El denario fue por excelencia la unidad de plata romana y una de las monedas de mayor trascendencia de la historia. Buena muestra de ello lo otorga el origen de la palabra dinero, que deriva del latín denarius. Estas acuñaciones, que tenían un valor de diez ases de bronce, como indica su propio nombre, se crearon durante la Segunda Guerra Púnica para financiar a las legiones. Las primeras piezas frecuentaron un mismo diseño, una cabeza de la diosa Roma con casco en el anverso y, o bien una imagen de los gemelos divinos Cástor y Pólux (los Dioscuros) a caballo, o bien la de una figura divina en una carroza, en el reverso.
El primer romano vivo que apareció en un denario fue el siete veces cónsul Cayo Mario, a finales del siglo II a.C. También infringieron el tabú de no representar a personas del presente los acuñadores de Julio César, que en el año 44 a.C., en plena guerra civil contra Pompeyo, lo representaron como dictador perpetuo. La moneda de plata, un producto de lujo cuya acuñación ordinaria se inció en el siglo VII a.C. en Anatolia, constituye una de las principales fuentes históricas para conocer el desarrollo de la Antigua Roma.
Sin embargo, la procedencia de la plata utilizada para producir estas piezas, es decir, la ubicación de las minas, es una tarea que está resultando ardua para los investigadores. Se sabe que la Península Ibérica, hasta el siglo II d.C., fue la mayor fuente argentífera tanto para la Antigua Roma como para Cartago, la otra gran potencia Mediterránea de la época. Estrabón, de hecho, aseguraba que en "ninguna otra parte del mundo se ha encontrado hasta hoy ni oro, ni plata, ni cobre, ni hierro en tal cantidad y calidad" como en Iberia. Pero resulta más difícil determinar los depósitos exactos de los que se extrajo el mineral con el que se obtiene este elemento químico.
A esa incógnita pretende responder un nuevo estudio publicado en la revista Geology en el que se evalúan las fuentes de plata de las diferentes provincias mineras de Hispania para determinar las ubicaciones de las que se pudo haber extraído la plata para acuñar denarii. Los depósitos analizados se encuentran sobre todo en la zona meridional peninsular, como las Cordilleras Béticas o el sur de Portugal, pero también en el Sistema Central, la Cordillera Litoral catalana o la Cuenca Vasco-Cantábrica.
Dos calidades
Esos yacimientos contienen galena, que es el principal mineral del plomo y del que se obtiene la plata tras ser fundido y purificado —la plata para la acuñación de monedas puede alcanzar una pureza superior al 95%—. Para descubrir las fuentes originales del material de los denarios, el equipo de investigadores de la universidad francesa y la Sociedad Española de Historia de la Arqueología analizó las composiciones de plata y plomo de un total de 47 muestras de galena obtenidas de los depósitos peninsulares para comparar los resultados con las firmas químicas de las piezas romanas, datadas principalmente entre los siglos III y II a.C., con algunas excepciones de principios del I a.C.
Los estudios químicos en el laboratorio desvelaron dos tipos claramente diferenciados: una galena pobre en plata que habría sido explotada para obtener plomo y de menor importancia económica, y otra rica en plata que probablemente fue una fuente para los denarios romanos. Estos niveles de composición solo se identificaron en seis muestras minerales procedentes de la Cordillera Penibética, el distrito minero Linares-La Carolina, el del Valle de La Alcudia-Los Pedroches, la zona de Ossa-Morena y el sur de Portugal.
En resumen y según estos resultados, los depósitos del sur de la Península Ibérica se ajustan mejor a los patrones argentíferos de las monedas romanas. Los investigadores consideran que en estos yacimientos se extrajeron los minerales con los que Roma reflejó su poder económico. "El control de las fuentes de plata era un tema de gran importancia geopolítica y la identificación de estas minas puede ayudar a los arqueólogos a reconstruir los flujos antiguos de metales preciosos y responder a importantes preguntas históricas", explica Jean Milot, investigador de la Universidad de Lyon y autor principal del artículo científico.
No obstante, los científicos dejan la puerta abierta a futuras investigaciones sobre la materia: "Este trabajo debe extenderse a la región rica en plata en la que se inventó la acuñación en los siglos VII-VI a.C., Grecia y Asia Menor (la Turquía actual). El método que describimos aquí nos permitirá conocer las zonas de mineral perdidas que suministraron plata a los imperios del Mediterráneo oriental desde la Edad del Bronce hasta el colapso de los reinos helenísticos".