Un apellido difícil de pronunciar y más aún de encontrar en las librerías de Madrid. El día que se le concedió el Nobel de Literatura a la periodista de investigación y novelista Svetlana Alexievich, sólo cuatro de las diez librerías visitadas tenían su libro Voces de Chernóbil. Entrada la tarde ya no quedaba ninguno. No volverá a sus estanterías, ni a las de todas las librerías que ahora lo quieren, hasta la siguiente semana. Aun así, “al tratarse de un tema denso y que no suele gustar al lector, no se le augura mucho éxito a la crónica de la escritora bielorrusa”, cuenta Jesús Casals, director de Contenidos de la librería La Central.
Para la industria del libro, Alexievich “en comparación con Patrick Modiano es un lastre como autor pues no hará crecer las ventas”. Con Modiano, que tenía muchas más obras traducidas al español, los libreros podían recomendar más y las ventas subieron. “El Nobel le dará prestigio, pero no venderá mucho. Como periodista es brillante, pero es una autora que no tendrá mucho interés. Nuestros lectores leen por distracción”, explica Jesús Casals. Además, el tema de Voces de Chernóbil no es bueno para afrontar las ventas de Navidad.
Una desconocida hasta en las tiendas
“Es como un Nobel virtual, será muy difícil que nos lleguen sus libros”, subraya Casals, “como libreros no lo vamos a poder recomendar y tampoco aspiramos a vender mucho”. El problema para las librerías es que se trata de una crónica que toca un tema desagradable, duro de leer. No es equiparable a las novelas llevaderas de ganadores de otros años como Modiano o Mario Vargas Llosa.
En Tipos Infames les pasa lo mismo: echan de menos el éxito que tuvo Modiano, uno de los autores preferidos de la librería. Gonzalo Queipo, uno de sus socios, dice que el año pasado, cuando les dieron el nombre del ganador, se alegraron. Les venía bien, habían leído todos los libros traducidos de Modiano y podían recomendarlo a sus clientes. Pero ahora no. La ganadora es una desconocida para ellos, aunque tenían dos ejemplares que vendieron a primera hora, justo después del aviso del comité del Nobel. “Cuando dijeron el nombre, la distribuidora nos envió un e-mail. Es una autora desconocida y eso puede ir a favor y en contra. Porque el atractivo de lo desconocido puede funcionar”. El problema es que sólo tendrán un título que ofrecer, no es lo mismo que recomendar cuatro o cinco libros como hicieron con Modiano, a quien conocían en profundidad.
El premio es bueno porque descubre a una autora, pero va a ser difícil de vender, aseguran en La Buena Vida
La librería más antigua de España, La Casa del Libro, nunca vendió ningún ejemplar de la escritora. “Esta mañana preparamos otros candidatos. Teníamos a Javier Marías, pero no habíamos escuchado antes el nombre de esta autora”, cuenta Raúl Iglesias, encargado de los libros de ensayo de La Casa del Libro. Voces de Chernóbil estaba registrado en su sección, formaba parte de los títulos de historia y sociología. Aunque muchos de los de la autora estaban descatalogados.
Para las librerías pequeñas será incluso más difícil de vender el nombre de la premiada. “El Nobel es bueno porque descubre a una autora, pero no nos ayudará en ventas”, detalla David García, de la librería La Buena Vida. Cuando escuchó el nombre de la escritora lo primero que hizo fue buscarlo en la red. Su librería ha tenido sólo un ejemplar de la ahora ganadora del Nobel. Según explica, al tratarse de una autora desconocida para el público del Mediterráneo será un libro difícil de vender. Así que lo pedirá casi por obligación de tener al premiado de 2015.
Algunas librerías pequeñas ni lo encargarán: tiene poco sentido entrar con Amazon en la batalla de las ventas de un Nobel
En la Librería Cervantes pedirán sólo cuatro ejemplares, en Traficantes de Sueños, otro pequeño establecimiento, ni siquiera lo encargarán, pues saben que al tener poco poder en las ventas las editoriales no les enviarán. Igual en Arrebato, una librería de segunda mano que se limitará a recibir el ejemplar que libremente se les envíe. Pues saben que ante los gigantes como Amazon tiene poco sentido entrar en la batalla de las ventas de un Nobel, que encima venderá poco.
“La gente vendrá pidiendo el libro de esta mujer. Como lo hacen cuando alguien famoso muere”, dice Enrique Sanz, librero de La Fugitiva. Aún no ha solicitado ningún libro de la autora, él tampoco confía en las ventas del famoso galardón.
En Antonio Machado los compraron todos
El último ejemplar disponible de Voces de Chernóbil estaba en la sede de Antonio Machado. En la cuarta sala de estanterias hasta el techo. “No conocía a la autora, tenemos un ejemplar porque Debolsillo lo sacó en su colección y los compramos todos”, cuenta Marta Velasco, dependienta de la tienda. Marta había hecho quinielas con sus compañeros, nadie dijo el nombre de Svetlana Alexievich, aunque ella esperaba que ganara un autor desconocido.
Según dice, los premiados se alternan: si un año sale un autor famoso, al siguiente viene uno desconocido. “La gente, cuando sale un Nobel, espera narrativa. Ella escribe ensayos, cuenta cómo vivió en su país y escribe sobre cosas que no atraerán mucho”, asegura Marta. Modiano, en cambio, sigue al lado de la puerta de entrada, lugar que ocupará por unos días la docena de libros que pedirá la librería.