Pasan los años y las temporadas, pero Juan Antonio Corbalán (Madrid, 1954) no pierde su cariz de voz autorizada a la hora de abordar la actualidad del baloncesto español y, más concretamente, del Real Madrid. El club en el que jugó durante la inmensa mayoría de su carrera deportiva, cuyo vestuario dirigió y del que ahora habla sin tapujos en EL ESPAÑOL. A la hora de retrotraerse a su época en las canchas y de diseccionar la actual, Corbalán no obvia la crudeza. Guste o no, siempre va de frente.
¿Cree que la dinámica de los clásicos ha cambiado mucho con respecto a su época?
No. A mí me cansaba un poco la rivalidad Madrid-Barça, porque éramos los equipos destinados a jugarnos los títulos, como sucede ahora aun con un Valencia que parece querer colocarse entre los grandes. Era algo reiterativo. En España y en todos los sitios siempre hay dos o tres equipos que son los que acaparan las posibilidades de ser campeones.
¿Qué era lo que más y lo que menos le gustaba a Juan Antonio Corbalán de esos duelos en la cumbre del baloncesto español?
Quizá lo que más me gustaba era la rivalidad directa con el Barça, jugar con un aspirante a lo mismo que tú. Había una igualdad en cuanto a equipos, presupuestos… Lo que menos me gustaba eran todos los elementos de politización de estos partidos, a los que se les da un tinte, para mí, especialmente indeseable. No me gustaba nada todo lo que se creaba alrededor de lo que era un evento absolutamente deportivo.
Yo siempre vi el clásico como un partido más. Te gusta ganar a los grandes, porque te da más gloria, pero no me planteaba aquellos encuentros como algo especialmente importante. Era una piedra más en el camino, tenías que superarla y con un concepto muy de Liga. Ahora hay 500 Clásicos entre Euroliga, Supercopa, Copa… Entonces a lo mejor jugábamos menos. Mi prestigio estaba en muchos más momentos que lo que era el enfrentamiento contra el Barcelona.
Si hubiese podido fichar a algún integrante del eterno rival contra el que compitió durante tantos años, ¿a quién o quiénes habría elegido?
Para mí, Epi ha sido uno de los jugadores más grandes que ha habido en España. Era nuestro estandarte en la selección. De La Cruz y Solozábal también fueron dos jugadores absolutamente vitales, que yo habría tenido en mi equipo.
¿Solozábal fue el base azulgrana que más le hizo sudar la gota gorda en la pista?
En mi última etapa, sin duda, pero él empezó a jugar a finales de los 70 y yo, en el 72. Tuve muchos años sin Solozábal, en los que el Barcelona era un equipo importante, pero Nacho acabó siendo su base más representativo en la época de plenitud azulgrana. Por allí también pasaron Creus, Quim Costa, Seara…
¿Cree que en los Madrid-Barça de ahora hay más igualdad que en los de antes?
Sí. En nuestra época, si yo jugué 18 años nosotros dominamos muy claramente en 14. Ahora no. Madrid y Barcelona, desde hace mucho tiempo, están más igualados, aunque yo creo que el Barça de hace ocho o diez años fue un equipo que llegó a ser superior durante un tiempo. El Madrid ha despertado en estos últimos tres años.
Ya que usted es médico, ¿qué diagnóstico hace del paciente madridista antes del partido de este domingo?
Veo al Madrid muy dubitativo. Pensando que habían hecho unos buenos cambios con los nuevos americanos y con un equipo consolidado, parece que están saliendo a relucir más sus limitaciones que sus virtudes. En los últimos dos-tres años, el equipo ha sido incapaz de exhibir una cierta solvencia debajo de los aros. Vive mucho de su juego de perímetro, tiene jugadores explosivos y muy buenos. Este año, quizá esos hombres están menos brillantes.
Sergio Rodríguez no está tan dominador como el curso pasado, Llull ha cogido un poco ese testigo, Rudy Fernández ha estado envuelto en un montón de lesiones que le han impedido rendir desde que llegó… Parece que el Madrid tiene más problemas de los que, en principio, todo el mundo pensaba que iba a tener. Parecía que iba a ser un año de continuidad en esa superioridad de la temporada pasada. Sin embargo, nos hemos encontrado con un Madrid muy débil y poco seguro.
¿Cree que el bache por el que está pasando el Madrid es fruto del desgaste físico o de algo más?
No. ¡Cómo va a ser por el desgaste físico! A mí me parece que un jugador profesional tiene que poder jugar las ligas que tenemos aquí, la competición europea y los torneos de selecciones con absoluta solvencia. Si no puedes hacer eso, realmente no eres un gran jugador. Algunos dicen 'No, es que no pueden soportar la carga de partidos'. Eso, para mí, es una estupidez. Un gran jugador debe saber jugar 80-90 partidos con absoluta tranquilidad. Para eso entrena y para eso le pagan.
El problema es que el deporte tiene una parte de juego, otra emocional, otra de sensibilidad extrema de cada jugador. Hay veces en las que el equipo se conjunta y rinde fenomenal y otras veces en las que no es así. Ahora mismo, el Madrid está en una fase en la que ve muchísimas dificultades en su juego. Cualquier equipo es un adversario muy importante.
¿Esperaba más de Trey Thompkins y Jeffery Taylor?
A mí me parecen magníficos y buenos jugadores, pero ahora mismo los americanos que vienen a Europa son mucho menos diferenciadores que los de nuestra época. Ahora, casi todos son muy similares de unos equipos a otros. Es verdad que, en principio, parecía que los nuevos americanos iban a ser mejores que los Draper o Slaughter. Parece que no es así.
