Con tal de verte volar (Aguilar), el primer poemario de Miguel Gane, va por su cuarta edición en dos meses. Pero en las redes sociales -especialmente Instagram y Facebook-, de poder medirse, iría al menos por la vigésima, a juzgar por cómo se comparten sus poemas y rulan las fotos de su libro con todos los ángulos y filtros posibles. Eso sí, sin citar al autor. Y con total impunidad. "Es incontrolable. Muchos han pasado al dominio público y ya parece que cualquiera puede usarlos. Son poemas de todos. Es imposible luchar contra esto", cuenta a este periódico.
El problema no es tanto la inconsciencia de sus lectores como el rédito que sacan de ese plagio y esa apropiación cuentas con muchos seguidores -que construyen batiburrillos, mosaicos de frases de unos y de otros poetas, sin respetar su autoría- y se alimentan de la publicidad. "Amante de letras", "Poema en libros", "Noche de poemas", "Amando con letras", "Carlos Hopesix", "Amor en libros", "Frase favorita", "Mundo entre libros" y "Son libros" son algunas de ellas.
"Estoy concienciando a mis lectores y me están ayudando mucho: denuncian como spam a esas cuentas, ponen avalanchas de comentarios diciendo que un texto es mío...", agradece. "Pero claro, raramente las cierran. En todo este tiempo luchando contra esto, sólo han cerrado una. Siguen lucrándose con el trabajo de los autores, por eso tenemos tan difíciles las cosas. Por eso no se puede vivir de escribir libros. Este es uno de los motivos: el plagio, las malas prácticas".
Muchos particulares también cuelgan los poemas del autor como si fueran suyos. "A veces consiguen hasta mas difusión que yo", bromea, con mordacidad. "Esto pasa sobre todo en Twitter. Y luego la chulería: '¿me estás acusando de robarte?' Sí, sí. 'Pues nada, me pongo en contacto con mi abogado'".
Empezar de cero
Gane empezó a publicar sus escritos en un blog hace cinco o seis años. "Ahí el día que tenía una nueva visita era motivo de fiesta; y el día que tenía 10 era como... ¡qué guay, quiénes serán! Ha sido mucho trabajo, y, además, sin intención de conseguir nada, porque si hubiera querido publicar un libro lo hubiese hecho hace bastante tiempo, cuando las editoriales independientes empezaron a fijarse en la poesía actual", cuenta.
"Ahora tenía la necesidad de contarlo. Sentía que tenía un proyecto entre manos y quería hablarle a los chavales y chavalas de que es posible la libertad dentro del amor". Con tal de verte volar es un manifiesto lírico -urbano, sexual, empapado en cerveza- contra las relaciones tóxicas, contra las pasiones que se sustentan en control y dependencias.
No es de esos autores que se lanzan al mercado ya con un fondo sólido de adeptos. Ha sido más bien al revés: "Mira, yo me abrí instagram en abril de 2016. En noviembre, cuando sacamos el libro, tenía 6.000 seguidores. Ahora son 27.000". Con Facebook le pasó igual: "Llevo dos años con la página y he pasado también de 6.000 a unos 18.000".
'Instagram es dictatorial'
Su relación cada vez más estrecha con las redes sociales le está pasando factura. Esas plataformas que una vez sirvieron para auparle, para darle visibilidad, ahora menoscaban su trabajo con sus políticas. "La peor es Instagram. Si cuelgas una foto, se reserva todos los derechos. Sus condiciones son dictatoriales: parece que te están protegiendo muchísimo, pero a la hora de la verdad no te protegen nada, si no, no pasarían estas cosas. Es como Corea del Norte".
Cuenta Miguel Gane que casi todos los días se encuentra un poema suyo en una de esas cuentas de Instagram o de Facebook -"Twitter se usa cada vez menos", apunta-: "¿Qué hace un perfil anónimo con dos millones de seguidores cuando le escribo para decirle que me citen o borren mi contenido? Ignorarme. Para ellos eres un mindundi. O contestan y piden dinero, porque, según ellos, 'si quiero publicidad tendré que pagarla'".
También le proponen borrarlo "y que la cosa se quede aquí", pero suele ser una vez que la publicación lleva más de una semana colgada. "Ya ha muerto viralmente, ya les ha dado beneficio: van generando más seguidores y las marcas, empresas o gente que quiere publicitarse les paga".
¿Tres publicaciones? 100 euros. Otra oferta: 50 euros por dos publicaciones ¡citándote! en esas cuentas -si quieres ser visible en la red, impulsarte-. Así están las tarifas. El poeta tiene claro que no citan a los autores "porque no se molestan": "Sólo quieren ser rápidos y generar tráfico. Con lo fácil que sería meter el poema en Google".
Muchos juegan al despiste. Roban una foto subida por Gane, la recortan, la editan, le cortan el nombre que aparece a pie de página y la suben a su plataforma. "Cuando le pido que la quiten, dicen que no es mi foto, que es otra, que la han cogido de otra parte. Ese es su argumento". Facebook e Instagram permanecen impertérritos: las mismas redes sociales que censuran fotos de desnudos artísticos se cruzan de brazos ante el plagio y la apropiación de obras literarias.