esta edificación que pretendía defender las tierras romanas del sur.
Rebelión en el sur
Sin embargo, las nuevas excavaciones indican que el final de esta unidad pudo haberse dado al sur de Inglaterra, y no precisamente por luchar contra las tribus que debilitaban el Imperio romano. "¿Y si la IX Hispana participó en una rebelión que condujo a su castigo, disolución y damnatio memoriae (borrado oficial de los registros)?", se pregunta el escritor.
Hacia el año 125, estalló una rebelión en los alrededores del Londres romano. Hasta 2017 se pensaba que aquel alzamiento había sido perpetrado por autóctonos, y que la unidad militar había acudido a terminar con los disturbios. Sin embargo, los análisis de ADN de los cráneos hallados en el río Walbrook y sus afluentes determinan que algunos de los protagonistas de aquel ataque provenían de distintas zonas europeas bajo dominio romano. Por lo tanto, o bien habrían sido los bárbaros germanos quienes habían iniciado la rebelión, o bien los propios soldados de la Legión habrían traicionado al Imperio.
El escritor considera que la Legión IX habría abandonado su posición estratégica en York para participar en la rebelión. Las legiones romanas, a lo largo de su historia, no se caracterizaban por su lealtad precisamente. Esta misma unidad, un siglo atrás, ya se había amotinado en una campaña cerca del río Danubio debido a las malas condiciones a las que eran sometidos los soldados.
Regreso a Europa
Hay quienes objetan que la desaparecida Legión IX traicionó a su Imperio. El arqueólogo Sheppard Frere siempre defendió que tras su misión en Britania, regresaron a Europa para continuar su servicio. Existen evidencias, aunque vagas y ambiguas, de que la histórica unidad militar pudo haber estado estacionada en el delta del río Rhin entre los años 104 y 120, por lo que no habrían participado en el levantamiento de Londinium.
Dentro de este punto de vista también se encuentran quienes apuntan que la Legión Hispana se dirigió hacia el este para intentar sofocar otras rebeliones que tuvieron lugar en el extremo oriental del Imperio romano.
Los secretos, al menos por ahora, siguen sin desvelarse. Se sabe que para el año 162 d.C. la Legión IX Hispana ya no existía, puesto que la unidad no aparece en una inscripción de dicha fecha que reúne todas las legiones del Imperio romano. Simon Elliott considera que lo más probable es que murieran en una emboscada al norte de Inglaterra a principios del siglo II, pero el misterio sigue intacto y el recorrido de la Legión IX que se hizo fuerte en Hispania pudo continuar hasta final de siglo.