Tres son los aspectos fundamentales para comprender el universo novelesco de Gonzalo Torrente Ballester: su condición cervantista, su amplísima formación literaria y la variedad de su actividad profesional —profesor de Historia y de Literatura, articulista en periódicos, crítico teatral, etcétera—. El ferrolano fue uno de los escritores españoles más importantes del siglo XX y en su obra se funden lo misterioso y su experiencia vital, sus lecturas; o, como decía él mismo, “el más estrecho realismo y, con idéntica afición, todo lo contrario”.
Pero Torrente Ballester, Premio Cervantes o Príncipe de Asturias de las Letras, entre otra enorme retahíla de reconocimientos, también fue un fino ensayista. De sus reflexiones sobre la literatura se extrae la esencia de su creación artística; y de ello dejó constancia en una serie de conferencias hablando sobre el proceso creativo que la editorial Deliberar recoge en un breve ejemplar titulado Teoría de la novela.
El pensamiento torrentino está abanderado por la creencia de que el novelista no es más que un testigo de su propia imaginación. Pero no le sirve al artista la realidad como materia inmediata, sino "la experiencia de la realidad, insconcientemente transformada, y convertida en materia imaginaria". He aquí algunas claves, según Torrente Ballester, para escribir una novela de éxito:
1. El punto de partida
"El proceso de creación de una obra poética, sea lírica, dramática o narrativa, no tiene relación ninguna con el valor de la obra, y lo que más se parece al proceso de creación de una obra genial es el proceso de creación de una obra sin valor. Los caminos son semejantes, lo que varían son los resultados". En resumen, la primera piedra del libro amateur del vecino y el Quijote se asientan en el mismo sitio.
2. La forma
Es indiferente optar por una escritura lírica u otra narrativa: "El verso y la prosa son mero accidente, lo importante es la estructura de la narración, el hecho de que unas cosas se cuenten después de otras". También la forma de escribir del novelista guarda relación con el trabajo del historiador: "La novela no tiene un modo exclusivo de contar, sino que participa de los modos que ha compartido con la historia, porque la historia y la novela cuentan".
3. Enganchar al lector
¿Cómo configurar una historia atractiva sabiendo que se cimienta en invenciones?: "Cuando se lee una novela hay también un pacto implícito, y este pacto, a mi juicio, se puede formular de esta manera: he aquí una historia; esta historia es falsa; usted que la va a leer lo sabe; sin embargo, mientras la lee y hasta que termina la lectura, tiene que creer que es verdadera, porque si no cree que es verdadera, los efectos estéticos de lo que contiene el texto no se cumplen".
4. Un destino feliz
"El lector se interesa por el destino del personaje en el momento en que se le propone un personaje. El lector intenta, quiere saber su destino, quizá porque nosotros nunca sabemos en la realidad el destino de los que nos rodean, hasta que se mueren, evidentemente; pero mayor es todavía la ignorancia de nuestro propio destino. Por eso el lector vulgar prefiere la novela que termina bien, porque es un destino afortunado". Vamos, un final feliz.
5. Principio de realidad suficiente
"En toda obra de ficción, en toda novela, en todo cuento, en toda novela corta, uno de los vectores fundamentales para que guste, para que cause efecto, es este de la realidad suficiente". Y ese principio son las condiciones que tiene que tener un texto para que sin ser real pueda parecerlo, pueda causar al lector la impresión de realidad. Es esta una de las claves de su narrativa.
6. El proyecto y sus fases
"En abstracto, el novelista es un hombre que tiene dos capacidades: la capacidad de inventar y la capacidad de contar en palabras esta invención". ¿Pero cuáles son las fases de la creación de una obra literaria? "El proceso en virtud del cual este señor escribe la novela, se divide, a mi juicio, en tres partes: un parte que podemos llamar prefiguración, otra parte que podemos llamar configuración, y el resultado, a lo que llamamos figura. Es decir, el proyecto, el proceso de realización del proyecto, y el resultado de la realización, que es la obra terminada".
7. Imaginación e intuición
"La imaginación del novelista es modificadora. Es decir, que cuando las imágenes, en virtud de un proceso normal, renacen o resurgen del inconsciente, vienen distintas, viene transformadas". La novela es un género para personas imaginativas... e intuitivas: "La intuición es una de las facultades que el artista en general y el novelista en particular tienen o deben tener más desarrollada".
8. Principio de congruencia
"El principio de congruencia está constituido por la relación necesaria, dentro de la novela, de los elementos todos entre sí y fundamentalmente con el personaje. (...) Consiste en meter a un personaje en una novela que no es suya, es decir, coger a Madame Bovary y meterla en el Quijote o viceversa; inmediatamente uno se da cuenta de que aquello no va. Es decir, que el conjunto de elementos que constituyen el mundo de Madame Bovary no coincide con el conjunto de elementos que constituyen el Quijote; no porque no sean los mismos, sino porque la relación es distinta".
9. Principio de convivencia
Era el que menos estudiado tenía, pero su reflexión es tan interesante como la de los demás principios. Torrente Ballester se refiere a la convivencia "que se establece entre el texto y el lector, entre lo que el texto contiene y lo que el lector traduce o desvela tras la lectura del texto o durante la lectura del texto". Y en esta relación intervienen factores que "no varían mucho de los de la realidad de las relaciones humanas".
10. El narrador y el tiempo verbal
Y por último, ¿en qué tiempo verbal se ha de escribir una novela? ¿En qué persona debe aparecer el narrador? "El procedimiento más fácil, al menos en apariencia, es el procedimiento de Flaubert, es decir, narrar en la tercera persona del pasado y no decir "yo" nunca, no aparecer nunca en el texto. Pero claro, muchas veces hace falta aparecer en el texto, o muchas veces hace falta narrar por procedimientos que uno no puede utilizar. A mí me ha pasado en mi última novela (La saga/fuga de JB). Entonces tuve que inventar un narrador con mentalidad distinta de la mía para que los pudiera contar.
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