Uno de los relojes más antiguos de Madrid se quedó literalmente congelado por el paso de la borrasca Filomena, que tiñó de blanco la capital. Las agujas que marcan la hora en lo alto de la entrada del Banco de España se quedaron paralizadas el pasado sábado a las 11:35. Fue un hecho insólito, algo que no había sucedido en los casi 130 años de vida de la maquinaria.
El gran reloj sobre el chaflán del edificio que da a la Plaza de Cibeles, parecido al de la Puerta del Sol, está hecho de bronce, hierro y madera. La Comisión de Obras del BdE acordó colocarlo en una reunión celebrada el 17 de agosto de 1889, y se inauguraría dos años más tarde.
"Tras un azaroso viaje, que incluyó un accidente del barco que lo traía desde Londres, donde lo había creado la casa [de David] Glasgow, el relojero Garín lo puso en funcionamiento el 1 de marzo de 1891, tras entregar un manual de cuatro páginas -que aún se conserva- explicando cómo debía realizarse su conservación, de la que se hizo cargo a razón de 2,50 pesetas diarias", explican en la página web del Banco de España.
Desde entonces, ha dado la hora de forma ininterrumpida, según los datos de la División de Conservaduría de la institución, esquivando incluso los bombardeos sistemáticos de la aviación franquista sobre Madrid durante la Guerra Civil. Sin embargo, tal y como informa El País citando a fuentes del mencionado departamento, el reloj se quedó parado durante el temporal de nieve y así estuvo tres días, hasta que los operarios lo pusieron en marcha este martes al mediodía.
Las agujas dejaron de moverse porque se congelaron a causa de las temperaturas bajo cero. Al derretirse el hielo, el relojero que también supervisa la maquinaria del de la Puerta del Sol lo ha limpiado y ha engrasado de nuevo su interior. En los últimos años, según la citada información, el reloj del Banco de España, que forma parte del patrimonio histórico de Madrid, solo ha precisado dos paradas técnicas para resolver incidencias puntuales. Hasta la aparición de Filomena, no constaba en los archivos ningún otro parón provocado por causas ajenas al mantenimiento.
Una de las principales funciones con las que se estableció el reloj fue la de ayudar a cumplir el artículo 89 del reglamento del Banco de España que, desde 1876, indicaba que "la hora de la reunión (de la Junta General de Accionistas) estará señalada... y al darla el reloj público más inmediato al Banco, el Gobernador abrirá la sesión". Con la creación de la máquina en su chaflán principal, la institución se aseguró que su actividad se rigiera por la hora correcta, dado que, además, este reloj debía hacer funcionar a los demás relojes del edificio mediante un mecanismo eléctrico disparado por su péndulo.