Si Pablo Und Destruktion (Asturias, 1984) no es un poeta moderno es porque escribe mucho mejor que la mayoría de ellos: animal discursivo, compositor atávico, hombre que baila como un niño loco. Tiene ideas que son vísceras calientes. Miren que pretendía dar una entrevista “divertida”, que es como él llama a “leve”. Tal vez porque son las diez de la mañana a ambos lados del teléfono -hora terrenalísima- y no está uno para ponerse celeste, pero aquí jugamos y la primera va a la frente: lo mismo versa sobre dios, la izquierda o los puticlubs que sobre de drogas, Cataluña y otros desafíos. Pablo Und Destruktion, filosófico y descarnado también antes del mediodía. Es como una de sus letras caminando.
Sabe de amor, claro, porque al final es cantautor, ya me dirán. “Cuando era niño, pasaba noches enteras intentando convertirte en carne (…) Te llevaré ardiendo a bailar todas las noches a bares vacíos”, canta en una de Vigorexia emocional. O “Querida, yo traigo la cena hoy, tengo que darte una buena noticia: a veces la vida es hermosa, como cuando fumo y me fijo en tu ropa”. Pero también trasciende y le habla a España como a una mujer maltratada -“Pierde los dientes, España, y toma mi cuerpo; ahora que nadie te quiere, yo te protejo...”- o a nosotros mismos como un sacerdote punk: “Sin sobresaltos, una vida no se vive con dignidad”, revela, o “el amor detesta a los cansados de espíritu”.
En su último trabajo, Predación, vomita epifanías y se perfuma como místico. No para de preguntarse Cómo volver a ser otra vez puro y ligero. Este fin de semana toca en Madrid, en el Café la Palma, algo así como una orca en un estanque: al aura de Und Destruktion no le llega bien ni el estadio -¿quizá la basílica?-. Una última recomendación: “Cuidado con querer conocer; para conocer a un animal hay que quitarle la piel”.
Predación es su disco más espiritual. ¿Cree en Dios?
Sí que creo en Dios, la cuestión es en qué interpretación. Yo creo que la idea de Dios está muy reducida y ahora se cree en un Dios más interventor, más bien del tipo paternalista, monoteísta y tal. Yo creo en Dios como la ampliación de la consciencia.Y creo que es algo que forma parte de la evolución y que está en constante desarrollo, la idea de lo divino. Es necesario creer en Dios para desarrollar labores artísticas.
Y a su Dios, ¿se le reza?
Sí se le reza, porque en ese Dios, como dice Jesucristo, lo primero fue el verbo. Lo primero es la palabra. También lo dicen Watson y Crick con el ADN, que es un lenguaje, o Richard Dawkins con la teoría de los memes. La palabra es construir realidad, siempre. Ahí aparece el rezo, y ahí es donde tienen valor las canciones o la poesía. El rezo invoca realidades y si, además, va acompañado de esfuerzo, de labores… se acaba construyendo una realidad. Es necesario ese sacrificio intelectual, y sacrificios de otros tipos, para que lo que uno desea se acabe convirtiendo en realidad, aunque pueden pasar por aquí 4.000 años y uno no lo vea.
¿Qué porcentaje de la fe en los cielos nace del miedo en la tierra?
(Ríe). Pues es complicado, se mezcla el miedo con la fe… por eso es tan complicado hablar de lo religioso, de lo divino como tal. Hay como categorías muy cerradas. Por ejemplo ahora estamos peleando contra la islamofobia, pero parece que si eres cristianófobo no pasa nada. Y luego todo lo que lo new age trata de recoger, que no me gusta demasiado. La creencia en Dios es una herramienta de comprensión de la vida, la puedes usar para elevarte o para hundirte, sólo depende de tu propia voluntad. Dios no se diferencia tanto de un hacha: se puede usar para hacer leña o para cortarte una pierna. Internet es igual, Dios es igual. A veces se utiliza por miedo, sí. También otras por valor.
Una de las pugnas de la izquierda, ahora de total actualidad, es la lucha contra la islamofobia, pero, ¿cómo puede una persona de izquierdas, si no promover, respetar el islam, una religión tan hondamente machista?
Bueno, da igual que lo respetemos o no, el islam va a seguir su camino y nosotros el nuestro, y son intereses incompatibles. Desde la izquierda hay muchísimo complejos y errores: una cosa es el islam, otra los musulmanes, otra los árabes… ser islamófobo no tiene nada que ver, por ejemplo, con rechazar a los refugiados, pero muchos sienten que sí. Creo que no debería haber ningún problema en decir que se respeta la religión, pero que tiene que ser algo privatizado, como ha estado peleando la izquierda para que pasara con el cristianismo o el judaísmo. El problema es que la izquierda ve al inmigrante musulmán que viene en una condición teórica de desventaja, creo que hay como un espíritu de socorro muy legítimo que tiende a que se les tolere más.
