El coronavirus es el tema de moda en el mundo entero y el deporte no está siendo ajeno a él. De hecho, está siendo uno de los grandes perjudicados, ya que, como cualquier otra actividad, está sufriendo graves consecuencias que están provocando aplazamientos de competiciones y graves trastornos en los calendarios de los deportistas.
La primera oleada se llevó por delante grandes eventos como los Juegos Olímpicos, la Eurocopa de fútbol o la Euroliga de baloncesto. Además, provocó el parón de las grandes ligas de muchos deportes, la modificación de formatos y calendarios y el parón de todas las actividades hasta superar los periodos de confinamiento.
Además, ha provocado también graves trastornos para los deportistas, que han tenido dificultades para viajar, han tenido que recibir permisos especiales para poder moverse entre países sin tener que realizar las pertinentes cuarentenas y les ha convertido en el centro de un debate abierto en la sociedad sobre el acceso de estos deportistas a pruebas rutinarias para regresar a sus actividades, posibilidad que la inmensa ciudadanía no ha tenido.
Sin embargo, una vez superada esa primera gran crisis, esta segunda oleada amenaza con ser igual de fuerte o incluso más que la inicial, lo que provoca que el miedo vuelva a instalarse entre los deportistas y entre las grandes instituciones, que están viendo como muchas competiciones vuelven a suspenderse y como el coronavirus traerá un segundo año de profunda crisis económica.
Además, la pandemia ha traído consigo estadios vacíos y gradas desangeladas en la mayoría de competiciones deportivas. Algunas se han atrevido ya a abrir de nuevo sus espacios a la presencia de aficionados, aunque haya sido con numerosas restricciones de aforo. Sin embargo, esta segunda oleada se está caracterizando por el fuerte impacto de algunos de sus contagiados, ilustres del deporte como Cristiano Ronaldo, Nikola Mirotic, Valentino Rossi o hasta el mismísimo equipo Mercedes de Fórmula 1.
Cristiano Ronaldo, el caso del misterio
Si alguien podía paralizar el mundo del fútbol ese era Cristiano Ronaldo. El portugués ha sido el último gran positivo del fútbol, cuyo contagio está trayendo cola y sigue rodeado por un halo de misterio y de oscurantismo poco entendible. Sin embargo, todo lo que rodea a la figura del portugués supone reclamo para la prensa y para los aficionados, y este asunto médico no está siendo una cuestión menor.
El caso de Cristiano, el enésimo que registran las grandes ligas y los grandes clubes, podría definirse como el más mediático que ha tenido el mundo del fútbol hasta ahora, ya que incluso supera los de otras super estrellas como Neymar, Mbappé, Pogba o Ibrahimovic. Y es que ningún gran club parece haberse librado. Ni Real Madrid, ni FC Barcelona, ni Atlético de Madrid, ni Juventus, ni PSG, ni Liverpool ni una larga lista de equipos que han tenido un largo etcétera de positivos.
No obstante, el caso del luso ha sido de lo más particular. Tras la confirmación de su positivo por coronavirus, el mundo del fútbol quedó aun más paralizado por las continuas informaciones que han surgido en torno al caso del portugués. El primero en pronunciarse fue el seleccionador luso, Fernando Santos, que aseguró que el jugador no se podía haber contagiado en la concentración de Portgual donde han estado todos confinados herméticamente y donde había dado negativo justo en el momento de llegar.
Sin embargo, el revuelo fue in crescendo. Su familia tomó la palabra para defender al jugador de la Juventus, como si dar positivo fuera algo de lo que defenderse siempre y cuando se hayan respetado las medidas sanitarias, y apuntaron hacia una conspiración que ha tomado la figura de CR7 para infundir miedo a la sociedad con el propio virus. Para su madre Dolores y para su hermana, Cristiano era la figura elegida para "despertar al mundo" y hacer que todos dejasen de creer en la Covid-19, en las pruebas y en todo lo relacionado con ello.
Mientras tanto, Cristiano tomaba también una cuestionable decisión, la de coger un avión medicalizado, abandonar Portugal y regresar a Italia para pasar allí la cuarentena y reducir sus plazos de recuperación e intentar estar en el importante duelo de Champions frente al FC Barcelona del 28 de octubre. Al estar en Turín, la cuarentena obligatoria solo sería de 10 días y no de 14 como en Portugal, sin embargo el gobierno italiano ya estudia si el crack de Madeira ha incumplido los protocolos sanitarios. Todo un auténtico culebrón.
