Menta: "En Malasaña hay muchísima mugre, pero sobre todo hay mucha droga y es preocupante"
La banda madrileña presenta su segundo EP, não não, y el próximo 28 de agosto estará en el Ingrávido Festival, en Salamanca.
25 agosto, 2021 02:24Noticias relacionadas
Son las siete de la tarde de un sábado de agosto en Madrid. El calor asfixiante de la ciudad se pega contra el pavimento, bajando desde los tejados del barrio de Malasaña. Muy cerca de la Fuente de los Afligidos, como si de una broma se tratase, esperan Menta en un parque cercano, buscando la sombra. Son Meji (voz), Nico Rubio y Rodrigo Godoy (guitarras), Lucas Sierra (bajo) y Pedro del Pozo (batería).
La banda se prepara para actuar esa misma noche en el escenario del Centro Cultural Conde-Duque. En una bolsa de plástico hay cervezas suficientes para aguantar el bochorno que se despliega sobre la capital. En algo más de un año de existencia, el grupo ha conseguido tocar ante miles de personas en su concierto debut, visitar algunos de los escenarios más importantes de España y posicionarse como una de las bandas de referencia del sello Sonido Muchacho, la principal factoría en nuestro país de música independiente del último lustro.
El próximo 28 de agosto estarán en Salamanca, en el marco del Ingrávido Festival, un encuentro indispensable, con artistas de la talla de Mujeres o Los Estanques, así como nuevas promesas de la escena nacional como Monteperdido o Diamante Negro.
Con su segundo EP ya en la calle, não não, han refinado un sonido que bebe de la ola de rock argentino de la década pasada, el shoegaze y letras mordaces, amplificadas aún más por el agobio pandémico en el que se presentaron al público. El grupo ha sabido sobreponerse a los estragos del virus, tocando y grabando nuevo material en un momento de incertidumbre total.
A la pregunta de lo que ha cambiado desde su primer EP responden que "muy poco". Menta siguen trabajando en una fórmula sin ambages ni adornos, apostando por canciones que destripan cómo siente y vive su generación. En el primer corte de este segundo trabajo, Esperar, reclaman al hastío y al aburrimiento de toda una generación. Una canción que surgió de la falta de oportunidades laborales de amigos y conocidos: "La juventud desesperada de esperar".
Como la mayoría de jóvenes, equilibran su carrera musical con empleos precarios, aprovechando días libres y fines de semana para dar conciertos: "El día que tocamos con Carolina Durante delante de más de mil personas, yo salía de depilar culos en mi trabajo" explica entre risas Meji, cantante de la banda.
Madrid reaparece constantemente como escenarios, que lejos de romantizarse, amplifican lo más sórdido de la ciudad. Malasaña es solo uno de ellos. En El apartamento, recuerdan uno de los garitos que sirvió de hervidero prepandémico a la escena musical independiente del barrio. Un escenario que, aderezado por la retranca habitual en sus letras, da buena muestra de lo que se esconde tras el glamour de la pose y los posts de Instagram.
"En Malasaña hay muchísima mugre, pero sobre todo hay mucha droga, es preocupante, porque no tiene nada de romántico meterte ketamina un martes en un baño, eres un yonqui igualmente". Desdeñan la pose habitual de rockstar, el abuso de drogas sin estigma y el "tufo rancio" de la escena independiente de mediados de los 2000: "El indie de Russian Red de hace 10 años era facha, ahora es más de pijos con familias fachas".
Señalan el queerbating de artistas como Pol Granch, aquellos que se "se pintan las uñas para conseguir fama, pero siguen siendo los mismos homófobos y machistas". No tienen reparos en señalar por donde la industria hace aguas. Los dobles estándares, las entrevistas incómodas o el puro acoso en redes sociales; a todo eso y más se ha tenido que enfrentar su cantante en la corta carrera de la banda.
En Ojalá te mueras, el primer single de la banda, las redes sociales ardieron con una de las frases de la canción. Una imagen del onanismo femenino que puso nervioso y excitó, a partes iguales, a la soldadesca retrógrada del underground castizo: "Ayer te echaba de menos, una botella me he abierto, luego me he fumado un porro y me he metido cuatro dedos".
Solo dos pares de falanges fueron necesarias para sacar lo más deleznable del público patrio. "Había gente que me paraba por la calle y me preguntaba por la frase, sobre todo fans cuarentones de Los Planetas". Una situación que llevó a que durante una aparición en Radio 3, Meji aprovechase para denunciar la situación públicamente: "Me tuve que cerrar Twitter porque no paraban de enviarme fotos de su polla".
Afirman que, de haber sido cantada por un hombre, la frase no se habría diseccionado tanto. Una situación a la que se exponen constantemente las mujeres que trabajan en la industria musical. Sin embargo, los abusos se perpetúan dentro de la escena, por grande o pequeña que sea.
El silencio cómplice de "quien tiene miedo de que su carrera se vaya a pique" y la complicidad de un mundo que desgraciadamente sigue siendo hostil para las mujeres. La explicación de Meji resulta contundente: "Los cerdos siguen siendo cerdos, sean indies o sean fachas", y añade: "A quien tiene miedo a la 'cancelación' solo puedo decirle una cosa: si eres un mierdas no te mereces nada".