El pasado 4 de julio, en el Estadio Nacional de Santiago, Alexis Sánchez tenía la responsabilidad de tirar el último penalti de la final de la Copa América. Desde el centro del campo le observaba, entre otros, Leo Messi, el jefe absoluto de aquel FC Barcelona en el que este tímido joven crecido en el desierto se encontró permanentemente encorsetado por la influencia de la 'Pulga'. La selección chilena estaba sólo a un disparo de conquistar su primer torneo en un siglo, de conseguirlo en casa y de arrebatárselo, además, al 'gigante' que siempre le ha mirado desde arriba: Argentina.
Alexis miró el cuero, miró al tendido, resopló una vez, escuchó el silbido de autorización del árbitro, corrió al balón y en el último instante antes de golpearlo se paró, ya tumbado el portero Romero, para anotar el gol más importante de la historia de su país con un suave toque a lo Panenka, rasa, lenta, por el centro. Nunca se había visto una fiesta semejante en las calles de Santiago. A la mañana siguiente, el mago Jorge Valdivia escribió en Twitter: “Chile, hoy te ves más lindo”.
Alexis Sánchez, el Niño Maravilla (Tocopilla, 1988), aquel jugador que deslumbró a Europa en el Udinese italiano durante 2010 y 2011, ya no emite las señales de pudor inherentes al chico que lavaba coches en el polvo perpetuo de su contaminada localidad natal y jugaba al fútbol en descampados mientras su madre vendía pescado a muchos kilómetros de distancia. “Pagaría por verme jugar”, afirmó tranquilamente en una rueda de prensa al principio de la reciente Copa América, cuando les faltaban semanas para tocar la gloria.
En su segunda temporada en el Arsenal, el delantero chileno no sólo bate registros goleadores (10 goles en los últimos 7 partidos), sino que su carrera empieza a a adornarse con marcas de súper estrella mundial. En su octava temporada en el fútbol europeo, la compañía suiza CIES Football Observatory tasa al jugador en 68 millones de dólares, colocándole entre los 10 futbolistas más cotizados del planeta. Desde el pasado 26 de septiembre es, además, el único futbolista profesional en la historia que haya logrado un hat-trick en las tres ligas más importantes del mundo: España, Inglaterra e Italia.
Sus cifras anotadoras son más valiosas todavía si se tiene en cuenta que no juega de delantero centro: suele hacerlo de extremo o segunda punta, posiciones donde explota su tremenda velocidad y la técnica de un definidor clínico que se mueve con similar destreza en todo el frente de ataque y siempre intenta algo diferente. “Nunca deja de moverse, empuja al equipo hacia adelante… Su entusiasmo es contagioso para todo el equipo”, dijo recientemente su entrenador, el francés Arsene Wenger.
Alexis Sánchez ya había batido en su primera juventud algunos récords. Por ejemplo (dos veces) el fichaje más caro de un jugador chileno: la primera, cuando fue traspasado del Udinese al Barcelona en 2011 por 26 millones de euros más 11 en variables. La segunda, al mudarse de España a la Premier League inglesa: 38 millones de euros. Antes del Udinese, su primer club europeo, donde el diario La Gazzetta dello Sport le calificó como “el mejor jugador de la Liga Italiana” y llamó la atención de Pep Guardiola, Sánchez había jugado en otros tres equipos: Cobreloa (donde recibió su apodo de 'Niño Maravilla' y debutó en la Copa Libertadores a los 16 años), Colo-Colo (donde fue campeón de la Liga de su país) y River Plate, al otro lado de los Andes, donde sufrió su lesión más grave (rotura de los ligamentos del tobillo izquierdo) y regresó para ganar el Torneo Clausura.
