Con el fallecimiento de Prince, la música pop pierde a uno de sus grandes transgresores. Suya fue la década de los ochenta y suyos los caminos que abrieron antes el soul y el funk ellos aprovecharon los ritmos espirituales y los condujeron a la carne. Los ochenta tuvieron el discurso dominante de regresar a los cincuenta. Se veía en el cine (triunfaba Regreso al futuro) y en las canciones: todas ellas evocando tiempos más limpios e inocentes con rock’n’roll. Ronald Reagan era presidente y el surgimiento del VIH sería ignorado durante mucho tiempo. Eran tiempos socialmente conservadores y Prince suponía un contraste. Un choque, un terremoto dispuesto a terminar con los tabúes más sagrados.
Su primera banda se llamaba Prince & The Revolution (Príncipe y la Revolución) y su temática caminaba en dirección contraria al amor inocente de los cincuenta, reivindicando la libertad sexual ya desde I wanna be your lover. Con sus sonidos caníbales y abiertamente funky, terminó de desacralizar el sexo. ¿Y cómo lo hizo? Parece tarea de los estudios culturales analizar una obra donde, como dijo Chuck Klostermann, “nunca hay un trabajo que no sea una cuidadosa reflexión de lo que es, es distinto cada vez”. Aquí van cinco pruebas de su genio inolvidable:
Qué bello es el sexo
Erotic City / Cara B del Single Let’s Go Crazy
Cima: “Follando tan bellamente, tú y yo / ven a la vida, ciudad erótica”. Esta gema de 1984 deja perlas que abrieron la senda puramente bisexual como cuando canta: “Si no podemos tener bebés / a lo mejor podemos tener tiempo”. Era Prince afinando sus mejores armas, tras una época formativa en el disco-funk más elevado. Empezaban los sonidos de síntesis.
Acabar con los tabúes
When Doves Cry / Álbum: Purple Rain
Cima: “A lo mejor soy como mi padre / demasiado atrevido / a lo mejor soy como mi madre / ella nunca está satisfecha, nunca”. En pleno disco que combina lo íntimo con lo agresivo y directo, este single y éxito esencial. Es un llamamiento a olvidar y a fomentar todo tabú. Sería apenas un adelanto de lo que hizo después.
Currar por amor
Kiss / Álbum: Parade
Cima: “No necesitas ser bonita / para ponerme a mil”. La cultura de masas podía mostrar a un hombre con sensibilidad razonablemente feminista y además obrera. “No necesitas ser rica / para ser mi chica”; ni “necesitas ver Dinastía / para tener actitud”. Esta referencia al culebrón de los ochenta no era baladí: para algo trataba de la vida interior de los ricos y Prince estaba haciendo bailar a los currantes y se dirigía a ellos. Para hacerles sudar, porque “mi amor será tu comida”.
Sexo de raza
If I was your Girlfriend / Álbum: Sign of the Times
Cima: “Si fuera tu novia / me dejarías vestirte”. Ya no se trataba de que Prince jugara desde su identidad racial, si no que además se permitiría jugar con los roles sexuales
La bomba erógena
Sexy MF / Álbum: Love Symbol
Cima: “Tenemos que hablar de cosas / dime que hacer, que comer”. En los noventa Prince ya tendría sus discos olvidados y sus recopilatorios de grandes éxitos. Pero también este exitazo de r&b donde la letra, combinando paisajes de lujo (“Estamos en una villa en la Rivera / esto es en el sur de Francia”) con exploración personal del apetito. Sexy MF habla del sexo desde una masculinidad que se presta a ser tocada por las nuevas costumbres y no elevada desde el patrón clásico de seducción. Es, en definitiva, una bomba erógena.