“Ojalá no jugara nada, ojalá me echaran y ganásemos partidos”
Darío Brizuela simboliza el pesar de un Estudiantes que se encuentra en posición de descenso tras el enésimo lavado de cara veraniego.
15 diciembre, 2015 01:10Noticias relacionadas
Carlos Jiménez, Felipe Reyes, Nacho Azofra, Pancho Jasen, Corey Brewer, Nikola Loncar e incluso hasta El Chacho. Qué lejos parece quedar en el tiempo aquella plantilla de Estudiantes que forzó un quinto partido al Barça para soñar con el campeonato de la ACB hace once años.
Ahora, la realidad en el Ramiro de Maeztu es muy distinta. El “Somos un equipo de patio de colegio” se ha ido diluyendo poco a poco, al igual que el propio Estu. El equipo marcha penúltimo en la clasificación liguera, con una victoria y nueve derrotas en el inicio del curso, tan sólo por delante de un Gipuzkoa Basket que aún no ha saboreado las mieles del triunfo.
El precedente de las cinco temporadas consecutivas sin disputar los playoffs por el título no ayuda a levantar los ánimos en el Magariños. Entre medias, el aciago curso 2011-2012, con un descenso deportivo que no llegó a consumarse en los despachos. También la Copa del Rey de 2013, quizá el último gran momento reciente de Estudiantes. Lemas como el siguiente intentan servir de estímulo en el club para aspirar a tiempos mejores: “La gente positiva es la que se cae, se levanta, se sacude, se cura los raspones, le sonríe a la vida y dice: ¡Ahí voy de nuevo!”.
Aun así, las sensaciones aciagas parecen ganar al optimismo en los primeros meses de competición. Sin ir más lejos, Darío Brizuela, gran esperanza de la cantera estudiantil y segundo máximo anotador del equipo (11.4 puntos por partido), explotó tras una nueva derrota, este domingo ante Andorra (75-82). “Ojalá no jugara nada, ojalá me echaran y ganásemos partidos. La sensación que tengo ahora es una mierda que no puedo con ella. Tengo ganas de irme a casa y no salir de ahí. Ahora mismo, firmaría ganar 1-0 con un tiro libre. Estoy harto de perder”.
Pregunta @marcos24_ y responde Darío Brizuela. Sinceridad con todas las letras del jugador del @ClubEstudiantes pic.twitter.com/s10a4TImLc
— Aarón Morales (@Aaron_Morales_) diciembre 13, 2015
Tanto Brizuela como Edgar Vicedo, otro prometedor talento formado en Estudiantes, regresaron al equipo en los últimos meses de la pasada temporada. En verano, la plantilla sufrió una remodelación contundente, con seis bajas, incluyendo la del entrenador, Txus Vidorreta, ahora en Tenerife. En cuanto a los jugadores, salieron del club Joan Creus, Fede Van Lacke, Xavi Rabaseda, Uros Slokar y Diamon Simpson.
Por otro lado, Zach Graham, Brandon Thomas y Vladimir Stimac aterrizaron en Madrid. Ni el primero ni el último militan ya en Estudiantes, que fichó a Xavi Rey y Tony Mitchell para paliar ambas bajas hace unas semanas. La otra cara nueva de Estudiantes reside en el banquillo, con Diego Ocampo a los mandos tras su debut como primer entrenador en Murcia la pasada campaña.
Ocampo es un técnico con solvencia demostrada a la hora de trabajar con jóvenes, que abundan en este Estudiantes. Su plantilla tiene 25 años de media y es una de las más bisoñas de la ACB. Tan sólo tres miembros del equipo superan los 30 años: los capitanes Javi Salgado (35) y Nacho Martín (32) y Brandon Thomas (31). Sin embargo, ninguno de ellos es el jugador con más temporadas a sus espaldas en el club.
Ese papel le corresponde a otro de los líderes del vestuario, Jaime Fernández, cuyas seis campañas en el equipo le han convertido en uno de los grandes baluartes de Estudiantes. El suyo es uno de los mayores ejemplos de estabilidad de los colegiales en la pista.
En cuanto a los banquillos, los tres años de Vidorreta como responsable técnico estudiantil (2012-2015) constituyen la estancia más duradera al frente del equipo en los últimos años. Tan sólo Luis Casimiro (2008-2011) iguala la racha del preparador vasco, tras varias temporadas en las que Estudiantes empezó y terminó el curso con un entrenador distinto.
Es la eterna paradoja de los altos y bajos estudiantiles, un sino repetido desde el nacimiento del equipo, con las apreturas económicas como condicionante en muchas ocasiones. Tan pronto se peleó por los títulos como se sufrió hasta la extenuación. De los subcampeonatos ligueros, las tres Copas, la Final Four del 92 y el subcampeonato en la Copa Korac del 99 como cúlmenes hasta el playout de permanencia contra Huesca en el nacimiento de la ACB, la salvación agónica ante León en 2008 o el descenso que no fue en el annus horribilis 2012.
Durante 67 años de historia estudiantil, también destaca la forja de unas cuantas leyendas: los hermanos Sagi-Vela, los Vicentes (Ramos y Gil), Fernando Martín, John Pinone, Ricky Winslow, los Martínez-Arroyo, Carlos Jiménez, Nacho Azofra, los hermanos Reyes y tantos otros. Son los mismos que constituyen el legado del club y que hacen pensar en aquellos maravillosos años, con valores tan necesarios hoy. El sacrificio y una condición de 'matagigantes' bien avenida son algunas de esas virtudes de antaño.
Ciertos integrantes del actual equipo luchan por recuperarlas, como Javi Salgado, mejor asistente liguero hasta la fecha (5.6 pases de media). Juancho Hernangómez también deja entrever algo de luz al final del túnel colegial. Con tan sólo 20 años, es el máximo reboteador del equipo (7 capturas por encuentro) y uno de sus mejores anotadores (10.7 puntos de media), con un futuro que cada vez es más presente en el baloncesto nacional.
A pesar de que el ataque (quinto peor de la liga con 74.56 puntos anotados de media) y la defensa (segunda peor de la ACB con 85.33 puntos encajados por partido) no acaben de responder, sí puede hacerlo el sentimiento. El que ha ayudado a sobresalir a Estudiantes en tiempos de flaqueza y a apartar de la cancha las estrecheces presupuestarias consecuencia de vivir por encima de las propias posibilidades. El que puede sacarle de esta nueva encrucijada para que la Demencia vuelva a cantar orgullosa aquello de “Somos el primer equipo de Madrid”.