Mirotic y una Euroliga amenazada
Si el fútbol no ha sido ajeno al coronavirus, tampoco lo está siendo el baloncesto ni, por supuesto, sus estrellas. La NBA ha conseguido desarrollarse con una limpieza admirable después de haber presentado muchas dudas en sus inicios, pero lo cierto es que la estancia en la 'burbuja' de Orlando de todos los jugadores ha sido un éxito y aquellos que se han atrevido a romper las normas o a coquetear con los límites lo han pagado caro.
En España, la conclusión de la pasada temporada en la 'burbuja' de Valencia ha sido un éxito, sin embargo, este año no se ha corrido la misma suerte. La Liga Endesa ha recuperado su ritmo habitual de viajes, entradas y salidas y algunos partidos ya han tenido que ser aplazados por positivos en los equipos. Sin embargo, el mayor de los desastres ha llegado con una nueva edición de la Euroliga.
La competición europea multiplica el número de partidos y de viajes, lo que está provocando que muchos equipos hayan registrado positivos y que incluso se haya instaurado la sospecha de que los contagios se hayan pasado de unos equipos a otros en sus enfrentamientos, como pudo ocurrir en el Barça - CSKA Moscú.
Equipos como el Zenit han visto como primero se les daban por perdido dos de sus partidos debido a la imposibilidad de comparecer por los casos de coronavirus y otros como el Khimki han tenido que jugar bajo mínimos debido al azote de la pandemia. El cambi de norma en la Euroliga que permite hasta tres aplazamientos por equipo si no se cuenta con un mínimo de ocho jugadores sanos ha intentado poner freno al caos en el que se estaba convirtiendo la competición.
Y si en el fútbol la Covid-19 ha atacado a Cristiano Ronaldo, en el baloncesto europeo lo ha hecho con Nikola Mirotic, jugador del Barça y una de las grandes estrellas de la Euroliga, procedente de la NBA. El propio jugador montenegrino ha reconocido que, ahora que está viviendo la enfermedad en sus propias carnes, se está dando cuenta de que es mucho más duro de lo que pensaba. La realidad es que el baloncesto europeo y la Euroliga están profundamente amenazados si el ritmo de contagios no cesa.
Hamilton y su temor a perder el Mundial de F1
Otro deporte que se ha mantenido con una gran seguridad es la Fórmula 1. Sin embargo, no ha podido ser ajeno a todo el caos que se vive en el deporte mundial y ha registrado positivos en sus múltiples controles que también han llegado a poner en riesgo la estabilidad del 'Gran Circo'.
El contagio más llamativo ha llevado el nombre y el apellido del único piloto que se ha contagiado hasta el momento. Fue el caso de Sergio 'Checo' Pérez, que todo hace indicar que se contagió al viajar a ver a su madre tras haber sufrido un grave accidente. La mala suerte se alió con el mexicano y tuvo que estar ausente durante unas carreras en las que Nico Hülkenberg fue su sustituto. El corredor de Racing Point regresó y ningún piloto más de la parrilla ha tenido que causar baja por el maldito virus.
Sin embargo, sí se han producido algunos contagios en los equipos, entre sus plantillas de mecánicos e ingenieros, que han provocado que se extremen al máximo las precauciones, porque nadie desea que la temporada se vuelva a detener, y menos ahora que se está retornando hacia una cierta normalidad con la presencia reducida de público en las gradas.
No obstante, los últimos positivos registrados en el equipo Mercedes han vuelto a desatar el pánico, especialmente en el equipo alemán y más concretamente en el líder de la escudería, en Lewis Hamilton, que ve al coronavirus como su mayor amenaza. El piloto inglés ha afirmado en varias ocasiones sentirse preocupado por los casos que se han producido en su equipo, ya que considera que el virus puede ser una amenaza para el campeonato.
Hamilton tiene el título prácticamente en el bolsillo y parece difícil que ningún rival pueda arrebatárselo. Sin embargo, si el piloto británico se contagiara y diera positivo, y tuviera que estar fuera durante varias carreras, esta situación podría dar un vuelco enorme a una clasificación donde Bottas o Verstappen podrían pisarle los talones y arrebatarle un título que tiene prácticamente ganado. Por ello, el miedo del inglés por su séptimo entorchado, con el que igualaría a Michael Schumacher, es totalmente real.
