Para llegar a estar bajo los focos de un gran estadio hay que empezar por el principio. Y para entender la presencia de un equipo peruano como Sporting Cristal en un campeonato como el Mundial de Clubes sub17 de la Comunidad de Madrid hay que mirar quizás el fútbol desde otro ángulo. Desde la salvación que puede significar para un chaval practicar el deporte en Lima, o desde la pasión que provoca que en la grada de un campo de fútbol de Fuenlabrada haya peruanos venidos desde Francia para presenciar un partido.
La humildad es el santo y seña del trabajo en las categorías inferiores del fútbol peruano. La humildad y también la sabiduría, el aprendizaje de los mejores y la utilización y continuación de su legado. Alberto Giráldez, tras muchos años de trabajo en el Real Madrid, dejó su sello en Lima. Ahora la tarea en Sporting Cristal la continúa Telmo de Andrés. Y poco a poco el trabajo comienza a dar sus frutos, logrando que vayan llegando futbolistas peruanos de alto nivel a ligas importantes, y consiguiendo que la hinchada tenga ganas de ver jugar a su selección, que pierde referentes al mismo tiempo que llega la savia nueva, demostrando que esto marcha.
Víctor Reyes, uno de los directores técnicos de las categorías inferiores de Sporting Cristal, club fundamental en el fútbol limeño, esquematiza para EL ESPAÑOL, desde la tribuna de La Aldehuela –Fuenlabrada–, su articulación interna: “Contamos con alrededor de 300 jóvenes en la cantera, incluyendo la escuela base, con niños desde los cuatro años. Es de las mejores canteras del fútbol peruano, buena infraestructura con cinco campos de fútbol bien organizados”.
La articulación de las competiciones nacionales, en las que los jugadores crecen, es bastante más complicada. En un país que casi triplica en extensión a España, la raíz de los campeonatos arraiga en la región metropolitana de la capital, con Alianza Lima, Universitario y el propio Sporting Cristal a la cabeza, para luego expandirse. “Equipos como César Vallejo y Melgar [potencias también del fútbol peruano, con base en las ciudades de Trujillo y Arequipa, respectivamente] tienen sede también en Lima, donde nacen los torneos principales.
Luego se organiza un torneo nacional, y los campeones juegan contra los campeones de Lima. De estos campeonatos van saliendo las selecciones inferiores, sub15, sub17 y sub20”. Reyes, el director, cuenta con orgullo las andanzas de sus chavales, mientras no quita el ojo al césped y a los partidos por los que va desfilando el trabajo de cantera Palmeiras, Corinthians, Real Madrid, Atlético de Madrid, Atlético Nacional, Deportivo de la Coruña, Rayo Vallecano y Tokushima Vortis. Siempre aprendiendo.
JUEGOS PANAMERICANOS DE 2019
Fundamental para todo el deporte peruano, incluido el fútbol base, serán los Juegos Panamericanos de 2019, en Lima. Es la excusa perfecta porque Perú sigue avanzando, ya en la segunda década del siglo XXI, por fuera del radar mundial en muchos aspectos. Ilocalizable para los medios de comunicación y para un eurocentrismo que marca el ritmo, no sueña con el G20, entraría por los pelos en el G50 –a la altura de Rumanía y Argelia–, y en América Latina está por detrás económicamente de Brasil, México, Argentina, Colombia, Venezuela y Chile. Todo esto repercute a nivel deportivo en general, y futbolístico en particular. Así pues, los próximos Panamericanos de Lima se preparan a conciencia –también suelen ser selecciones sub22 o sub20. Los altavoces tienen que sonar alto y claro, y estos torneos como el Mundial de Clubes sub17 de la Comunidad de Madrid –del 25 de mayo al 1 de junio–, son la perfecta prueba de sonido.
Otro objetivo del fútbol base peruano es la presencia de sus equipos en las fases finales de las Copas del Mundo de categorías inferiores. Sus rivales más cercanos se han dejado ver por allí alguna vez y eso les presiona e incentiva: “Hemos mejorado la estructura, creo que estamos un paso adelante de Bolivia y Venezuela”, indica Reyes. “Y estamos tratando de alcanzar a nuestros vecinos Chile, Colombia y Ecuador, que han progresado mucho en los últimos años".
La evolución es necesaria porque la selección absoluta peruana, desgraciadamente, parece anclada en el tiempo en cuanto a conquistas. Ha participado solo en cuatro Copas del Mundo. Su mejor resultado fueron los cuartos de final de 1970. Su última aparición fue en 1982, en España. Eso sí, dos títulos memorables lucen en sus vitrinas: La Copa América de 1939 y la Copa América de 1975. Aún son recordados los héroes del 75: Teófilo Cubillas –Alianza Lima, Oporto– como mejor jugador, y Juan Carlos Oblitas –Universitario, Elche, Sporting Cristal– y Oswaldo Ramírez –Universitario, Sporting Cristal– como goleadores. Más de cuarenta años después, tras tocar techo con una tercera posición en Copa América en 2011 y 2015 gracias a los goles de Paolo Guerrero –y bajo la tutela de Sergio Markarián y Ricardo Gareca, respectivamente–, los héroes van a tener que empezar a ser los jóvenes.
Cristal ayuda en lo que puede en este aspecto. Comienzan a lucirse los grandes talentos moldeados en sus campos de entrenamiento. Beto da Silva, fichado por el PSV holandés, es el mayor símbolo. “Ya está jugando en la selección, haciendo goles”, subraya Reyes. “Luis Advíndula fue uno de los mejores laterales de la Copa América 2015, lateral derecho, está jugando en el Newell´s Old Boys de Argentina. Luis Abram, central, categoría 96, del primer equipo de Sporting Cristal, que también ha jugado en el Mundial sub17 de la Comunidad de Madrid hace un par de años, ya ha debutado en la selección absoluta".
Los apuntes en este campeonato, con la garra del Sporting Cristal sub17 campando por la hierba, hablan de Fernando Pacheco y Anthony Quijano en la delantera, y José Inga como gran capitán en el centro del campo. En una estancia de 4 días de España, después de su viaje transoceánico, disputaron tres partidos: empataron contra el Atlético de Madrid, y sucumbieron, peleando, ante Deportivo de la Coruña y –en cuartos de final– ante Palmeiras. El torneo, en esta ocasión con Real Madrid, Atlético de Madrid, Rayo Vallecano y Palmeiras en semifinales, se ha convertido en una tradicional clase magistral para cada uno de los jugadores limeños que saltan el charco en cuanto surgen la ocasión.
Esta vez no ha habido suerte, pero la pelota acabará entrando, y nos deleitaremos con la repetición, a cámara lenta, desde otro ángulo, de goles heroicos y peruanos.