Hay días para odiar el deporte. Sí, así es. En ocasiones, por lo que sea, el balón se envuelve entre sucesos desagradables. Por ejemplo, hace dos semanas, en el apuñalamiento en los alrededores del Metropolitano. Pero, en otras múltiples ocasiones –la mayoría–, ofrece su mejor cara. Y, lo cierto es que, dejando a un lado la épica de la Copa del Rey –esos penaltis forzados por el Alavés o la hazaña del Leganés en el Bernabéu–, el balón, esta última semana, ha querido proponer a la humanidad una historia digna de Hollywood. Hablamos de la protagonizada por Shaquem Griffin, aspirante a ser el primer manco en jugar en la NFL (Liga Nacional de Fútbol Americano).

A priori, su pretensión parece imposible. ¿Cómo va a jugar alguien sin una mano –la izquierda– al fútbol americano? ¿Es posible agarrar, luchar y pasar sin ella? Realmente, es complicado. Lo puede reafirmar cualquiera que lo haya intentado. Sin embargo, Shaquem Griffin no sólo se lo ha propuesto, sino que ya ha demostrado poder hacerlo. Así lo ha querido desde pequeño. Su minusvalía nunca le paró. Nació junto a su hermano gemelo Shaquill y nunca ha aspirado a menos. Ambos quisieron ser deportistas profesionales y, tiempo después, están a punto de lograrlo (uno ya juega en la NFL y el otro podría hacerlo próximamente).



Pero su carrera no ha sido un camino de rosas. Shaquem Griffin, antes de venir al mundo, sufrió lo que se conoce como Síndrome de bandas amnióticas: un grupo de defectos al nacer que ocurren cuando algunas partes del feto (suelen ser extremidades) se enredan en bandas amnióticas dentro del útero y afectan al desarrollo del bebé, que presenta anormalidades. Su hermano, sin embargo, no presentó ninguna tras el parto. 

Shaquem Griffin. Reuters

Shaquem sí. Hasta los 4 años, sintió dolor y él mismo trató de amputarse la mano. Su madre, sin embargo, llegó antes de que lo hiciera y lo convenció para que se estuviese quieto. Al día siguiente, los médicos lo dejaron sin su mano izquierda. Pero aquel incidente no le impidió soñar. Él quería jugar al fútbol americano, quería ser profesional y formar parte del Olimpo de estrellas de la NFL. Entrenó, entrenó, entrenó y ahora está a punto de conseguirlo.



“Los entrenadores universitarios ni siquiera se daban cuenta de que Shaquem Griffin no tenía una mano y venían a decirme que querían a los dos hermanos. Después les decía que a uno de los gemelos era manco y en ese momento dejaban de hablar”, reconoce Cory Moore, entrenador de los gemelos, en una declaración a NFL.com.



Pero, a pesar de eso, no se rindió. Su hermano no quiso aceptar la beca de la Universidad si no se la daban también a su gemelo. Y, finalmente, aceptaron. Los Griffin entraron en la Universidad de Central Florida y, en la última temporada de la ACC (Conferencia de las ligas universitarias de la NCAA), Shaquem ha sido el mejor jugador y su equipo no ha perdido ningún partido, autoproclamándose campeón.



Ante esa situación, la NFL no ha querido dejar pasar la oportunidad. Lo ha invitado a la Senior Bowl, donde se prueba a algunos de los jugadores que después estarán en el Draft de abril y ficharán por equipos profesionales. ¿Conseguirá él estar entre la terna de jugadores que llegarán a jugar al máximo nivel? ¿Se proclamará campeón de la Superbowl? Él está convencido de que va a conseguir todo lo que se proponga. Y, de momento, no ha faltado a su palabra. No se va a rendir. ¿O alguien alberga una mínima duda?

Shaquem Griffin. Reuters

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