Recién llegada a Barcelona desde Suecia, la escritora india Arundhati Roy ha considerado hoy, al presentar su esperada nueva novela, El ministerio de la felicidad suprema, que "solo la ficción es capaz de contar realmente la verdad". Veinte años después del éxito mundial que supuso El dios de las pequeñas cosas, con más de ocho millones de ejemplares vendidos, la también activista regresa a la ficción con un ambicioso fresco de la India, que en castellano y catalán publica Anagrama.
La autora ha advertido de que este viaje íntimo por el subcontinente indio no es ningún manifiesto político, pero "no me da ningún miedo que se vea como una obra política", en la que tiene su peso Cachemira, "probablemente la región del mundo con una mayor ocupación militar". A su juicio, aunque los informes hablen sobre la cantidad de muertos y desaparecidos que hay en el conflicto o de "las miles de personas torturadas, no hablan de cómo la ocupación cambia la vida de las personas, de cómo es la vida de los soldados, la de los colaboracionistas o de cómo las personas se adaptan".
En cambio, la ficción permite construir un universo y crear a un personaje como el de un oficial militar que "se encarga de recompensar a los soldados o de promoverlos en función de la cantidad de personas a las que matan". "Creo -ha proseguido- que solo la ficción puede hablar de ese terror, de la falta de conexión entre las castas, de cómo se celebra a veces la ocupación militar, de cómo el fundamentalismo económico está enlazado con el antiguo fundamentalismo religioso".
Escritora comprometida con el medio ambiente y el pacifismo, hasta el punto que un diputado del Parlamento indio consideró que debería servir de escudo humano por unas supuestas declaraciones sobre el ejército de su país, Arundhati Roy ha advertido que los teléfonos móviles sirven hoy a los poderes políticos para controlar a la población.
Sólo la ficción puede hablar de cómo el fundamentalismo económico está enlazado con el antiguo fundamentalismo religioso
Ha recordado una entrevista que mantuvo en Rusia con Edward Snowden hace poco y como éste le dijo que "estamos vigilados constantemente". "La CIA, me contó Snowden, estaba entusiasmada con el nacimiento de Facebook porque ya no tienen que buscar información, somos nosotros los que la ofrecemos constantemente". En la India, "a través de estos teléfonos se controlan los datos biométricos de las personas, las cuentas bancarias o las llamadas que se hacen". "La única manera que tenemos de escapar a ese control es siendo capaces de salir de la red", ha precisado.
Sin embargo, no ha obviado que las personas que en diferentes partes del mundo participan en movimientos de resistencia utilizan constantemente el móvil, ni que "muchos movimientos como la primavera árabe son en parte espontáneos, pero en parte utilizados por otros movimientos. En la novela se habla mucho de cómo funciona la ocupación, la vigilancia, de cómo somos manipulados hasta en las capas más profundas".
Respecto de la actual situación en Cataluña, ha dicho que siempre acaba estando "en los lugares en los que coinciden el arte, la política y la historia", y ha mantenido que "cuando pasan cosas muy importantes hay que pararse y respirar". En este sentido, ha señalado que "ayer fue un día muy importante para la historia de este país". Sin embargo, ha dejado claro que nunca se pronuncia sobre cuestiones que no conoce de forma directa, como sí conoce el conflicto en Cachemira, que empezó en 1947 y que todavía continúa.
La solución no pasa nunca por una sola cosa, ni solo por hablar, ni solo con violencia. Hay resistencias de varios tipos
"Cada vez que el ejército o la policía actúa de manera violenta contra la población, la resistencia se hace mayor. Además, allí se llega a disparar a los ojos de los adolescentes, y hay un montón de ellos ciegos". Para la escritora, un movimiento de este tipo "crea mártires, que lo van alimentando y, evidentemente, únicamente la fuerza no es ninguna solución", ha sostenido. "No voy a hablar de la situación española porque no la conozco -ha indicado- pero lo que sí puedo decir es que a veces hablar es como ir hundiéndote en arenas movedizas, porque en las conversaciones hay muchos actores, falsos islamistas moderados, falsos moderados, y al final la sensación es que se está dentro de una residencia de locos".
Arundhati Roy ve que, ante estos conflictos, "la solución no pasa nunca por una sola cosa, ni solo por hablar, ni solo con violencia. Hay resistencias de varios tipos, la de los que se van a luchar a los bosques o la que puedan hacer los mismos escritores". La autora india ha dicho creer "profundamente en la existencia de la diversidad de las resistencias. No hay una sola resistencia, ni esta es rápida, porque hay demasiadas fuerzas en juego".