Luis Eduardo Aute: “La Transición que se pactó entre vencedores y vencidos está agonizando”
Luis Eduardo Aute es uno de nuestros creadores culturales más completos: pintor, poeta, músico y cineasta. Cumple 50 años de canciones.
23 enero, 2016 01:59Noticias relacionadas
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Luis Eduardo Aute (Manila, 1943). Celebra sus 50 años en la canción. El próximo viernes, día 29, en el Price de Madrid ofrecerá un concierto conmemorativo, 'De la luz y de la sombra', con sus canciones más celebradas. Antes se proyectará su última película, 'Vincent y el Giraluna'. Aquí habla de su vida y su obra, y de España, en primera persona.
Miro hacia atrás sin ira. La ira es mala compañera para la supervivencia. Con contratiempos, como cualquiera, pero creo que el trayecto ha sido aceptable. Y todavía con la sensación de que tengo mucho camino que recorrer. Hasta aquí hemos llegado en este medio siglo de canciones.
En De la luz y de la sombra he reunido las canciones más significativas que he escrito. La lista no la he hecho yo. Pedí a amigos que me la hicieran. No hay ninguna canción nueva. Llevaba tres discos seguidos de canciones nuevas. También la compañía discográfica ha sacado un disco homenaje con todos los benjamines de la música popular.
El concierto va precedido de una película, Vincent y el Giraluna. Es un homenaje a los homenajeadores, una película dedicada a los benjamines. Es la cuarta película que hago de dibujos en animación, porque no son dibujos animados.
Hice exposiciones, publicaba poemas, escribía canciones y realizaba cortometrajes, saltando de un medio a otro. Y sigo en ese caos
35 LP, 15 poemarios, 10 películas y 30 exposiciones individuales… Ahí está lo hecho. Sin tener que optar por un medio. Eso me sucede desde que empecé a pintar con 17 años. El cine me interesaba. Y me gustaba la música, tocaba la guitarra y escribía poemas. Por pura curiosidad me metí en el terreno de la canción. Hice las primeras canciones, las grabó Massiel y tuvieron éxito en todo el mundo. Me seguía apeteciendo escribir canciones y poemas, o pintar, y dije: ¿Por qué tengo que elegir?
Y apareció Pepe Caballero Bonald, que escuchó mis canciones compuestas en cinco años. Trabajaba en una compañía discográfica y me dijo: ¿Por qué no las grabas tú? Y dije: Vale, con una condición. Que no doy conciertos ni hago promoción, para tener tiempo y seguir pintando. Me aceptaron ese requisito, Y así estuve mucho tiempo, sin dar conciertos hasta el 78. Hice exposiciones, publicaba poemas, escribía canciones y realizaba cortometrajes, saltando de un medio a otro. Y sigo en ese caos.
El distanciamiento, el desapego, el desprecio por la cultura en España, me parece imperdonable. Un país es esencialmente su cultura
Claroscuros, publicada ahora, es la tercera edición de todas las letras de mis canciones. Y de edición a edición voy corrigiendo las letras y regrabando, y pienso seguir haciéndolo. Me cuesta mucho ver terminado un trabajo. Me pasa con la pintura igual. Pinto, abandono el cuadro, vuelvo y lo retoco otra vez. Hay cuadros que hago desde hace más de 40 años.
¿Que qué me parece que los autores pensionistas no puedan cobrar derechos de autor? Es una ignorancia cultural supina la que establece estos criterios. El distanciamiento, el desapego, el desprecio por la cultura en España me parece imperdonable. Un país es esencialmente su cultura.
Yo nací en Manila, en Filipinas, donde estuve hasta los 11 años. Mi padre se fue a trabajar allí muy joven, en la compañía Tabacos de Filipinas, donde estuvo 35 años. Volvimos y no he vuelto nunca más. Me he preguntado alguna vez si esos primeros 11 años me han dejado algún tipo de huella. Quizás una cierta sensualidad, los colores, una manera de entender la realidad más suave.
Ingresé en la Escuela de Aparejadores para luego hacer Arquitectura. Pero en Aparejadores estuve 15 días, y me fui a París
Estudié el bachillerato en el Maravillas, con los hermanos de La Salle. Ya en Filipinas había estudiado con los mismos hermanos. Las costumbres eran más relajadas: iban de blanco, no había que besarles la mano, uno iba a misa voluntariamente. Aquí me encontré con una cosa mucho más cerril, los hermanos iban de negro, había que besarles la mano e ir a misa dos veces a la semana. Era una España gris, oscura, áspera y triste.
Con 17 años, hice mi primera exposición en la galería Alcón. Me gustaba y me gusta mucho pintar, desde muy pequeño. Yo no era muy buen estudiante, sacaba malas notas, excepto en literatura y en dibujo. Ya en Manila me interesaban los libros de pintura. Yo tenía curiosidad por ver qué era España y pensaba que aquí la gente se vestía como en los cuadros de Goya y con pelucas. Cuando me regalaban uno de esos libros, me ponía a copiar las pinturas de los clásicos, pero sobre todo los desnudos. Al ser arte, no había ni un tabú.
