El castillo chapuza, de restauración “lamentable” a premio internacional
Matrera, en Villamartín (Cádiz), pasará a la historia de la restauración como ocurrió con Borja (Zaragoza) y su Ecce Homo.
13 abril, 2016 18:34Noticias relacionadas
En cuestión de días, el castillo de Matrera en Villamartín (Cádiz), una construcción árabe del siglo IX, Bien de Interés Cultural (BIC) y de propiedad privada, ha pasado de ser una de las grandes chapuzas arquitectónicas en la conservación de patrimonio histórico y artístico a ganar el Premio Internacional Archutizer A+, en la categoría de “Preservación”.
En la web del galardón se presenta el proyecto de Carlos Quevedo como un "ejemplo de esfuerzo desinteresado", cuyo objetivo es la preservación ante el abandono y la inaccesibilidad. La asociación Hispania Nostra, dedicada a la conservación de la herencia cultural española, explicó que como consolidación y restauración se trata de una operación “verdaderamente lamentable” y de “masacre”.
El premio otorgado por arquitectos, que reconoce a los mejores proyectos arquitectónicos, y deja fuera la visión de los conservadores. “Es una decisión muy controvertida y parece una decisión corporativa”, explican otros arquitectos. Para Álvaro Bonet, arquitecto e integrante de la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, esto “no es una restauración, sino una obra nueva”. “El arquitecto hablaba de restitución volumétrica y lo que han hecho ha sido una pared nueva. Además, aparecen unas almenas que se recortan sobre el muro. No hay restitución volumétrica alguna. No he logrado reconocer lo original en la intervención. Es una ruptura absoluta con el original”, añade.
“Se ha hecho una reinterpretación de lo que había, no una recuperación. No es conservacionista”, cuenta el arquitecto Eduardo Gómez Iglesias. Asegura a este periódico que ha hecho una recuperación volumétrica muy poco convincente. “Recuerda a la ruina, pero no a la pieza original. La restitución tiene más protagonismo que el original, porque han hecho un puzzle sobre un tablero. El efecto es terrible”. También coincide que la restitución volumétrica está mal entendida y que, además, es hormigón no cal. “Han cogido el soporte y sobre él han pegado las piedras que quedaban”.
Hispania Nostra recuerda que el castillo aprovecha la pequeña explanada de la cumbre del cerro Pajarete, “convirtiéndose en bastión casi inexpugnable y en excelente otero de comarca. Fue mandado a construir por Omar Ben Hafsun, a finales del siglo IX para, desde ahí, defender a Iptuci, la ciudad más avanzada de la Cora de Ronda”. Los asentamientos originarios no fueron árabes, antes estuvieron los tartesios y los iberos.
Los arquitectos dedicados a la conservación de edificios aseguran que este caso es un símbolo de la ausencia de garantías con las que se actúa sobre el patrimonio. No existen garantías ni protocolos en las intervenciones. Tampoco en el mantenimiento. Los especialistas lamentan que el deterioro del pasado arquitectónico de este país es inevitable. “Falta mantenimiento cotidiano. Es mejor mantener que restaurar; es mejor restaurar que reconstruir”. Un edificio abandonado es un edificio derruido.
Precisamente, en 2013 unos excursionistas dieron la voz de alarma al Ayuntamiento de Villamartín por el derrumbe de la Torre del homenaje del castillo de Matrera. El derrumbe ocasionó la pérdida íntegra de las tres plantas y bóvedas de la torre, el muro norte en su totalidad y parte del muro oeste. El consistorio aseguraba que desde mediados de los años noventa existían informes municipales sobre los “peligros estructurales que anunciaba el monumento”.