A finales de los 90 los móviles empezaban a colonizar nuestra sociedad. De repente todas las personas tenían que tener un teléfono en su bolsillo. Los One Touch Easy se convirtieron en el ladrillo preferido de todos, y las compañías telefónicas empezaron a ofrecer planes para móviles, y con ellos llegaron sus campañas publicitarias, con las que taladraron al personal. A finales de 1997 llegó Edu, el niño de Airtel (que luego pasaría a ser Vodafone) que nos felicitaba la Navidad tantas veces que muchos quisieron cometer un infanticidio por primera vez en su vida.
En la pelea Telefónica y Airtel llegó un tercer invitado, Amena, una empresa que destacaba por su color verde y por unos anuncios más modernos y destinados a los jóvenes. Para su desembarco publicitario eligió, a mediados de 1998 unos bailes modernos al son de una versión actualizada y discotequera de Libre de Nino Bravo. La canción se convirtió en un pelotazo y ese verano todos volvimos a cantar y bailar Libre como si fuera 1972. El responsable era un chaval joven, con poco pelo y unas pintas estrambóticas que se hacía llamar El Chaval de la Peca, por el enorme lunar que lucía en su cara (además de unas enormes gafas de sol).
Detrás del personaje se encontraba Marc Parrot, músico catalán que había comenzado su carrera musical en 1990 con el grupo Regreso a las minas, con quien grabó un disco. Poco después le fichaba Warner Music, con los que sacaría dos álbumes, Sólo para locos y Sólo para niños, en 1993 y 1995 respectivamente. En 1998 grababa su tercer disco, pero nunca vio la luz, porque el éxito del Chaval de la Peca, personaje que había creado en una gala de nochevieja en la televisión de Cataluña, fagocitó su verdadera vocación de compositor y cantante.
Parrot, ya convertido en su personaje todo el rato, aprovecharía el éxito del anuncio y su asalto al trono de la canción del verano para sacar singles y discos llenos de versiones de éxitos españoles pasados por su filtro moderno. El segundo, con el que también triunfó, fue su adaptación de A-Ba Ni-Bi, canción que ganó en Eurovisión en 1978. Así publicó tres discos en tiempo récord, hasta que en 1999 Marc decidió matar a su personaje con un concierto de despedida. Su idea era recuperar su carrera como Marc Parrot, y con el dinero ganado sacaría en 2001 un disco llamado Rompecabezas, que el mismo grabó en su propio estudio de grabación.
Sería el último que grabara con Warner antes de fichar por un sello independiente con el que sacaría Dos Maletas en 2004, y otros dos discos en catalán, Mentidero e Interferencia (2005 y 2007). El éxito nacional ya le dio la espalda, pero Marc Parrot nunca ha parado de tocar y cantar, centrando desde entonces la mayor parte de sus directos en su tierra. En 2015, con motivo del lanzamiento de otro disco Sortir por la fenestra, daba una entrevista a Notodoesindie en la que hablaba de su época como El chaval de la Peca reconociendo que el personaje le "dio algunas cosas y me quitó otras, pero lo que cuenta para mi, es que estoy haciendo música tal y como me gusta hacerla y esto siempre resulta más difícil si no coincide con lo que ‘se lleva’ para algún determinado grupo de gente.
El Chaval de la Peca me dio algunas cosas y me quitó otras, pero lo que cuenta para mí, es que estoy haciendo música tal y como me gusta hacerla, y eso es difícil
También hablaba de cómo le afectó que su primer disco en solitario tras el personaje llegara en pleno boom de Operación Triunfo, un año en el que todos los singles que sonaron parecían salidos de la Academia. “En aquel momento aún era imprescindible sonar en la radio y la tele estaba popularizando un nuevo modelo de artista que venía a ser como una estrella de karaoke con perfil mediático, que encandiló, por su sencillez y normalidad. Para mi, era la antítesis de lo que representaban los artistas que me gustaban: gente única con talento creativo y actitud vital. Aun así, honestamente creo que más allá de herir mi sensibilidad con perlas como Europe’s Living a Celebration no me hizo ningún daño, o en todo caso, fue un daño invisible que no dejó secuelas”, contaba al medio.
Al final, El chaval de la peca consiguió, ya como Marc Parrot, aquello que tanto cantaba su personaje, ser libre como el viento, ya que nunca ha dejado de dedicarse a lo que le apasiona, y este año incluso sacó un nuevo trabajo llamado Refugi con el que actualmente se encuentra de gira por Cataluña.