Uno de los emblemáticos bicornios del emperador Napoleón, que según Sotheby's le acompañó en su campaña triunfal de 1807, ha sido adjudicado en París por 1,22 millones de euros (1,4 millones de dólares), según anunció este miércoles la casa de subastas británica.
Según el comunicado, Napoleón llevó ese sombrero de dos picos cuando se firmó el Tratado de Tilsit en 1807, "que dividió Europa en varias zonas de influencia francesa y rusa", y también lo usaba en batalla. Con sus puntas paralelas a su espalda, ese sombrero hacía que fuera "inmediatamente reconocible, hasta el punto de convertirse posteriormente en indisociable a su imagen", añadió la nota.
El bicornio estaba estimado en entre 500.000 y 700.000 euros (entre unos 586.000 y 821.000 dólares). El resultado alcanzado, según el director del departamento de Orfebrería de Sotheby's, Thierry de Lachaise, "confirma que la fascinación del público por el destino fulgurante de Napoleón Bonaparte no desfallece".
Otros bicornios están en manos de coleccionistas privados y conservados en colecciones de diferentes museos internacionales. Este fue comprado en 1814 por el político escocés Michael Shaw Stewart y transmitido después de generación en generación.
El armisticio
El Tratado de Tilsit supuso un nuevo triunfo bélico de los ejércitos napoleónicos y la disolución de la Cuarta Coalición, la alianza internacional que se oponía a Francia. Fue el resultado de la decisiva victoria gala en la batalla de Friedland, según Andrew Roberts, biógrafo del corso, la más impresionante de Napoleón después de Austerlitz y Ulm.
La de Tilsit, en palabras del historiador británico, fue "una de las cumbres más importantes de la historia". Sobre todo la reunión del jueves 25 de junio, en la que el emperador francés encandiló al zar Alejandro I, con quien mantendría una gran relación hasta que la campaña de invasión de Rusia.
Los términos de este tratado fueron indulgentes con Rusia -la única pérdida territorial de Rusia fue la de las islas Jónicas- y muy severos con Prusia, que sufrió los mayores castigos. Sin embargo, Napoleón se arrepentiría años más tarde de que una decisión concreta que no tomó entonces: "Donde cometí el error más fatal fue en Tilsit. Debería haber destronado al rey de Prusia [Federico Guillermo]".
Pero esa cuestión no disminuyó la dimensión de una gran victoria. "Sí, fui feliz cuando me convertí en primer cónsul, feliz cuando me casé y feliz cuando nación el Rey de Roma", dijo refiriéndose a su hijo. "Pero entonces no me sentí totalmente confiado en la seguridad de mi posición. Puede que fuese más feliz en Tilsit. Acababa de superar muchas vicisitudes, muchas angustias, como Eylau; y me vi victorioso, dictando leyes y con emperadores y reyes rindiéndome pleitesía".