La Copa es el torneo de las sorpresas por antonomasia. El momento de la temporada en el que lo imposible se hace posible, lo irreal real, lo increíble creíble. Hace tiempo que el Bilbao Basket tenía cuentas pendientes con el Barça. Aquella final de ACB perdida en 2011, aunque ya lejana en el tiempo, aún escocía. Ya lo hace menos. Los Hombres de Negro, con su carácter intacto durante los 40 minutos de partido, dieron la primera sorpresa de esta Copa del Rey (que no la última) acabando con el, a priori, rival más fuerte de la primera eliminatoria de cuartos de final (72-73).
La tragedia empezó a mascarse muy pronto en las filas azulgranas. El lenguaje corporal no transmitía buenas señales para los de Xavi Pascual, quizá el mejor ejemplo del nerviosismo del Barça durante todo el partido. Totalmente desatado en la banda, la paciencia del técnico decrecía a cada nuevo triple de Hervelle, penetración de Hannah o canasta interior de Bogris. El rebote, normalmente laguna para los vascos, fue menos problemático este jueves. En general, el Bilbao tuvo un día lúcido bajo tableros. Su alero Alex Ruoff aprovechó la circunstancia para lucirse cerca de los aros (18 puntos).
Otro nombre propio fue el del ya mencionado Hervelle (15). Sus triples dieron alas a sus compañeros durante todo el encuentro. Al igual que las canastas decisivas, y cargadas de garra, de Álex Mumbrú (12 puntos), el rostro inapelable de la victoria bilbaína. Un triunfo que coreaba en armonía todo el Coliseum coruñés, volcado en la defensa del pequeño. Como siempre suele hacerse en la competición del KO.
Por parte del Barça, la anotación fue muy coral, con Doellman sobresaliendo (11). Tomic, Navarro, Satoransky, Perperoglou y Samuels también contaron con sus momentos de inspiración durante el encuentro, pero siguió faltando chispa. La eliminación de Bogris, castigador en el aro rival, y la antideportiva de Slezas pudieron significar dos buenas noticias para los azulgranas, pero acabaron no siéndolo.
El cómputo global, más satisfactorio para el Bilbao Basket, acabó sobresaliendo. Y dejó en suspenso las ideas de Pascual, que tenía en mente utilizar la Copa como mejor ensayo posible para los compromisos venideros en el Top 16 de la Euroliga. Para colmo de males, el imaginario colectivo, siempre tan caprichoso y selectivo, podrá quedarse con el tiro libre fallado por Tomic en los últimos segundos como imagen del partido.
Injusto para unos y para otros, pues la victoria del Bilbao rezumó carisma por todos sus poros. A la hora de la verdad, ninguno de sus hombres decayó en el empeño de soñar a lo grande. Los pellizcos propios y ajenos no sirvieron de nada. En vez de despertarse de forma lastimera y con rabia de tan buen sueño con la bocina final, los Hombres de Negro se dieron cuenta de que lo habían logrado. ¿El qué? Ser los mejores embajadores posibles de esta Copa de las alternativas que tan sólo ha dado el primero de los muchos pasos que aún le quedan por recorrer. La maldición azulgrana continúa: no han ganado ninguno de los nueve partidos coperos en los que perdieron el primer cuarto.
72 - Barcelona Lassa (18+19+18+17): Doellman (11), Navarro (6), Satoransky (5), Perperoglou (6) y Tomic (8) -equipo inicial-, Ribas (9), Abrines (2), Vezenkov (2), Samuels (5), Oleson (14) y Arroyo (4).
73 - Dominion Bilbao (20+20+15+18): Bertans (3), Hannah (6), Bogris (8), Mumbrú (12) y Hervelle (15) -equipo inicial-, Todorovic (5), Slezas, Ruoff (18), Mendía, López (3) y Suárez (3).
Árbitros: Daniel Hierrezuelo, Benjamín Jiménez y Fernando Calatrava. Georgios Bogris fue eliminado por cinco personales (min.35).
Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final de la Copa del Rey disputado en el Coliseum de La Coruña ante unos diez mil espectadores.