"Aprender a cantar es un milagro. La voz está en tu cuerpo, cada instrumento y cada persona son diferentes y funciona con músculos involuntarios que muchas veces no podemos controlar". Son las 10:30 de la mañana y una sala atestada de alumnos en la Escuela Superior de Canto de Madrid espera a Renée Fleming, una diva de la ópera.
La palabra no es despectiva. Diva es la "que goza de fama superlativa", dice la Real Academia. En la ópera se conoce así a las grandes cantantes. Hay mucho de superlativo en ellas: el aura dulzona que a menudo las rodea, las formas suaves, la emotividad más o menos sincera, espectaculares trajes y, por supuesto, una gran voz a la que los espectadores envuelven con proporcionales ovaciones.
Cuatro alumnas de la Escuela Superior de Canto aguardaban nerviosas su llegada en la sede de la institución, el palacio Bauer, edificado en Madrid en el siglo XVIII y que cuenta con un imponente teatro barroco dentro. "Al ver a tanta gente, me puse bastante nerviosa. Después, me fui soltando", explica una de ellas, que reconoce que no es del todo cómodo que te corrija en público una cantante consolidada.
Durante algo más de hora y media, Fleming, que ha triunfado sobre todo en EEUU y que encara ya el final de su carrera, trató de compartir con los alumnos sus secretos antes del concierto que ofrecerá este jueves en el Teatro Real.
1.- Paciencia
"Necesité mucha paciencia para entender que todo lo que estudié servía", dijo la soprano lírica estadounidense, que explica que dedicarse al canto es una carrera que requiere frescura y aprendizaje constante. "Si no aprendes y progresas, pregúntate por qué", explicó.
"Se tardan seis meses en hablar con el mismo vocabulario" y "otros 10" en aprender algunas cuestiones básicas sobre la respiración o el peso".
2.- Respira, pero respira bien
Es una de las grandes claves, para muchos maestros de lo más importante. "Tienes que sentir como si tu tórax fuese un barril", con volumen en el costado. Según el aria, Fleming recomienda trabajar con más o menos peso de la voz, pero las cuerdas vocales no suenan sin una adecuada respiración y conducción del aire.
"Tiene que haber solidez abajo para que haya libertad arriba", explica la soprano. Los ejercicios de respiración, a menudo subestimados por los cantantes, son imprescindibles.
3.- Aprende idiomas
Si es imprescindible para moverse en "un mundo global y cada vez más competitivo" como el de la ópera, no lo es menos para cantar. Conocer el idioma en el que se canta es una gran ventaja. Fleming habla alemán e inglés, además de inglés, su lengua materna. Pocos cantantes de ópera exitosos hablan sólo su idioma materno.
La ópera tiene muchos idiomas, pero sobre todo el italiano, el alemán y el francés. Este último, por sus nasales, es el favorito de la cantante. Pero todo aquel que se quiera dedicar en cuerpo y alma tiene que cuidar la dicción y el idioma en el que cante la partitura.
4.- Conoce el texto
En un momento de la clase magistral, Fleming manda parar a una de las alumnas y le pregunta por el texto. Quiere que lo recite, que lo diga con sus palabras y que lo haga en castellano. De repente, la alumna sale del escenario y va en busca de la partitura. "No es una buena señal", bromea Fleming.
Es importante saberse lo que dice la partitura, pronunciarlo a la perfección y ser capaz de interpretar bien el sentido. No porque esté en otro idioma o porque la música cautive se puede olvidar que la música es, también y siempre, texto.
5.- La postura
"Estamos todo el día así", asegura a los alumnos, mientras se encorva y hace como que utiliza un móvil. El cantante ha de estar erguido, sin estirar de más el cuello.
"La postura es muy importante, también como gesto de generosidad para el público. Al fin y al cabo, estás defendiendo algo".
6.- Actúa
La ópera es teatro y por lo tanto es escena y trabajo actoral. Es lo que Fleming trata de trasladarle a varias de las alumnas.
A una de ellas le recomienda que utilice el escenario y el piano de cola, que se mueva, que se apoye en él, que utilice todos los recursos expresivos a su disposición, pero que no se quede quieta.
La última de las alumnas, Irene Mariscal, interpreta un aria moderna y ha preparado muy bien sus gestos. "He trabajado con un profesor de inglés, con uno de canto y con un director de escena".
7.- Evita los "brazos helicóptero"
En otras palabras: no sobreactúes. La música ha de ser protagonista aunque se aprovechen todas las oportunidades del escenario y la interpretación teatral.
La soprano bromea con la insistencia de algunos cantantes en abrir los brazos de par en par, algo a menudo innecesario como insuficiente si es el único gesto que se despliega.
Sobreactuar tiene sus riesgos: distrae al espectador y le quita fuerza al mensaje musical. La línea es delgada, pero el público conoce el trazo.
8.- Descansa
"No canto más de 90 minutos al día", explica Fleming. La voz es un instrumento frágil y, por tanto, es fácil de forzar y dañar. Según algunos expertos, es conveniente esperar varios días entre una ópera y un recital, por ejemplo.
Pocos cantantes actúan dos días seguidos. El alcohol, el tabaco o factores ambientales pueden dañar la voz. Pero es muy fácil hacerlo si se ensaya o se actúa de manera incorrecta.
9.- Aprende cuándo retirarte
Fleming enfila, a sus 57 años, el final de su carrera. Der Rosenkavalier, de Strauss, en Convent Garden, en Londres, puede ser su última gran ópera como soprano lírica.
"Siempre he seguido el ejemplo de Leontyne Price y lo he hablado muchas veces con ella. Ella lo dejó y después estuvo dando conciertos durante 16 años más. Eso sería ideal", explica en conversación posterior con la prensa.
10.- Disfruta
A menudo las carreras de cantantes de ópera son duras. Ls aplausos, los flashes de las cámaras y el magnetismo del escenario esconden en muchas ocasiones mucho tiempo fuera de casa, un cuidado exquisito de la voz (lo que implica privarse de algunos placeres) y un sacrificio de la vida personal.
Por eso cuando a Fleming se le pregunta hacia dónde va su carrera, ella responde con su único reto. "Disfrutar". Si no, no tiene sentido.