Rossi, el caos del Giro y la polémica en el tenis
El fútbol, el baloncesto o la Fórmula 1 no han sido ni mucho menos los únicos deportes que se han visto salpicados por la Covid-19 en las más altas esferas y el claro ejemplo se encuentra en el motociclismo, donde una figura como Valentino Rossi ha sido el último en informar acerca de su positivo. La mayor leyenda del Mundial de MotoGP ha sido atacado también por este virus que no hace distinciones con nadie.
Sin embargo, si hay dos deportes que han estado de rabiosa actualidad y que han hecho, en algunos momentos, el ridículo en su forma de combatir el coronavirus esos han sido el ciclismo y el tenis. Y, además, lo han hecho en las competiciones más grandes posibles para dañar aún más su imagen.
En el mundo de la bicicleta, muchas carreras habían suspendido debido a la crueldad de la pandemia. La temporada se detuvo tras la París-Niza, pero consiguió volver con la prisa y la necesidad de disputar el Tour de Francia, una prueba que no solo marcaría el devenir de la temporada, sino que serviría para confirmar una supervivencia económica que empezaba a pender de un hilo.
La Grand Boucle, organizada por ASO, fue todo un éxito y la 'burbuja' de los corredores fue absolutamente impenetrable, a pesar de que la imprudencia de algunos aficionados pudiese ciertos momentos de tensión y miedo.
Sin embargo, la carrera se saldó con unos positivos por parte de miembros de la organización, entre ellos el del director general de la carrera, Christian Prudhomme, pero sin riesgo alguno para los corredores. Esto supuso luz verde para el resto de la temporada y, en especial, para la celebración de los mundiales en Imola y del Giro de Italia.
Y ha sido precisamente el Giro de Italia, con una organización pésima por parte de la empresa RCS, quien ha puesto contra las cuerdas una de las carreras más importantes del año. Han sido muchos los ciclistas que ya han dado positivo en lo que va de carrera, obligando a equipos como el Mitchelton Scott y el Jumbo-Visma a abandonar la 'Corsa rosa', perdiendo así a sus favoritos Simon Yates y Steven Kruijswijk.
Fue precisamente el caso del ciclista británico el primero que desató las alarmas, ya que tras un extraño bajón de su rendimiento a las primeras cambio se conoció su positivo y, a pesar de que el resto de sus compañeros habían dado negativo, no se tomaron medidas de seguridad teniendo en cuenta que el corredor había estado en contacto con todo el pelotón y que los síntomas y la presencia del virus en el organismo se podía manifestar días después. Todo un despropósito que amenaza con impedir que la carrera llegue hasta el final.
Tras este suceso, ha sido inevitable pensar que el La Vuelta podía correr la misma suerte y resultar también un caos o, incluso, no llegar a disputarse por prohibición sanitaria, por decisión de la organización o por propia decisión de corredores y equipos. Sin embargo, el hecho de que la vuelta esté organizada por ASO, empresa que llevó a cabo con éxito el Tour, invita a ser optimista y a esperar que no se repetirán imágenes como las vividas en Italia, donde los corredores han tenido que compartir zonas comunes de hoteles con turistas.
Algo similar ha sucedido en el tenis, donde numerosos tenistas y profesionales del mundo de la raqueta se han quejado por el trato recibido en torneos como el Master 1000 de Cincinnati, donde Guido Pella y Hugo Dellien fueron descalificados tras haber dado reiterados negativos solo por haber estado en contacto con su preparador físico, que sí había dado positivo, o como Fernando Verdasco, que ha llegado incluso a pedir una indemnización a la organización de Roland Garros por no dejarle a jugar a pesar de dar negativo.
Mientras tanto, en algunos torneos, y tal y como han denunciado jugadores y jugadoras del circuito profesional, han tenido que convivir en hoteles donde las estancias comunes eran compartidas con clientes y turistas extranjeros o incluso con celebraciones matriomoniales, lo que ponía en riesgo su salud y su actividad profesional en lo que ha sido todo un esperpento que no se debería haber permitido.
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