¿Qué le parece que el equipo recupere a KC Rivers para esta segunda parte de la temporada?
Ahora mismo, el Madrid no está sobrado en nada. De hecho, ha estado a punto de quedarse fuera de la Euroliga. Todo lo que sea incorporar capacidades me parece que es muy bueno en un equipo que todavía es balbuceante en esta temporada.
De base a base, ¿cuánto futuro ve usted en Luka Doncic?
Mucho. Yo siempre digo que ese chico no es un base, aunque a todo el mundo le gusta decir que un jugador es base cuando un chaval da tres botes y mete tres tiros. No lo es. Es un jugador polivalente. Yo le veo más de 'dos', aunque maneja muy bien el balón, con ese estilo puramente yugoslavo. Le pasa un poco lo que a Llull en su momento. Juega de base, pero tenía que haberlo sido mucho antes para ser un gran base y diferenciador. Tanto él como Doncic me parecen jugadores magníficos y creo que a Luka todavía le queda un poquito para definir si quiere ser un 'uno' o un 'dos'. El tiempo lo va a decir.
El hecho de que un jugador meta puntos no le confiere ya, porque bote bien, la naturaleza de base. Meter puntos es una cosa. Hacer jugar al equipo, otra. Por ejemplo, Petrovic ha jugado de todo, pero nunca fue un base. Era un grandísimo jugador. En el caso de Doncic, vamos a ver cómo el destino le coloca en un sitio u otro. Antes, cada puesto era un poco más específico que ahora, cuando los jugadores son un poco más polivalentes.
Visto lo visto, ¿la mejor noticia de este Madrid son, por ahora, Gustavo Ayón y Felipe Reyes?
No. Felipe Reyes es un seguro de vida, pero él y el Madrid saben que ahora mismo es un grandísimo jugador que tiene que servir de ayuda. Si tu mejor valor va a ser Felipe Reyes, es para que te lo hagas mirar. Un gran equipo que sabe lo que se juega no puede, ni mucho menos, pensar que Reyes va a ser el jugador que le va a mantener en la Liga y en la Copa. Estoy orgullosísimo de que haya recalado en el Real Madrid y de que se haya convertido en un estandarte, pero Felipe es un jugador que necesita de otros compañeros que sean los que soporten realmente la titularidad. Es un magnífico sexto hombre y lo veo como tal.
¿Qué me dice de Laso, recién renovado al frente del equipo?
Me parece que el mundo es de los jóvenes. Me encantó que llegara Laso y que el Madrid apostase por un entrenador que no estaba en la órbita de los consagrados, que fuese español y que pusiera sobre el tapete algo más que exclusivamente la fama. Demostró que lo importante es ser un entrenador con una buena filosofía, como la tiene Laso. Me gusta su baloncesto y que haga un equipo que quiera ganar, correr, divertir, y que, naturalmente, no deje de hacer el resto de las cosas que son fundamentales, como una buena defensa o asegurar el rebote.
Me parece que el Madrid puede estar muy contento con la incorporación de Laso y soy su defensor incluso en los momentos en los que pierda. En este mundo, cuando se gana todos son partidarios de los ganadores y se apuntan a esos carros. Yo creo que la filosofía de un club tiene que estar por encima de los resultados. En los últimos tres años, independientemente de los éxitos, ha habido una nueva manera de jugar en el Madrid con respecto al tostón que suponía un equipo de los diez años anteriores.
El Barça también ha tenido sus altibajos en lo que va de curso. ¿Qué le está pareciendo el rendimiento azulgrana?
Es un equipo que se ha ido reconstruyendo, con una generación maravillosa que se fue acabando. Los Gasol son jugadores suyos y están en la NBA. Puede que Navarro, que para mí ha sido posiblemente el jugador más grande que ha dado este país, esté disputando sus últimos años, y el Barça ha tenido que reconstruirse en torno a esas dificultades. Lo ha hecho con mucha dignidad. Es un club que apostó por un entrenador muy joven y desconocido, como era Xavi Pascual. Ha sabido aguantar en el cargo porque tiene muy claro ese elemento de filosofía del club que comentaba anteriormente.
¿Quién le convence más como director de juego azulgrana: Tomas Satoransky o Carlos Arroyo?
Como base clásico, Arroyo, sin duda. Si tuviera que elegir uno, preferiría quedarme con los dos (risas). Hacen una buena pareja, pero creo que Arroyo tiene más carga como base puro.
¿Qué tiene el Ante Tomic del Barça que no tenía el del Real Madrid?
Menos ansiedad. En la época en la que jugó en el Madrid, el equipo necesitaba ganar imperiosamente y llevaba muchos años sin hacerlo. Era un equipo que intentaba volver a ser grande y había prisa por ello, con los ojos puestos encima de cada uno de los jugadores. Para mí, sus mejores años los ha jugado en el Barcelona al lado de Marcelinho, Navarro y otros más. Allí perdió esa necesidad de demostrar que es un magnífico jugador.
Para terminar, ¿qué le gustaría ver en el partido del domingo?
Buen baloncesto. Por lógica, me gustaría que ganase el Madrid, pero lo que quiero es que nuestros equipos estandartes sean capaces de hacer un baloncesto muy bueno que los ponga entre los mejores del mundo. Que den al baloncesto español y a la selección el nivel que tiene que tener o que a mí me gustaría que tuviesen permanentemente.