Mis padres me decían que hiciera Arquitectura porque pintaba, pero no pude porque no tenía el Preu. Ingresé en la Escuela de Aparejadores para hacer la carrera, para que me convalidaran después y hacer Arquitectura. Pero en Aparejadores estuve 15 días, y me fui a París. Aquel París era la capital de la cultura y Francia el país de la libertad.
La Transición pactada entre los vencedores y los vencidos se está acabando y se está planteando una ruptura democrática
Cuando los estados de excepción franquistas, yo quería hacer una canción sobre un fusilamiento. Intente hacerla pero no terminaba de pillar la perspectiva. Empecé a hacer otras canciones, canciones de amor. De repente aparece Al alba, que es una canción de amor, de una despedida radical. Pero la iconografía de la canción sugería que el narrador se despedía de su amor porque lo van a fusilar. Rosa León, arriesgando el pellejo, dedicó la canción a los condenados a muerte en sus conciertos. A partir de ahí, la canción quedó vinculada a los fusilados el 27 de septiembre de 1975.
Ahora yo me siento tan perplejo como puede estarlo cualquiera. En los pactos de la Transición se planteaba ruptura democrática o reforma democrática. Se optó por la reforma democrática y una ley de amnesia, que fue la Transición. Creo que la Transición está agonizando. La Transición pactada entre los vencedores y los vencidos se está acabando y se está planteando una ruptura democrática. Los dos partidos que han estado en el poder han sido dos caras de la misma moneda.
Podemos y Ciudadanos son el fruto de la lenta crisis de la Transición
En el 78 di algunos conciertos con la CNT. Alguna dinámica anarquista se está manifestando ahora, tal vez como respuesta a un anarquismo económico. Estamos viviendo una etapa del capitalismo que creo que ha superado al propio capitalismo. Estamos llegando a un neofeudalismo. Hay señores feudales que dominan la economía, y a su vez la política.
Podemos y Ciudadanos son el fruto de la lenta crisis de la Transición. Podemos surge de las manifestaciones del 15 de mayo, en disconformidad con el statu quo que ha llegado hasta aquí, y muy empujado por la corrupción que impregna ya todas las instituciones. Ciudadanos es la respuesta a un nacionalismo radical. Creo que es la representación de una política de derechas en Cataluña, de la Cataluña española, que quiere permanecer en España.
Las grandes preguntas al final son por qué y para qué. ¿Para nada? Yo creo que no tiene ningún sentido
A finales de los 70 fui a La Habana ya con una incipiente tuberculosis. Canté con Pablo Milanés y con Silvio Rodríguez. A la vuelta tuve que reponerme. En esos meses en que estuve obligado a estar en reposo, empecé a leer sobre todo filosofía y comencé a cuestionarme determinadas certezas que tenía en cuanto a la existencia de un ente responsable de todo esto que estamos aquí viendo y viviendo. Fue un proceso de buscar y de replantearme certezas que acaban haciendo agua. Las grandes preguntas al final son por qué y para qué. ¿Para nada? Yo creo que no tiene ningún sentido.
Conocí a Maritxu, mi mujer, en el 62. Nos casamos en el 68. Tenemos tres hijos: Pablo, Laura y Miguel. La familia ahí sigue, y cada vez más identificado con ese concepto de núcleo familiar, porque por mi trabajo, lamentablemente, no he podido vivir todo lo que me hubiera gustado con mis hijos y con mi mujer.
Serrat, Sabina, Ibáñez, yo… El fenómeno del músico autor se dio en todas partes a finales de los 60. En Estados Unidos surge con potencia como protesta por la Guerra de Vietnam. Aquí nos coincidió con el franquismo y de alguna manera había que manifestar la oposición a ese régimen.
Mi canción 'Atenas en llamas' tiene vigencia ahora porque el tema de Grecia no está cerrado
A los nuevos cantantes los veo muy preparados. Es gente que conoce muy bien el medio de la música. Son muy diversos, cada uno está dibujando su propia personalidad. Tienen perspectivas muy distintas y sobre todo trabajan con una enorme libertad.
En 2010 escribo esos versos: “…Atenas en llamas… contra un Occidente narciso e insolente…” Fue consecuencia de un viaje a Atenas. Cenamos en casa de un amigo, un par de meses después de una manifestación en la que hubo una muerte. Toda la gente salió a la calle y hubo barricadas. Hablamos de la paradoja de que Grecia fuera un país desahuciado por una Europa rica… que no hubiera existido sin Grecia. Mi canción Atenas en llamas tiene vigencia ahora porque el tema de Grecia no está cerrado.
He escrito canciones de amor y de muerte, y de duda, rabia, ira, alevosía y destrucción. Seis trilogías, con el amor como eje, porque creo que el espíritu de una canción es la necesidad de comunicarse con el otro, por un proceso de amor al otro, de amor a la vida. Es la necesidad de comunicar para no sentirte solo.