El análisis de una tumba hallada en la necrópolis descubierta cuando se construía un campo de hockey en San Fernando (Cádiz) ha permitido sacar a la luz un doble caso de muerte violenta ocurrido hace más de 6.200 años. Ha sido gracias a un estudio internacional, en el que han participado las universidades de Cádiz, Granada, Almería y Tübingen (Alemania), publicado en el International Journal of Paleopathology.
El profesor de Prehistoria de la Universidad de Cádiz, Eduardo Vijande, explica en un comunicado que la investigación ha concluido que "ambos individuos, varones y adultos, fueron enterrados en momentos distintos y presentan signos de violencia interpersonal".
El yacimiento del campo de hockey fue excavado en el 2009 por la empresa Fligina S.L., bajo la dirección de Vijande, y permitió estudiar un poblado insular que fue habitado por una comunidad neolítica relacionada con el medio marino. En este yacimiento se pudo documentar una necrópolis de fosas con 59 tumbas y 73 individuos, ya que, aunque la mayoría de los enterramientos eran individuales, se localizaron diez dobles y una cuádruple.
De todos los individuos solo dos presentaban heridas "perimortem" y ambos estaban enterrados en la misma sepultura, una tumba en fosa circular con dos metros de diámetro. "Lo más significativo es que ambos fueron enterrados en la tumba más monumental y una de las que presentaba uno de los ajuares más destacados de toda la necrópolis", sostiene Vijande, quien subraya la presencia de elementos exóticos como un ámbar o un hacha de silimanita (materias primas de lejana procedencia).
"Estos elementos indican la relevancia de los individuos inhumados en esta tumba", señala el profesor. Los dos fueron enterrados en momentos diferentes, ya que, según este estudio, se reabrió la tumba para inhumar al segundo. Los análisis macroscópicos y radiográficos de los cráneos permitieron documentar heridas en el lado derecho de ambos cráneos. El primero era un adulto de 25 a 35 años, y el segundo un adulto de 40 a 50 años, con heridas perimortem que "pueden haber contribuido a la muerte de los individuos".
"Los individuos presentan signos de violencia interpersonal", explica la investigadora Lydia P. Sánchez-Barba, que matiza que por el tipo de fracturas pudo ser accidental o intencional, aunque por la ubicación y el tipo de lesión se inclina por lo segundo. "Ninguno de los dos individuos examinados presentan fracturas en esqueleto poscraneal, lo que sugiere que no fueron producidas por una caída", añade.
Sánchez-Barba destaca el hecho de que ambos fueran enterrados en la misma tumba "hace que este caso resulte particularmente interesante". Parte de los estudios se han realizado gracias al proyecto CEIJ-015 del Ceimar de la Universidad de Cádiz, dirigido por Vijande, y por el proyecto del plan nacional I+D HAR2017-87324-P, dirigido por el profesor José Ramos Muñoz.