Lo que ahora llaman “buenismo”.
Por un lado sí. Pero es que respetar al islam y a los musulmanes es tratarlos como iguales, no que de repente en el islam sean todos terroristas ni todos bellísimas personas. El islam tiene objetivos como religión, parte de algo espiritual para cambiar el mundo. Es necesario que haya debate y conflicto, pero conflicto dialéctico, claro. Cuando desde la izquierda se llama “islamófobos” a otros se está hablando desde un etnocentrismo, desde una superioridad moral, desde una condescendencia… que parece que se tiene que hablar de los musulmanes como “pobres almas descarriadas” que necesitan nuestra comprensión, abrazos y apoyo. Y no. Son seres humanos, y todos los seres humanos somos depredadores.
En Puro y ligero cuenta que va a ver al cura de su familia y él le dice que hay médicos y pastillas. ¿Ha descubierto ya qué nos salva? ¿Es mejor el cura o el psiquiatra?
(Ríe). Uno para una cosa, el otro para otras. Es complicado porque hay gente que está tan al borde del colapso que hay que aplacárselo con pastillas, pero también te digo que a mi alrededor he visto tantas experiencias… mira, un colega muy íntimo ha estado 15 años de tratamiento, y yo no niego que las pastillas sean útiles, pero ahora le han diagnosticado una enfermedad neurodegenerativa y le han dicho que puede estar provocada por el tratamiento. Es que estamos en una época en la que se niega cualquier cuestión espiritual, sobre todo las traumáticas. Hace no tanto eran posesiones demoníacas o inspiraciones divinas, y ahora todo eso es enfermedad. Ante la duda, vale más no lobotomizar. No cargar a la gente de drogas. Hay cosas que se pueden reubicar con los psicólogos, otras con los curas y otras con uno mismo.
¿Qué es España? ¿Piensa de verdad que es un país de puticlubs, farlopa y jubilados, como dice en una de sus canciones?
España es eso, pero también son las Rias Baixas, que están muy bien, y bellísimas personas… (risas). Yo entiendo país como algo muy complejo, con un montón de capas: hay bondades y cosas de alto valor, pero también puticlubs, farlopa y jubilados a un nivel muy importante, sobre todo en determinadas zonas de presión del tejido industrial.
¿Hay realmente una afición ibérica hacia la prostitución?
No creo que sea por la naturaleza ibérica, pero sí que la cultura del puticlub era algo más del mundo industrial. El puticlub es, de algún modo, una cárcel, como el bar, la escuela o el puesto de trabajo. O lo era: antes era una cárcel en la que se encerraban las pulsiones polígamas de los hombres de aquella época, porque las mujeres ni siquiera tenían la posibilidad de esa cárcel. Ahora, que hay mucha más libertad sexual, esa cárcel se abre, y está expandida a toda la sociedad…
O sea, que ahora todo el país es un gran puticlub.
Tampoco dicho así (risas). De alguna manera sí, ya sin transacción económica, muchas veces, y otras gracias a las redes sociales… lo que estaba antes cerrado, ahora está abierto.
¿Qué sabe de la droga? ¿Quién se droga en España?
Nunca hubo tanta droga por todas partes y nunca fue de tan mala calidad, y nunca se le tuvo tan poco respeto a la droga… antes, cuando era más fuerte y la gente palmaba, se le tenía miedo, pero como ahora es peor y ni siquiera palmamos de sobredosis, se ha vuelto algo lúdico, es algo hasta cutre, de lo expandido que está… Ha habido una democratización de la droga. Igual que de la prostitución, y de todos los vicios: gula, avaricia, lujuria, envidia.
Lo que hace 50 años eran pecados capitales, ahora son trending topics. Estamos de un materialismo… hemos perdido la noción del pecado y de lo sagrado. El islam sacraliza la acción directa contra el pecado, mientras que en el cristianismo permite, de una manera más fácil, limpiar los pecados a través de la confesión. Bakunin decía que el poder es el único demonio. Era un anarquista, no lo dice un pirado. El demonio también se ha democratizado. Ahora que todo es el “empoderamiento”, y se dice como algo positivo, yo digo “cuidado”. Yo creo que hay que escapar del poder como camino a la virtud.
A los 14 años ya tonteaba con la CGT. Anarcosindicalismo. ¿En qué cree ahora? ¿Se siente identificado con algún grupo?
