El Chelsea, dicen, busca entrenador; el Manchester United, rumorean, tiene una vacante; y el Real Madrid, susurran, necesitaría alguien para sustituir a Rafa Benítez. Sin embargo, nadie ha preguntado por André Schubert, ese tipo del que cuentan maravillas en Alemania. El mismo que sustituyó a Lucien Favre cuando el Borussia Mönchengladbach se encontraba en descenso y venía de caer derrotado en las cinco primeras jornadas de la Bundesliga. Entonces, llegó él para cambiar la dinámica, quedarse con el puesto de entrenador y colocar a su equipo en la cuarta plaza antes de irse de vacaciones por Navidad.
André Schubert, un desconocido hasta hace poco, ha obrado un milagro en toda regla. Tomó las riendas de un equipo soporífero y lo despertó de un día para otro, como reflejan sus números en Bundesliga. El Galdbach, tras su llegada, suma nueve victorias, dos empates y una derrota en Alemania. Es decir, ha pasado de luchar por el descenso a estar metido en la pelea por los puestos que dan acceso a la Champions League.
Su hazaña bebe del elixir de las buenas historias y se desarrolla bajo un completo anonimato. André Schubert, nacido en Kassel (región de Hessen), esa ciudad donde los hermanos Grimm situaron algunas de sus fábulas y cuentos, creció leyendo relatos de ciencia ficción y soñando con ser entrenador. Es decir, esbozó su futuro con la pelota en los pies y los sistemas tácticos en la cabeza, como cualquier chaval de la época. Estudió Filología alemana y deportes en la Universidad, e intentó ganarse la vida jugando al fútbol. Sin embargo, nunca llegó a ser profesional.
El 'Supercalvo', como le apoda ahora la prensa germana, renunció al control de la pelota para formarse como entrenador. Estudió para ser profesor de fútbol -fue el mejor de su promoción- y se desempeñó como tal en el Bayern de Múnich y el Schalke 04 antes de dar el salto a las categorías inferiores de la Mannschaft, donde ejerció como asistente de Bernd Stöber en la sub-15, sub-16 y sub-17. Entonces era un cualquiera, pero en la Federación ya hablaban maravillas de ese joven que gustaba de pedir sudaderas con capucha y encerrarse en una habitación a analizar rivales.
Tras la teoría, aquel aprendiz de ojos bisoños que hacía de asistente y ejercía de entrenador, buscó la gloria en solitario en el Paderborn y el St. Pauli, pero su gran oportunidad le llegó esta temporada. De repente, el Borussia Mönchengladbach lo quiso para entrenar a las categorías inferiores y él aceptó el reto, sin prever que tras las primeras cinco derrotas del equipo en la Bundesliga, sería el elegido para sustituir a Lucien Favre.
Y el experimento no le ha podido salir mejor al club: André no sólo ha sido el técnico revelación de la competición germana, sino que, merced a los buenos resultados, ha sido designado por muchos como el mejor de la primera vuelta -con el permiso de Guardiola-. Porque lo cierto es que el Gladbach ha sido el único que ha conseguido derrotar al Bayern, con el consecuente mote para Schubert, al que desde entonces se le conoce como 'La Kryptonita de Pep'. Sin que sea el objetivo de ningún grande ni esté en la agenda del Manchester o del Real Madrid, pero con la vitola de ser uno de los entrenadores más prometedores del continente.