Filípides corrió para anunciar la victoria de los griegos sobre el ejército persa y, según cuenta la leyenda, para crear el maratón. Jesse Owens lo hizo para ganar cuatro oros olímpicos y, de paso, enfurecer a Hitler en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. El Correcaminos también zapateaba de lo lindo en los dibujos animados. Para sobrevivir y, de paso, fastidiar al Coyote, sempiterno perdedor. Hasta Forrest Gump tiraba del running para escapar de los abusones, jugar al fútbol americano, convertirse en maratoniano y, de paso, cumplir sus sueños.
Si tantas alegrías trae el correr, ¿cómo no va a hacerlo el Real Madrid partido tras partido para superar a sus rivales y, de paso, disfrutar en la cancha? Aunque Murcia no estuvo por la labor de facilitar las cosas a los hombres de Pablo Laso, estos últimos acabaron imponiéndose por octavo encuentro consecutivo en la ACB (101-80).
Una vez más, el Palacio de los Deportes madrileño volvió a ser talismán para convertir las dudas en certezas y difuminar cierta irregularidad. Porque, sí, este Madrid sigue pasando por ciertos momentos de flaqueza. La defensa, capital el jueves ante Fenerbahçe en Euroliga, dejó sombras en algunos compases del encuentro. Y, aun así, acabó ayudando a los blancos a cerrar la victoria a la hora de la verdad.
Sin ella, los contraataques que tanta vida le dan a este Madrid habrían sido imposibles. Corriendo se entiende la gente del equipo blanco. Con la velocidad de por medio, llegan los mates de Taylor, los alley-oops entre el Chacho y Ayón, las bandejas desenfrenadas del canario o de Sergio Llull. También los triples, como los de Carroll, y, en definitiva, el espectáculo del que tanto gustan en el Palacio.
No obstante, y aunque los locales se desmelenaron como acostumbran en ataque, Murcia fue un digno adversario durante buena parte del envite. Laso ya avisó en la previa de la presteza interior y exterior de los visitantes. Algo tuvo que ver en sus buenos minutos un viejo conocido como Facundo Campazzo, que continúa fogueándose con nota llevando las manijas del conjunto universitario.
También brilló Thomas Kelati, con muy buena mano desde el perímetro en los momentos en los que los hombres de Fotis Katsikaris más amenazaron la hegemonía local. Incluso apareció Carlos Cabezas, recordando al base cerebral y decisivo que siempre fue. Algo menos lúcido estuvo otro jugador con futuro madridista como Lima. Brillaron más Ayón y Reyes, sus supuestos compañeros de pintura dentro de un mes.
Aunque la palma del juego del vigente campeón liguero se la llevaron, sin duda, los exteriores. Dirigiendo y anotando, como los Sergios, o con la resolución por bandera, como el fino estilista Carroll y sus impecables porcentajes (3/4 en tiros de dos y 3/5 en triples). Aun con algún que otro momento de zozobra, el Madrid tiró de estas armas para hacerse con el control del encuentro.
Con seis hombres alcanzando 10 o más puntos, el juego coral de los de Laso acabó imponiéndose con rotundidad. Hasta Radoncic y Samba tuvieron sus minutos en una dinámica en la que Doncic y Willy Hernangómez cada vez parecen más importantes. Tanto como las ganas de correr y desperezarse de un Madrid que cada vez tiene más claros sus errores y cómo corregirlos para gustarse ante ojos propios y ajenos.
Ficha técnica:
101 - Real Madrid (22+29+26+24): Maciulis (8), Reyes (8), Rodríguez (13), Ayón (10) y Llull (16) -equipo inicial- Carroll (16), Hernangómez (14), Taylor (11), Doncic (5), Radoncic y Ndiaye.
80 - UCAM Murcia (19+24+23+14): Antelo (2), Campazzo (13), Benite (4), Rojas (1) y Lima (6) -equipo inicial-, Lishchuk (10), Kelati (18), Cabezas (8), Radovic (8), Wood (7), Arteaga (3) y Martín.
Árbitros: Miguel A. Pérez Pérez, Jorge Martínez y Jacobo Rial. Sin eliminados.
Incidencias: Partido correspondiente a la novena jornada de la Liga Endesa disputado en el Barclaycard Center ante 9.383 espectadores.