Me siento identificado en cosas puntuales. Ese es mi gran problema, el “y tú, ¿de quién eres?”.
Como en los pueblos.
Sí (risas). No tengo ese espíritu gregario de decir que pertenezco a tal ideología, porque las ideologías son fuerzas ancestrales que cambian de forma en un período u otro. A las ideologías dales 500 años y pierden su sentido momentáneo. Son corrientes que cambian. En el contexto habitual tiro por el individualismo, y ahora está tan mal visto…
No creo que esté mal visto, simplemente se identifica con el liberalismo.
Sí, pero es que lo liberal está visto como algo malísimo. Y eso que el anarquismo viene del liberalismo, y no se convirtió en comunista hasta que apareció Marx. Hay partes de lo liberal que son válidas y que están persiguiendo un bien social, pero por medio del desarrollo de las libertades individuales, que general repercusiones sociales y políticas. A mí me interesa la cuestión filosófica del individualismo como camino, especialmente ahora que estamos tan necesitados de la aprobación de los otros por medio de las redes sociales, las estructuras colectivas vanguardias de la izquierda… parece que el individuo va desapareciendo.
Dentro de mis múltiples paranoias, ésta tiene mucha importancia (ríe). Ese individuo humano, emancipado, que conoce su entorno y que puede sobrevivir como aldeano hasta hacía muy poco, deja de tener lugar. Y esto se nota en las canciones. Deja de haber esa canción humana que ha habido durante siglos -música popular-… ¡y empieza a haber canciones robóticas! Ya no le cantamos al monte. No me quiero imaginar con el 5G.
¿Cree que en España los revolucionarios han pasado del clandestino PCE a la chesslong? Hablemos del caso de Podemos. ¿Cree que es un partido acomodado?
No es que podemos esté acomodado, es que somos un país acomodado. ¡La comodidad ahora es virtud! Y en el momento en el que buscamos comodidad perdemos el verdadero espíritu que legitimaba las revoluciones. También te digo que las revoluciones han traído más muertes al planeta de las que ha traído nada. No siempre son positivas. Las revoluciones sociales del XIX y el XX han sido unas sangrías tremendas, sólo se justifican cuando está en juego el concepto de “dignidad humana”. Cuando están dirigidas a aumentarla. Pero, ¿esto? Cobrar más, tener más acceso a mejores tecnologías, que nos cueste menos conseguir la comida… esto no era el objetivo de las revoluciones. El objetivo era la emancipación del ser humano.
¿Entonces cree que ya estamos emancipados, que ya somos dignos, y que la revolución en 2017 es inútil?
No, no, para nada. No lo estamos. Sólo digo que hemos perdido el sentido de la revolución y ahora vamos buscando la comodidad: hemos olvidado la cuestión emancipatoria, pero ésta no es materialista y entra en colapso con la dialéctica política izquierdista. Es que no tiene sentido cambiar sólo los puestos de trabajo aquí, porque si los cambias aquí y no en otro lado, jamás se va a llegar a la revolución internacional que se intentó hacer. La propuesta fue la Unión Soviética, pero una vez que llega al poder se corrompe y no se puede aplicar. Bueno, esto da para un libro de 800 páginas. Lo que quiero decir es que lo que le pasó a la izquierda es lo mismo que le pasó al cristianismo. Parten de unas sagradas escrituras buenistas y cuando llegan al poder, caen en la hipocresía. La izquierda se ha dado cuenta de que si aplica lo que dice, no puede gobernar.
¿Le pasa eso a Podemos?
Le pasa a todas las organizaciones de izquierdas que se atreven a buscar el poder.
Lo dice como si buscar el poder fuese algo malo. ¿Qué debe hacer entonces la izquierda con el poder?
Destruirlo. O hacer un ejercicio de contra. Eso es lo que planteaba el 15-M: estar siempre fuera del poder para aprisionarlo y cambiarlo desde fuera. Me parece valiente lo que han hecho en Podemos, y hay mucha gente que está dejando su ilusión, su tiempo y su vida en ello, pero eso siempre trae consigo esos problemas.
¿Qué grietas le ve al partido?
A ver… el cristianismo al principio no concebía diferencias raciales, hablaba de misericordia y de compasión para aumentar el número de fieles y tener los suficientes para tomar el Imperio Romano. Pero cuando llega allí y se encuentra el poder, tiene que empezar a hablar de guerra santa, después de Inquisición… duró muchos años. Al comunismo le pasó lo mismo en la Unión Soviética: cuando no estaba en el poder hablaba de igualdad, de todos unidos, de hermanos proletarios… pero en el poder empiezan las purgas. Hay una hipocresía inevitable. Podemos es ultracristiano en sus fundamentos. Toda la izquierda es ultracristiana en esas intenciones. En el caso de Podemos, el problema es que partió de los círculos, de las asambleas, y ahora vemos cómo se va convirtiendo en un movimiento más jerárquico. Que lo hubieran dicho desde el principio. Pero claro, no lo dijeron, porque no hubieran conseguido llegar a tanta gente.
