Los niños varones -ingleses- de entre 5 y 18 años de edad leen peor que las niñas. Se toman menos tiempo para procesar las palabras, son más perezosos y menos metódicos en la lectura, se saltan partes y tienen tendencia a abandonar el libro ya empezado. También eligen títulos que consideran "fáciles", lo que supone que les fatigan materiales más exigentes. Los chicos ni siquiera pueden alegar que, sencillamente, prefieran leer revistas o consumir las últimas reflexiones de sus amigos en redes sociales, porque son dos de los mayores estudios realizados en Reino Unido en cuanto a hábitos infantiles de lectura los que han retratado sus prácticas frente a la literatura de ficción y no ficción.
Keith Topping, profesor de investigación educativa y social en la Universidad de Dundee, es la cabeza pensante que hay detrás de estos dos trabajos de investigación académica: uno cuenta con la muestra de 852.295 estudiantes de 3.243 colegios -una décima parte de los 8,4 millones de niños de Reino Unido- y otro con las respuestas al cuestionario de comprensión lectora de 150.220 niños de 967 escuelas. Fusionando ambos, se llega a una conclusión sólida: "Lo que están haciendo los varones no es particularmente bueno. Se están quedando atrás", declara el maestro a The Guardian.
Ellos prefieren no ficción
Los estudios se basaron en datos de un sistema informático que se utiliza en colegios de todo el Reino Unido y que sirve para evaluar el progreso lector de los alumnos. El alumno lee un libro, ya sea en el centro escolar o en casa, y, a continuación, se le propone un test informatizado de cinco, 10 o 20 preguntas -según la longitud del libro-. Después, tanto el alumno como el profesor reciben un informe con los datos de los libros leídos, del número de palabras leídas y del nivel de lectura del libro, además del grado de comprensión del niño indicado en porcentaje de respuestas correctas.
"Los chicos fueron significativamente peores en cuanto a resultados: no rinden tanto como ellas en las pruebas de lectura", explica Topping en lo que respecta al primer estudio. Añadió que los niños -de todas las franjas de edades- tienden a saltarse grupos de páginas o a omitir algunas por completo cuando leen, un rasgo menos marcado en las niñas. El segundo -el estudio menor- servía para concretar si el material leído era ficción o no ficción.
Los niños escogen más no ficción, pero no la leen tan a fondo ni tan correctamente como las niñas
"Mucha gente argumentará que los niños son menos propensos a leer libros de cuentos que las niñas, y que es esa la razón por la que ellas son mejores que los varones", reflexiona el experto. "Pero hemos estudiado la ficción y la no ficción y encontramos que, si bien es cierto que los niños, en su conjunto, eligen más no ficción que las niñas -especialmente en secundaria-, también leen mucho menos no ficción, en cantidad, que las niñas. Ellos escogen más no ficción, pero no la leen tan a fondo ni tan correctamente como las niñas".
Roald Dahl mola
Topping admitió que era "un misterio": "Curiosamente, el nivel socioeconómico no está relacionado con la intensidad de la lectura. Y eso que en ciertos estudios previos sí que ejercía una gran influencia", sostiene. "Es necesario hacer a los niños conscientes de lo que está pasando aquí. Porque los chicos pueden estar diciéndose a sí mismos 'oh, me gusta leer no ficción' o 'oh, me gusta leer revistas, o los sitios web, o las instrucciones de los videojuegos', pero lo cierto es que lo que este estudio demuestra es que tampoco son mejores en eso".
El experto dijo que era clave averiguar qué es lo que les interesa a los niños, a fin de ayudarlos a concentrarse en la página
El experto dijo que era clave averiguar qué es lo que les interesa a los niños, a fin de ayudarlos a concentrarse en la página. Un análisis de sus libros de no ficción favoritos indica que The biggest lies ever, de Alison Hawes -que relata las travesuras de unos falsificadores-, es uno de los que más cotiza a ojos de los alumnos que están en el tramo final de su carrera escolar.
La investigación también desveló que Roald Dahl es el autor más popular en grupos de niños y niñas de todas los edades, y que sus libros "apelan a una amplia franja de edad, aunque se reduce en alumnos muy jóvenes y en los mayores". Durante los primeros años de la escuela secundaria, los niños también tienden a leer "libros difíciles con alto grado de éxito", como las novelas de Harry Potter.
No estamos diciendo que si leen cientos de clásicos todo vaya a estar bien. Tienen que leer libros que supongan un desafío en un tema en el que estén interesados
Topping opina que lo que los niños necesitan son "maestros, asistentes de clase y bibliotecarios" que pasen tiempo con ellos y conversen acerca de las diferentes opciones de lectura, además de ofrecerles sugerencias de títulos más difíciles en el contexto de lo que les interese. "No estamos diciendo que si leen cientos de clásicos todo vaya a estar bien. Tienen que leer libros que supongan un desafío en un tema en el que estén interesados". Dirk Fock -que proporcionó el software del programa- sostiene que "tenemos que trabajar para garantizar que el desarrollo de la alfabetización del estudiante seguirá siendo un desafío en la escuela". "Esto se traduciría en guiar a los estudiantes a una selección más ambiciosa de libros en el colegio, y procurar que el tiempo de lectura dedicado a ello se introduzca en el plan de estudios, para darles margen a concentrarse a fondo en la lectura".