La corrupción española en viñetas: así es 'Primavera para Madrid', el rompedor Premio Nacional de Cómic
Diego Corbalán, más conocido como Magius, se hace con el Premio Nacional de Cómic 2021 con un libro plagado de rostros familiares de la corrupción de la última década.
6 octubre, 2021 18:05Noticias relacionadas
"Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia", rezan las primeras páginas de Primavera para Madrid (Autsider Cómics), el nuevo Premio Nacional de Cómic 2021. Magius —el pseudónimo como dibujante de Diego Corbalán— retrata el mal en sus distintas formas con la corrupción como motor de la historia reciente de España, la de la mala praxis y la opacidad de sus negocios.
Su autor aprovecha las similitudes entre sus dibujos y una realidad sangrante para lanzar dardos envenenados contra quienes han copado las portadas y cabeceras de telediarios durante años, sacando a pasear la peineta a los medios o haciendo caso omiso de los gritos de quienes lo perdieron todo.
Este trabajo le ha hecho merecedor del Premio Nacional de Cómic 2021, con el jurado poniendo de manifiesto "la valentía y riqueza de su propuesta argumental y su aproximación, lírica y quirúrgica, hacia problemas como la corrupción política y empresarial". La carrera del dibujante comenzó hace dos décadas, coincidiendo con el 11S. Desde entonces ha intentado esculpir el mal en sus distintas formas, desde la violencia en el death metal (Black Metal), hasta el día a día de la mafia (El Método Gemini).
En Primavera para Madrid rostros más que conocidos de la banca, la política y los negocios se dan cita para recrear en cada trazo los estragos físicos que el mal crea. Los rostros desencajados, las arrugas marcadas y las expresiones bobaliconas se convierten en aliados de una trama que recoge lo más oscuro de la financiación ilegal, el blanqueo de capitales y los escándalos surgidos de la corrupción de la última década.
¿Quién es quién?
Los nombres están cambiados, pero los culpables son los mismos. Quizás recuerde gestos, caras y escenas; dibujos que surgen de imágenes que aparecieron primero en los titulares. El rey emérito se jacta de la belleza de las mujeres rusas al tiempo que proclama: "¡Queréis matarme de hambre cabrones!". Lo sórdido se encuentra con lo humorístico entre las páginas del Premio Nacional de Cómic 2021 para descubrir un plantel de figuras célebres del mundo del hampa institucional.
El día 3 de marzo de 2014, el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, se dirigía al juez para testificar junto con el resto del Consejo de Administración imputado en el escándalo de las preferentes. Blesa mantuvo el semblante serio de camino a la sala, disimulando una herida en el ojo y sorteando los gritos y golpes de las 250 personas que le esperaban en la entrada de los juzgados de Plaza Castilla.
La imagen se repetiría a lo largo del juicio, con las comparecencias de Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE; el exsecretario de Estado de Hacienda José Manuel Fernández Norniella; el expresidente de la Asamblea de Madrid Jesús Pedroche; el exdirigente de CCOO Rodolfo Benito; y el representante de UGT Gonzalo Martín Pascual.
Magius aprovecha estas poderosas imágenes, en la retina de la ciudadanía, para devolverlas a través de personajes y tramas ficticias, que no pueden dejar de devolvernos a un mundo de corrupción desmedida. Una de las escenas del cómic bebe directamente de la llegada del expresidente de Caja Madrid a los juzgados, entre pancartas y gritos de quienes lo habían perdido todo en el fuego de la ambición desmedida.
Los más jóvenes del redil del tráfico de influencia, alevines en un mundo de tramposos, también tienen cabida entre los trazos de Magius. El Pequeño Nicolás nos recuerda al personaje de Fede, un vivaracho aprendiz de trilero, compartiendo reservados con el resto de su camarilla trajeada, peinados de capea y botellas de Don Pérignon para gargantas prepúberes.
En su ascenso a las más altas cotas del carterismo protocolario, Fede alimentará un apetito desmedido por las mujeres, la influencia y la fama política que le llevará por los derroteros de la corrupción. Magius afea las caras y las expresiones de quienes no ven más allá del brillo aparente de ese 'oro de los tontos' que desencaja mandíbulas e inyecta las pupilas, confundiéndolas en el negro de la noche y las tarjetas de la infamia.
López Madrid, exconsejero de OHL y 'compiyogui' de la reina Letizia, amigo de la infancia de Felipe VI y uno de los imputados por la salida a bolsa de Bankia, se materializa en uno de los personajes de Corbalán. El que fuese confidente de su majestad, se enfrenta todavía a los coletazos de la justicia por delitos de cohecho, falsedad documental y tráfico de influencias en el marco de una presunta comisión ilegal relacionada con la adjudicación del tren de Móstoles a Navalcarnero.
Madrid estuvo también acusado dentro de la trama de financiación ilegal del PP junto con su suegro Juan Miguel Villar Mir. Ambos estaban acusados por haber actuado como supuestos intermediarios con el exconsejero madrileño Francisco Granados en el marco de la Púnica. Una cifra que ascendía a los 2.1 millones de euros bajo las siglas JLM y JM en los documentos de Granados.
En el año 2012, Villar Mir se unía al entonces cardenal arzobispo de Madrid, Antoni María Rouco Varela, en la Fundación Madrid Vivo. En el marco de la ficción, Magius utiliza estas relaciones para hacer avanzar una trama que lleva sus tentáculos hasta la propia iglesia. Demostrando que los límites de la ambición y el mal son capaces de atravesar los altares.
Algo huele a podrido en Madrid
"No sé que tienen el uso de información privilegiada, los sobornos, el tráfico de influencias, la evasión fiscal, las extorsiones, los fraudes, la malversación y el caciquismo, como que no acaba una de ponerse de su lado", reza el resumen que antecede a Primavera para Madrid. Una descripción perfecta para una obra en la que por momentos la realidad se presenta tan fea que nos debemos obligar a pensar que todo es fruto de la ficción, esa que siempre queda superada por su hermanasatra fea, la realidad.
En medio de ese caos queda todo lo demás, el reconocimiento a una obra que incomoda y que tiene la valentía suficiente como para arriesgarse a poner de manifiesto los bajos fondos del poder. El margen entre lo acontecido y lo posible que permite a su autor reflejar lo más sórdido de las entretelas de la corrupción y la sinvergonzonería patria.