El jugador se marchó a Londres en julio de 2014 con cierto regusto amargo por su trienio barcelonés: seis títulos obtenidos en tres temporadas de transición (la última de Guardiola, la de 'Tito' Vilanova y la de Gerardo Martino) marcadas por su permanente empeño en demostrar su calidad y merecerse un puesto de titular fijo en un equipo donde la libertad total sólo se reservaba al mejor futbolista del mundo. Sólo Gerardo Martino dio auténtica continuidad al chileno en las alineaciones del club catalán, donde recibió el dorsal '9' que alguna vez llevase su futbolista predilecto, Ronaldo Nazario de Lima. Sin embargo, su relación con el técnico rosarino se estropeó hacia el final de la temporada. Es a 'Tito' Vilanova a quien guarda auténtico cariño: “Tito ha marcado mi carrera como jugador. Era un año que yo estaba perdido, me dio un apoyo muy grande, me dijo que no me fuera, que me quería con el equipo y que no diera bola a lo que se comentaba fuera”, dijo en diciembre de 2014.
Sánchez, que en la cancha siempre se ha caracterizado por el esfuerzo y la creatividad, encontró poco después comprensión inmediata en el fútbol inglés: en su primera temporada con el Arsenal ya fue elegido el mejor jugador de la Liga inglesa por los aficionados (Hazard fue el mejor en la encuesta a futbolistas). Este mes de octubre la prensa inglesa afirma repetidamente que los gunners le ofrecerán antes de Navidades la renovación de su contrato por varios años más, haciéndole un pilar futuro del club. El chileno es ya uno de los candidatos para jugador del año, aunque falten tres cuartos de temporada. Wenger, entrenador cuestionado pero con un currículo intachable en cuanto a forjador de futbolistas, ha sabido darle al chileno la relevancia que necesitaba: “Me gusta verle jugar, es encantador".
El futbolista del Arsenal es, además, la estrella indiscutible de Chile, actualmente la mejor selección de Latinoamérica, un equipo con otros fuertes candidatos al liderazgo (Arturo Vidal, Gary Medel, Claudio Bravo) que han cedido a la explosión del tocopillano. “Alexis Sánchez es el mejor jugador chileno de la historia”, sentenció este año el popular Medel. La 'Roja' sudamericana venció con claridad este mes a Brasil en su estreno hacia el Mundial 2018 (2-0, un gol de Alexis) y superó días después a la rocosa Perú de Ricardo Gareca en Lima días después (3-4, otros dos goles de Alexis). Con esos tantos, el Niño Maravilla superó al mítico Carlos Caszely en el escalafón de goleadores históricos de la selección y se colocó (con 31) en el tercer lugar, sólo superado por Iván Zamorano (34) y Marcelo Salas (37).
Sánchez ha disputado ya dos Mundiales y todo hace presagiar que falta al menos uno más. A sus 26 años, dijo de él hace poco el propio Zamorano: “Alexis va a pulverizar todos los récords, los míos, los de Salas... Es un tipo que tiene súper claro el camino que tiene seguir, y ojalá no pierda nunca la alegría por jugar”. En Chile, donde es leyenda la dupla “Za-Sa” que formaron Zamorano y Salas, se habla ya de la dupla “Var-Sa”, compuesta por Sánchez y Eduardo Vargas, el nuevo delantero del Hoffenheim alemán, intrascendente hasta ahora en su paso por el fútbol europeo pero máximo goleador de la era Jorge Sampaoli, el continuador desde 2012 del trabajo que inició el también argentino Marcelo Bielsa al frente del fútbol chileno en 2007.
La historia de éxito de Alexis, el niño sin padre que quería ser el mejor futbolista del mundo y al que el alcalde de Tocopilla regaló sus primeras zapatillas de fútbol, ha recorrido Chile, donde es máxima inspiración para los niños. Hijo ilustre de Tocopilla, “Sánchez se ha consolidado como uno de los principales embajadores de la imagen de nuestro país”, afirma la directora de la Fundación Imagen de Chile, Myriam Gómez. Colabora frecuentemente en proyectos sociales relacionados con la infancia y vela por el cuidado de su madre y hermanos. Es un héroe nacional objeto de documentales en la BBC. Afirma tener un sólo referente en la vida, su madre, que le envía consejos futbolísticos después de cada partido. En Inglaterra su trayectoria también merece el respeto popular. “Mis hijos fueron a ver al Manchester United ante el Arsenal y llegaron pidiéndome camisetas de Alexis Sanchez”, contó sorprendido hace unos días el retirado defensa del United, Rio Ferdinand. Ha nacido un ídolo.