La justicia le debe una Champions al Atlético de Madrid, pero en el fútbol no hay justicia: es uno de los secretos de su éxito. La segunda final madrileña por el trofeo de clubes más importante del mundo encuentra al ‘rey de Europa’ frente a un equipo pletórico: un mecanismo pulido incesantemente por Simeone durante un lustro hasta acuñar incluso un estilo propio, el ‘cholismo’, sucesor del ‘mourinhismo’ en el ingrato rol de presentar una alternativa guerrera y eficaz al ‘tiki-taka’ que ha dominado el fútbol mundial en la última década.
El Atlético estuvo 14 años sin ganar un título, pero ha conquistado siete en las seis últimas temporadas: dos Europa Leagues, dos Supercopas de Europa, una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España. Es la primera vez que gana títulos en seis temporadas seguidas. Con Simeone el ‘Pupas’ se ha convertido en un ‘grande’: sólo le falta una Champions para despojarse definitivamente de cualquier complejo.
La heroicidad de alcanzar una segunda final en tres años (habiendo eliminado a los dos favoritos oficiales: Barça y Bayern) ha colocado a ese equipo al borde del abismo: las consecuencias psicológicas de una eventual derrota contra sus ricos vecinos de la Castellana, resucitados por Zidane de una campaña lastimera y con sorteos afortunados, serían terribles. Simeone es perfectamente consciente: no importan los méritos anteriores. "Sólo ganar la Copa me haría ser feliz", dijo este viernes. Le secundó Torres: “Es el partido de mi carrera”.
La misma esencia que en 2014
Ambos equipos presentan básicamente el mismo perfil que en la final de Lisboa: la pegada madridista (condecorada por la vuelta del mejor Ronaldo) frente al mejor trabajo defensivo de Europa, capaz de resisir con diez jugadores durante una hora frente al Barcelona o de resistir al asedio bávaro en el Allianza Arena. También de ganar con holgura al Madrid en su casa, como pasó en el derbi de febrero (0-1). De hecho, los blancos han ganado solo dos de sus 12 últimos partidos en todas las competiciones contra el Atlético. (Aunque esos dos triunfos han llegado precisamente en la Champions League, competición predilecta de Chamartín).
Las estadísticas ofensivas del equipo de Zidane frente al de 2014, cuando era ayudante de Carlo Ancelotti, son prácticamente idénticas en cuanto a goles y remates por partido. También en el promedio de posesión media, según datos de OPTA. Es en el apartado defensivo donde se observa una mayor solvencia por parte del equipo actual: recibe 0,69 tantos por encuentro en lugar de 0,81. Paradójicamente, la mejoría blanca ha llegado en el repliegue. Zidane prometió “buen juego”, pero ha comenzado por fortificar el equipo: la apuesta por Casemiro (una obsesión declarada de Simeone) convalida mínimamente el trabajo anterior del defenestrado Benítez.
Hacía mucho tiempo que no se veía un equipo blanco tan replegado como el que venció al Manchester City en semifinales. Simeone, como si ello, refrendase su manual de estilo, afirmó en la rueda de prensa previa al partido: "Pareciera que jugar al contragolpe, como dije que hizo el Madrid ante el Manchester City, es malo. No, al contrario, es una opción inteligente de juego”.
La seducción de Zidane
No era la táctica el problema del anterior entrenador merengue. A los jugadores blancos ya no les importa correr hacia atrás ni juntar las líneas: fueron inmediatamente seducidos por Zidane, la última bala de plata del florentinismo cuando sectores del Bernabéu, hace solo unos meses (parece mentira ahora) le pedían la dimisión.
El Real Madrid ha alcanzado la final de la Champions League por decimocuarta vez, más que ningún otro equipo. Ha ganado diez de ellas, también un récord. No hay probablemente rival con un gen competitivo más incómodo para el Atleti, pese a su victorioso registro de los últimos años. El equipo estaba muerto en febrero y ha llegado vivo al mes de mayo en otra demostración de instinto de supervivencia, que no de juego: si se cuenta con Cristiano Ronaldo y con Bale muchas veces basta con mantener la portería propia a cero.
El portugués ha participado en el 74% de los goles del Real Madrid en esta Liga de Campeones (20 de 27). Está a solo un gol de igualar el récord de más goles en una sola edición de la Champions, que ya es suyo: 17, precisamente en la temporada 2013/14.
Alineaciones probables
El Atlético está en Milán desde el jueves con su once casi definido (con una novedad latente: el belga Yannick Carrasco por el argentino Augusto Fernández). Es el siguiente: Oblak; Juanfran, Savic, Godín y Filipe; Saúl, Gabi, Augusto (o Carrasco) y Koke; Griezmann y Fernando Torres.
Sobre la alineación blanca no existe duda alguna, salvo lesión de última hora: Keylor Navas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos y Marcelo; Casemiro, Kroos y Modric; Bale, Cristiano Ronaldo y Benzema.
Las tres finales previas de Champions League/Copa de Europa disputadas en San Siro no se han decidido por más de un gol de diferencia (1965, 1970, 2001) y en las dos últimas hubo prórroga. El precedente de Lisboa apunta hacia un partido dramático y cainita, previo a una noche milanesa inolvidable para la mitad del público. El Madrid ha ganado 10 de las 13 finales disputadas en su historia. El Atlético juega su tercera.
Las palabras de Torres resumen el sueño colchonero: “Espero que San Siro a partir de este sábado sea un lugar mágico para los atléticos, al que siempre podamos mirar y tener buenos recuerdos”. Sumar Milán al recuerdo maldito de Lisboa sería un castigo demasiado duro para un equipo que no juega bonito, pero que saca un rendimiento ejemplar a sus recursos y se ha ganado el respeto general. Incluso en una parte de la afición madridista.