J. B. Bickerstaff, Sam Mitchell, Erik Spoelstra (mitad americano, mitad filipino), Derek Fisher, Doc Rivers, Alvin Gentry, Byron Scott, Jason Kidd (mitad afroamericano, mitad irlandés), Dwane Casey y Lionel Hollins. Son los nombres de los 10 entrenadores de raza o ascendencia negra que entrenan en la NBA actualmente, la menor cifra de preparadores de color de los últimos 16 años.
El número de entrenadores negros ha aumentado en las últimas semanas, pero en la noche inaugural de la actual temporada tan sólo siete franquicias de la NBA contaban con un técnico afroamericano. Es decir, su presencia llegó a reducirse hasta un 50% con respecto al curso 2012-2013. Entonces, hubo 14 preparadores de color al inicio de la temporada, tope histórico hasta la fecha.
El contraste entre la zona técnica, con 20 entrenadores blancos esta temporada, y la cancha, donde un 75% de los jugadores son negros, siempre ha sido enorme. Aun así, la mínima cifra de entrenadores jefe negros (seis en la campaña 1999-2000) no hizo sino aumentar en las temporadas siguientes, con al menos 11 técnicos afroamericanos por temporada hasta la actual.
Ahora, la barrera racial vuelve a ponerse en solfa en una liga extremadamente cuidadosa a la hora de ofrecer una imagen multicultural e internacional. Según un estudio del medio digital estadounidense Bleacher Report, los entrenadores blancos aguantan una media de 3,2 temporadas dirigiendo a un equipo. Por su parte, los preparadores afroamericanos sólo permanecen en las franquicias aproximadamente 2,85 cursos de promedio.
Además, de los 96 entrenadores contratados desde 2005 en la NBA, 59 fueron blancos y 36 negros. Los afroamericanos también son minoría entre los 166 asistentes de la liga: 72 ayudantes de color frente a los 94 de raza blanca.
Las diferencias más abrumadoras aparecen al fijarse en la gerencia de los 30 equipos de la competición. Apenas hay cinco franquicias cuyo General Manager es negro: Los Angeles Clippers (Doc Rivers), Brooklyn Nets (Billy King), New Orleans Pelicans (Dell Demps), Toronto Raptors (Masai Ujiri) y Minnesota Timberwolves (Milt Newton).
Entre los propietarios, tan sólo Michael Jordan (Charlotte Hornets) y Tom Gores (Detroit Pistons) son negros. Al menos Mark Tatum, vicecomisionado de la NBA, tiene el honor de ser la persona de color con más responsabilidades entre los cargos de máxima responsabilidad en las grandes ligas estadounidenses. La mano derecha de Adam Silver es de procedencia americana y vietnamita.
Casualidades del destino, este año se cumplió el 40 aniversario de las únicas Finales de la NBA que midieron entre sí a dos entrenadores afroamericanos: Al Attles (Golden State Warriors) y K.C. Jones (Washington Bullets, ahora Wizards). La victoria, como en este 2015, fue para los Warriors, que lograron el título sin contestación (4-0). Attles y Jones son dos de los tan sólo seis técnicos negros que han logrado un anillo de campeón a lo largo de la historia.
Jones ganó sus dos anillos como responsable de los Boston Celtics (1984, 1986). Por su parte, Bill Russell también se llevó dos títulos en su etapa como entrenador-jugador de los Orgullosos Verdes (1968, 1969). Los mismos que Erik Spoelstra con Miami Heat (2012, 2013), aunque su caso viene con asterisco incorporado dadas sus raíces tanto americanas como filipinas.
El resto de entorchados pertenecientes a técnicos afroamericanos se los llevaron el ya mencionado Attles, Doc Rivers (Celtics '08) y Lenny Wilkens (Seattle Supersonics '79). Precisamente, Wilkens es el único entrenador de raza negra que aparece entre los 10 preparadores con más victorias de la historia de la NBA (segundo con 1.332 triunfos).
¿Hay algún candidato serio para tomar el relevo de estos hombres? La respuesta es la absoluta incertidumbre. Más aún cuando se observa que, en los ya casi 30 últimos años de competición NBA, sólo ha habido dos técnicos campeones y genuinamente negros. Tirando de nuevo de casualidades, ambos levantaron el trofeo Larry O' Brien con los Celtics y pertenecen a la terna de entrenadores citada párrafos atrás: K.C. Jones y Doc Rivers.
Los Clippers de Rivers, todavía en activo, podrían ser el candidato con más opciones de anillo entre los equipos dirigidos por un técnico negro actualmente. Con el ex jugador de Atlanta Hawks, se cumple una regla no escrita de los banquillos de la liga: los entrenadores afroamericanos, en su inmensa mayoría, han pasado por las canchas antes de vestir traje y corbata. Seis de los actuales 10 preparadores de raza negra hicieron carrera en la NBA, con mejor suerte (por ejemplo, los anillos de Scott, Fisher y Kidd o la buena reputación de Rivers y Hollins) o peor.
Hay muchísimos más casos de ex jugadores negros que dan el salto a los banquillos entre los entrenadores retirados, asistentes o sin empleo (Maurice Cheeks, Chris Ford, los ya nombrados Jones y Wilkens, Brian Shaw, Nate McMillan...). También hay antiguos jugadores profesionales entre los técnicos blancos, como sucede por ejemplo con Steve Kerr o Rick Carlisle en la actualidad, aunque con menor frecuencia.
Es más común esgrimir una sólida trayectoria en los banquillos a la hora de abordar o no la contratación de un técnico no afroamericano. De hecho, cada vez abundan más los casos de entrenadores que llegan a la NBA o que ascienden desde el puesto de asistente gracias a ciertos intangibles: el sabermetrics (estadística avanzada), la vinculación con el baloncesto universitario o europeo e incluso la presencia como analista en los medios de comunicación. Ahí están los ejemplos de entrenadores como Brad Stevens, Fred Hoiberg, David Blatt o Mark Jackson.
Este último, también ex jugador NBA con cierta reputación, es uno de los candidatos mejor posicionados para volver a formar parte de la nómina de entrenadores negros de la liga. Otros como Mike Brown, Avery Johnson (emigró a la NCAA), Tyrone Corbin, Mike Woodson (los dos últimos ahora son entrenadores ayudantes) o Jacque Vaughn esperan un nuevo turno que nadie sabe si se producirá.
Mientras tanto, asoman algunos proyectos interesantes de futuro entre los asistentes (Tyrone Lue, Ime Udoka, Stephen Silas) para que los entrenadores negros reverdezcan los laureles que les corresponden en el mejor baloncesto del planeta.