“Sólo las reformas en profundidad evitarán la quiebra de la democracia”
El director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, se junta con periodistas de distinta generación para analizar qué queda del franquismo.
15 diciembre, 2015 03:19"Fue una losa que pesó sobre varias generaciones de españoles. Parecía que el franquismo no se acabaría nunca y lo que se ha convertido en interminable es el postfranquismo”. Es el balance de estos cuarenta años sin Franco que hizo Pedro J. Ramírez, director de EL ESPAÑOL, en el acto de presentación de la reedición del libro El año que murió Franco (La esfera de los libros), que el periodista publicó hace treinta años. En el Ateneo de Madrid explicó que mientras escribía la obra pensaba que ni los atentados contra el dictador ni la cruel represión de éste sirvieron para nada. Hoy, cree, además, que “sólo las reformas en profundidad podrán garantizar la continuidad del sistema democrático”. “El hartazgo de la población es insoportable”, explicó para aclarar que las reformas son imprescindibles para evitar la quiebra del sistema.
Por eso preguntó a sus acompañantes, compañeras y amigas en el coloquio qué ha quedado de aquella España en la nueva. Ana Romero, periodista de EL ESPAÑOL, recordó cómo se enteró de la muerte de Franco, a los nueve años, mientras escuchaba la radio en su pueblo. “Yo me convertí en adulta en la democracia. Mi generación tiene vestigios del franquismo cultural: hemos heredado el machismo, aunque la madurez social del país ha arraigado la democracia”. En la casa de los padres de la periodista recibía un lema: Artículo 1, el jefe siempre tiene la razón; Artículo 2, si no la tiene se aplica el artículo uno. Romero asegura que el caudillaje pervive en la sociedad española.
Pedro J. Ramírez valoró el tránsito de un régimen a otro gracias a la “ingeniería política” que se empleó. Pero qué ha quedado de todo aquello, cómo ha crecido ese país que transitó de la dictadura a la democracia. María Ramírez, subdirectora de El ESPAÑOL, nació el año de las primeras elecciones libres de este país y reconoce que a pesar de no haber vivido la parte mala de sus generaciones precedentes, la democracia española actual tiene mucho camino por delante comparada con los países que la rodean.
“Estoy escandalizada con los acontecimientos de la embajada española de Kabul el pasado viernes. Hay prácticas políticas en el extranjero que en España no se ven”. Eso pasa, añade, por una ciudadanía mucho más activa que la actual, porque “debemos acostumbrarnos a pedir más cuentas al poder”. Además, celebra que los nuevos líderes políticos, como Albert Rivera y Pablo Iglesias, hayan nacido en plena democracia.
A María Ramírez le impresionó la historia de Luisa Sánchez-Bravo, la hija del último fusilado por Franco, una de las protagonistas del libro de Pedro J. a la que María siguió la pista tres décadas más tarde, para saber qué había sido de ella. Se encontró con una persona que había roto con su pasado. “Si hay un símbolo del franquismo en nuestros días es ella, la hija póstuma de uno de los asesinados. También tenemos derecho a la desmemoria histórica”, dijo el director de este periódico para subrayar el hecho de que hay personas que no quieren recordar. “Yo creo que el paso del tiempo está haciendo de España una sociedad cada vez más normal. No existe el problema de España, aunque España tiene problemas”.
Julia Tena es la periodista más joven de la mesa del coloquio. Nació en 1992 y reconoce que para su generación Franco es una figura que no se estudió en la escuela. Sin embargo, esto contrasta con su experiencia en el Reino Unido, donde los niños ingleses “estudian la historia de su país”. “Es una pena que sepamos tan poco”. Además, a Julia le llama la atención la falta de conciencia democrática de la sociedad actual: “No pedimos tanto como piden en el Reino Unido. No reclamamos, no nos enfadamos tanto como debiéramos por los escándalos de corrupción”.
Desde el público preguntan al autor del libro si la Transición se ha terminado y el periodista recordó la noche de la primera mayoría del PP en unas Elecciones Generales, victoria de Aznar. “Esa noche me dijo que se había acabado la Guerra Civil como argumento político. A lo mejor él era demasiado optimista, porque de manera recurrente vivimos en el periodo de la memoria histórica”, dijo. También recordó las palabras de Santiago Carrillo sobre la caducidad del rey Juan Carlos, “sólo durará unos meses”, y en realidad su reinado no lo fulminó su relación con Franco, sino “su relación con una señorita rubia y un elefante en Botsuana”.
A Pedro J. Ramírez la muerte de Franco le pilló haciendo la mili, en el batallón de tropas. Ya por entonces trabajaba en el ABC. Entre aquella España y la de hoy, recuerda, hay una reforma política que facilitó la ruptura con la España antigua. Curiosamente, “sólo dos personas se han mantenido en ambas Españas: Isabel Preysler y Manuela Carmena”.