En un verano en el que se ha hablado mucho más de la Federación que de la Selección, Julen Lopetegui y su equipo han acentuado su perfil bajo para preparar un compromiso estelar y delicado: aunque la afición lo tuviese medio olvidado entre las fiestas veraniegas y lo de Villar, entretenido por los chiringuitos y la implosión del Barça, España se juega la clasificación directa al Mundial de Rusia dentro de dos sábados en el estadio Santiago Bernabéu.
Ha bajado el suflé del ‘caso Villar' y en la Federación se sigue repitiendo aquello que esbozó el seleccionador en julio tras la detención del todavía presidente (suspendido): “Ojalá se vuelva pronto a hablar de fútbol". El verdugo de España en la pasada Eurocopa tiene una categoría suficiente como para preocupar a los responsables federativos, necesitados urgentemente de buenas noticias. Nadie osa siquiera imaginar lo que significaría la ausencia de España dentro de nueve meses en la superpotencia de Putin.
El obligado destierro de Costa por su larga (y peligrosa) inactividad en año mundialista vuelve a reabrir el único boquete sin llenar de esta España renovada (en términos futbolísticos): la figura de un delantero centro insustituible. No hay un ‘9’ fijo en el corazón del aficionado desde Villa, hasta el punto de que en estos días se vuelve a especular tímidamente con su regreso (lleva 18 goles en 23 partidos de la MLS, es 10 meses más joven que Adúriz, nunca renunció a la selección).
Los inicios de cada temporada, no obstante, son momentos ideales para hacer pruebas. Y la melancolía por el ‘Guaje’, el goleador de Sudáfrica 2010, pesa menos que el deseo de encontrar un ariete entre la espléndida generación que Lopetegui integra con paciencia en la absoluta. Después de Costa y Morata (por ese orden), la nómina de delanteros ha sido completada con Adúriz (al que cuesta ver en Rusia tras su comportamiento en Francia 2016) y Aspas, que no es un ‘9’ puro ni pretende serlo. Costa lleva cinco goles desde que llegó Lopetegui, pero el seleccionador y su equipo de trabajo llevan semanas enfrascados en la tarea de inyectar ilusión a la línea menos solvente de España.
Dos nombres resaltan en el catálogo de ‘nueves’ patrios. Uno es Sandro, jugador ya de la Premier, pero a sus 20 años es el ‘killer’ de la sub-21 y se confía en su evolución progresiva, sin sobresaltos ni cargas prematuras de responsabilidad. El otro es Mariano Díaz, protagonista de la única decisión cuestionable del Real Madrid en bastante tiempo: fue vendido este verano al Olympìque de Lyon por ocho millones de euros.
Revelación en Francia
Antes de que llegase Neymar, este catalán y dominicano de origen fue el protagonista de la Liga Francesa: tres goles en los tres primeros partidos. De salto prodigioso, comprometido en defensa, con buen disparo y ágil de cuerpo y mente, la convivencia del delantero de 24 años con las estrellas del Madrid durante un par de años ha forjado un futbolista muy respetable, del gusto del cuerpo técnico (como ha podido saber EL ESPAÑOL), que a sus cualidades físicas añade reputación de buen chico.
El ruido de Mariano crece como respuesta a ese cráter que dejó Villa (el máximo goleador de la era Lopetegui es Silva, un mediapunta). Y pese a que el hispanodominicano no ostente el cartel merecido en España, los rumores tienen apoyatura: la Federación Española de Fútbol envió este mes (según varios medios) una notificación al Olympique de Lyon para informarle de que su flamante delantero está en la prelista (de más de 40 futbolistas) para los partidos de Italia y Liechtenstein (el día 5, como visitante). La comunicación a clubes extranjeros donde militan jugadores españoles se da con muchos futbolistas y no implica compromiso alguno de convocatoria, pero el prolongado bajón de Alcácer y la juventud de Sandro inclinan el terreno a favor de posibilidades nuevas.
La banda izquierda
Julen Lopetegui estuvo en Wembley el pasado fin de semana observando el Tottenham-Chelsea, en el que Marcos Alonso se lució con un doblete que dio el triunfo (1-2) a los 'blues'. Es precisamente el lateral izquierdo donde se detectaba tradicionalmente falta de reemplazantes fijos para Jordi Alba, pero la maduración de Alonso en Inglaterra y la imparable emergencia de Escudero hacen incluso dudar sobre quién debería ser titular. (Además de que el sólido Monreal es del agrado del seleccionador, siempre cumpliendo cuando sale).
Mariano Díaz, el exmadridista que vivió a la sombra de la ‘BBC’ y de Morata, nacido en Premià de Mar (Barcelona), ha disputado un partido con República Dominicana (en el que marcó un gol y dio una asistencia), pero fue amistoso: no le impide ser convocado con España. Unos minutos contra Luxemburgo el día 5 le garantizarían fidelidad eterna a la ‘Roja’. En ausencia de Costa y de otras alternativas ilusionantes, su nombre suena con fuerza sorprendente para un chico que dejó el Madrid sin grandes duelos por ocho millones de euros.