El producto cultural de la memoria histórica ha encontrado un nuevo filón: viñetas e ilustraciones. Hace meses Alfaguara publicó la controvertida obra de Arturo Pérez-Reverte, ilustrada por Fernando Vicente, ahora, aparece una novela gráfica dibujada por José Pablo García a partir de las investigaciones de Paul Preston, el hispanista de mayor prestigio internacional. Publica Debate, marca compañera de Alfaguara en Penguin Random House. Ambos sellos venden sus obras como acercamiento de la historia de España más reciente “a los jóvenes lectores”.
Paul Preston siempre ha tratado de equilibrar los adjetivos y las matanzas: nunca ha evitado definir la represión contra la República cercana al holocausto, ni olvidado las matanzas de la otra parte. En la batalla de la historiografía, donde los historiadores de un bando silencian a los del otro, Preston aparece como la voz del consenso que no falta al rigor. Quizá por ello su visión de los políticos republicanos durante la guerra sea tan poco amable. Ni Azaña, ni el general Rojo, Preston sólo salva a Negrín, al que perdona por no hablar mal de los demás.
Como explica José Pablo García, citando a Paul Preston, no se ha acabado de hacer justicia con las víctimas y sus familias
El nuevo título mantiene intacto el rigor del historiador, a lo largo de las casi 250 páginas de tebeo. Por eso es una historia ilustrada, que se detiene en cada acontecimiento para ponerle imagen. Juan Pablo García prefiere llamarlo “ensayo gráfico”, como reconoce a este periódico. Aunque como experimento gráfico recuerda mucho a fórmulas ensayadas hace años, por ejemplo, Tina Modotti. Una mujer del siglo XX, de Ángel de la Calle.
Como el propio dibujante explica, su intervención como guionista se ha limitado a “adaptar casi literalmente el ensayo de Preston a las viñetas, intentando captar el tono de su obra”. Asegura que no se ha tomado “ninguna libertad interpretativa” al trabajar con las investigaciones del historiador. No ha abreviado hasta los huesos el relato de la contienda, ni siquiera en los precedentes.
Mi adaptación de Preston es claramente más densa que la de Pérez-Reverte y se sirve de la narrativa del cómic para ir encadenando acontecimientos
La aproximación es amena y eficaz, no hay tijera para lograr una lectura sin interrupciones del relato. La herramienta educativa que propone el ensayo ilustrado de Preston y García no evita la visión crítica de la gestión de nuestra memoria hoy: “Dado que la guerra acabó en fechas muy distintas dependiendo del lugar, para cuantificar el número de muertes que causó la represión en la posguerra, las cifras más fiables son las que corresponden a los que murieron a manos de quienes ejercían el control en cada zona”, leemos en boca del historiador al inicio del último capítulo del libro. Sin ambigüedades.
“El libro de Pérez-Reverte es una álbum ilustrado que puede servir como primer acercamiento a los niños. Mi adaptación de Preston es claramente más densa y se sirve de la narrativa del cómic para ir encadenando acontecimientos”, cuenta José Pablo García a EL ESPAÑOL. Sin embargo, su editorial promociona el libro como la supervisión de Preston de “la adaptación de su célebre libro para acerca la historia más reciente de España a los jóvenes lectores”. El autor insiste en que “erróneamente se sigue asociando el formato cómic al lector juvenil e infantil, como un primer paso hacia una lectura, digamos, adulta”.
“Gran parte de los acontecimientos que aparecen, algunos de ellos decisivos, son desconocidos para la mayoría de lectores más curtidos e incluso interesados por la Historia”, asegura sobre el libro que sale a la venta ahora. “Creo que es necesario que la gente conozca bien las causas que nos llevaron a la guerra, que se remontan a varias décadas atrás, no a un hecho puntual. En el libro aparecen expuestas pormenorizadamente”, dice.
En aquel libro de Pérez-Reverte leíamos este remate de la Transición: “Juan Carlos I volvió a legalizar los partidos políticos, procuró la reconciliación nacional, liquidó el régimen franquista y devolvió a España la democracia”. Como explica José Pablo García, citando a Preston, “no se ha acabado de hacer justicia con las víctimas y sus familias”. “Sigue habiendo miles de desaparecidos y sería necesario dignificarlos para un sano funcionamiento de la democracia”.