La Academia Sueca rompe el exilio en el que mantenía a las letras norteamericanas con el reconocimiento al cantautor Bob Dylan (EEUU, 1941) como Premio Nobel de Literatura 2016, cuyas canciones hurgan en el fallo que cimenta cada uno de los hogares de los EEUU. Y, por extensión, en los del resto del mundo capitalizado. No es ya la falsedad del sueño americano, sino las consecuencias de una pesadilla. Sin embargo, el premio es para un poeta, no para un novelista. Un año más, escritoras como Joyce Carol Oates o autores como Don DeLillo, Philip Roth o Charles Simic, quedan fuera del reconocimiento del galardón que se niega a reconocer la vanguardia de la narrativa estadounidense.
Las letras de Dylan muestran la cara más incómoda de ese mundo que hemos construido con fecha de caducidad, por el que irán pasando, a lo largo de más de cuatro décadas de trayectoria, un elenco monstruoso de locos, sicarios, tiburones financieros, mendigos, etc. La Secretaria General, Sara Danius, ha dicho que han reconocido de Dylan su labor por "haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana". Ha añadido: "Es un gran poeta en lengua inglesa y debe ser leído". En 2001 logró el Oscar a la Mejor canción original, por Things Have Changed, en la película Jóvenes prodigiosos. Para más ironías, Dylan fue premiado en 2007 con el Príncipe de Asturias de las Artes. Y en 2008 recibió un Pulitzer honorífico por el "profundo impacto de sus composiciones líricas de extraordinario poder poético". Un creador inclasificable.
Si miramos miles de años hacia atrás, descubrimos a Homero y a Safo. Escribieron textos poéticos hechos para ser escuchados
La institución europea destaca la canción como fórmula popular poética, el recurso que le ha dado a Dylan la posibilidad de trabajar el lenguaje hasta el límite político. Las canciones del cantautor golpean a la clase media con la conciencia de la clase trabajadora, tratando de impedir que olviden de dónde proceden. “El abuelo más grande del mundo”, como reza en el parachoques de su coche, explica que sus letras quizá procedan del “pozo sin fondo del olvido cultural”. Será el mismo lugar en el que ha colocado al Ulises de Joyce, de quien asegura que lo encuentra inútil. De Balzac dice que lo encuentra divertido y los cuentos cortos de Chejov ha sido su inspiración en alguna que otra ocasión.
"Si miramos miles de años hacia atrás, descubrimos a Homero y a Safo. Escribieron textos poéticos hechos para ser escuchados e interpretados con instrumentos. Sucede lo mismo con Bob Dylan. Puede y debe ser leído", declaró Danius minutos después del anuncio del galardón en la sede de la Academia en Estocolmo.
El hombre que canta y baila
El Holden Caulfield de Hibbing, Minnesota, es "un gran poeta en la tradición en lengua inglesa", "muy original" y que durante 54 años "ha seguido actuando y reiventándose así mismo, creando una nueva identidad", adujo en una entrevista concedida a la web de la Fundación Nobel. Danius espera que el premio no genere muchas críticas por su condición preferente de cantautor.
Robert Allen Zimmerman, además de admirar a Mickey Rourke, ha publicado más de 40 discos y ha creado algunos de los himnos más memorables del siglo XX, como The times they are a changin, Like a Rolling Stone y Blowin un the wind. La Academia sueca ha reavivado la vieja pregunta sobre Dylan: ¿es un cantautor o un poeta? ¿Hay diferencia entre uno y otro? Él mismo se la hizo en 1965, en una rueda de prensa y contestó que pensaba en él más “como un hombre que canta y baila”.