Amy Winehouse renovó la música contemporánea. La británica no sólo tenía un contralto impresionante, también mezcló jazz, blues, el R&B y el ska de un modo irrepetible. Su voz se incorporaba a las letras que componía bajo un aura sacada de los años 50, lo que contrastaba con su personalidad e imagen. Amy bien podría haber cantado punk vestida entera de cuero, pero detrás del cardado y la gran voz había una mujer insegura. Su carrera empezó en 2003 con su primer disco Frank pero no fue hasta su segundo y último álbum Back to Black (2006) cuando alcanzó fama mundial. Pero el alcohol, las drogas y las relaciones tóxicas hicieron que muriera con 27 años, la edad maldita del rock.