Tildar el "sólo" no es fascismo
Tras una primera reacción de rechazo frente a la medida impuesta por la RAE, una parte de los hablantes empieza a aceptar la desaparición de la tilde en el adverbio "sólo".
17 enero, 2017 12:08La tilde en "sólo". A esta guerra civil no le hacen falta preámbulos ni puestas en escena. No es necesario ciscarse de nuevo en la Ortografía de 2010, ni recordar que todos los académicos publican sus novelas resistiéndose a su propia recomendación. Sobran presentaciones, quien no conozca la polémica es que no la merece. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, algo ha cambiado en esta confrontación fratricida que viene helando el corazón de los españolitos.
Tildar el "sólo" no sólo no es fascismo, sino que es todo lo contrario: déjennos hacer con el adverbio, con la tilde, con el sexo, con Lorca, con el café y con la lengua lo que nosotros queramos. Los tildistas somos conscientes de que mañana conseguirán acabar con cualquier otro matiz (cómo te echo de menos, tilde en "fué"), pero permitan al menos que nos quejemos, que intentemos resistir.
La imposición de la muerte a la tilde sucedió bajo suaves disculpas: "No es una imposición, es un consejo" (el académico acaricia a su gato, ni siquiera le llamas Padrino). Por contra, pensábamos que el pueblo había hablado para decantarse por seguir tildando el adverbio "sólo" aplicando la célebre y sin embargo única regla ortográfica que memorizamos: "Sólo lleva tilde cuando puede intercambiarse por sólamente".
Pero nos equivocábamos, me temo. Al menos al creer que el pueblo se había decantado "de manera unánime". Ha surgido una corriente de gente joven dispuesta a defender la extinción de la tilde en "sólo" por el honor de Manuel Seco o de Dámaso Alonso. Lo más curioso es que ahora, tantos años y batallas después, esa misma corriente acusa al pueblo de ser los representantes de la academia. Toda una paradoja que tiene difícil solución.
Estos son los cuatro argumentos de la modernez sintildista: uno, el contexto desambigua; dos, el resto del lenguaje también es ambiguo; tres, si caes en la ambigüedad es porque no sabes escribir; cuatro, el acento deshace cualquier duda.
El contexto desambigua
El lenguaje es ambiguo
Eres culpable de la ambigüedad
El acento deshace
La libertad era esto, querida modernez sintildista: mañana seguiremos tildando el "sólo" porque queremos tener derecho a dejar de tildarlo cuando nos apetezca.