Ünsal Tarik había escuchado, reiteradas veces –y por parte de conocidos y de allegados de todo tipo–, que deporte y política no se debían tocar. “Te vas a meter en líos”, le decían. Sin embargo, él hizo caso omiso a todos esos mensajes. Qué se le va a hacer. Siempre se ha preocupado por Turquía –desde donde emigraron sus padres– y no está dispuesto a callarse. Por eso, no hace tanto, protestó. “La tierra es de Ataturk; no de Tayyip”, gritó, en el Mundial de Hamburgo, aprovechando su condición de boxeador profesional afincado en Alemania. Fue su primer mensaje contra Erdogan. Después, repitió en la radio y en la televisión. Las consecuencias, eso sí, no han sido las mejores…
Muchos de sus patrocinadores, tras escuchar todos aquellos mensajes, lo abandonaron. Pero Ünsal Tarik no tiró la toalla. Quería pelear para ser campeón de Europa de nuevo y este sábado tendrá la oportunidad de alzarse con el título superwélter contra el georgiano Nikoloz Berkatsashbili (20:15 horas). Pero para llegar preparado al combate ha tenido que hacer un gran esfuerzo económico e incluso visitar kebabs en busca de financiación. Al final, consiguió 10.000 euros que le permitirán pagar al árbitro del combate en Ausburgo, a su entrenador personal y la confección de una dieta adecuada para dar el peso.
“He llamado a muchas puertas, gente de negocios que tiene mucho dinero. Entonces, hablé a un amigo que tiene muchos restaurantes turcos. Él me ayudó. Unos me dieron 500, otros 1000… uno tiene que pedir a todo el mundo para esto...”, reconocía, en declaraciones al diario sensacionalista Bild. Y, al final, ha conseguido su objetivo.
En realidad, siempre tuvo fe en conseguirlo. Nacido en Parsberg (Alemania), pero de padres turcos, Ünsal Arik tiene la doble nacionalidad y siempre ha sido crítico con la política de Tayyip Erdogan. Y, desde el ring, ha tratado de que su mensaje se extienda –al menos, entre la comunicad turca que vive fuera del país–. Por eso, a los 27 años empezó su carrera como boxeador amateur y poco después, a los 30, debutó como profesional. Desde entonces, ha acumulad 26 victorias (23 de ellas por KO) y 2 derrotas, y ha sido campeón continental, Mundial de la UMC e Internacional de la FIB (Federación Internacional de Boxeo), entre otras muchas cosas.
Este sábado, de nuevo, se subirá a un ring y hará lo que mejor se le da. A sus 37 años y con mucha experiencia a sus espaldas, lo hará por primera vez con pocos patrocinadores. Pero le da igual. Después, si puede, volverá a mandar su mensaje. Su pelea también es esa. Y, cómo no, también espera ganarla, aunque le lleve más tiempo y no dependa sólo de sus golpes.
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