¿Podemos sería mejor o peor sin Pablo Iglesias?
En términos parlamentarios, estaría peor sin Pablo Iglesias; en todo lo que tiene que ver con lo extraparlamentario, estaría mejor sin él. Aunque no existiría Podemos sin Pablo Iglesias, seguiría existiendo el 15-M. Ya lo hemos olvidado, porque aquí lo olvidamos todo, pero era un tabú decir en el 15-M que se iba a formar un partido de ahí. Parece que se les ocurrió a Monedero y a Pablo Iglesias, y no, se habló desde siempre, pero no se quería hacer porque el 15-M tenía esa vocación extraparlamentaria y era potente en eso. Podemos tiene buena voluntad y algo se hará, pero es fundamental que siga existiendo esa presión desde fuera. La ciudad en España donde más ha subido el precio de la vivienda es en Barcelona, y está Ada Colau. Yo lo decía el otro día en un concierto: si sigue subiendo el precio de la vivienda, los catalanes se van a ir de Barcelona y van a acabar en Asturias.
¿Cree que Cataluña tiene derecho al referéndum?
Como intuirás a partir de mi opinión sobre Parlamentos y demás… creo que para la vida de los catalanes no va a tener relevancia que las leyes las escriban en Cataluña o en España.
No cree que cambiase nada en lo esencial.
Mientras no suponga un profundísimo cambio político, económico o cultural… no. Pero igual que no lo han supuesto los ayuntamientos del cambio. Los cambios no se deciden en los Parlamentos. La democracia representativa ha conseguido la paz social, porque el pueblo cree que interviene en la toma de decisiones, ¡y no es poco…! El pueblo catalán es una entelequia. A lo máximo a lo que puede aspirar políticamente es a controlar y dignificar las condiciones de trabajo. Ahí tiene que operar la izquierda. Me sorprende que se haya puesto tanto énfasis en la independencia y no en una vía sindical fuerte.
Pero al 'procés' no le preocupan las condiciones laborales. Es más una cuestión cultural.
No se pueden hablar de ciertos temas. Porque Cataluña y Navalcarnero del Pedregal están unidos por el catolicismo. Pero en el momento en el que España deja de ser un país religioso… que es poquitos años después de que España deje de ser un imperio… y de que deje de traficar con esclavos, por cierto, se pierde ese sentido. También es curioso que ahora que nos diluimos culturalmente también haya conflictos religiosos como los que hubo previamente a la unificación religiosa de España.
Es decir, si España y Cataluña tuviesen una religión muy fuerte en común, no habría independentismo. Sí, cuando no tenemos ese pegamento que es una religión… pues mira, ahora Cataluña se quiere separar. No hay un pegamento más fuerte que la religión, es el mejor pegamento social que se ha inventado y el que más dura. Si España fuese religiosa de verdad, Cataluña no quería separarse, es así. La Unión Europea también intentó ser un pegamento, pero ahora Inglaterra por un lado… y dentro del Estado Español, Cataluña quiere ir por otro… dentro de 400 años se verá que hemos disuelto nuestros lazos porque la igualdad, la libertad y la fraternidad no han sido capaces de sustituir al pegamento que es la religión.
¿Llegaremos a las manos?
No. Yo no tengo miedo de llegar a las manos en ningún aspecto, ni el micro ni en el macro, de hecho es peor quedarte con las ganas de soltar una hostia que soltarla y que no haga demasiado daño. Después de una pelea, mucha gente se acaba abrazando. Pero ahora, como nos peleamos poco, los blancos de clase media española… no llegaremos a las manos con Cataluña. Llegar a las manos implicaría participación real de la sociedad catalana y española y yo estoy tocando allí todos los días, en tres meses he ido cuatro veces… y no creo que haya realmente una gran diferencia entre nosotros.
La sociedad catalana, igual que la española, quiere trabajo, techo y familia. El otro día uno de Esquerra decía “¡nosotros nos queremos independizar por la corrupción española!”, pero entonces, ¿es que no hay corrupción catalana?, ¿no la habría en su Estado? Probablemente sí. Me da igual que estén o no estén, la verdad. Los problemas del pueblo catalán no se van a solucionar con independencia.
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