Diez años después de la primera Final Four de Euroliga de la historia de Unicaja, el destino ha querido que el conjunto malagueño vuelva a pelear por un título europeo. Hace tiempo que se fueron los Pepe Sánchez, Carlos Cabezas, Berni Rodríguez, Marcus Brown, Carlos Jiménez o Jiri Welsch de turno y Sergio Scariolo tampoco es ya el entrenador. Ni se accede a la ronda final de la primera competición europea, puesto que se opta a ganar la Eurocup, segunda en el escalafón. Sin embargo, la plantilla de este curso 2016-2017 también ha hecho méritos para entrar en la leyenda: con dos contundentes victorias ante el Lokomotiv Kuban (57-73 en Rusia y 74-63 este viernes en el Martín Carpena), sólo vale soñar.
Esta vez, no habrá un CSKA de Moscú temible que frene la ambición de toda una ciudad (derrota por 62-50 en aquellas semifinales de debut en 2007, durante la primera y hasta ahora única Final Four de Unicaja). Enfrente, y en una eliminatoria a tres partidos, podría estar Valencia Basket. La celebración o no de toda una gran fiesta del baloncesto español en forma de final europea dependerá de lo que ocurra el próximo miércoles en La Fonteta. En casa, donde los taronja ya ganaron el primer partido ante el Hapoel Jerusalén (83-68), habrá que enmendar el tropiezo sufrido en Israel también este viernes (79-66).
Ahora, los héroes del Unicaja son otros muy distintos a los de gestas pasadas en el Viejo Continente: Kyle Fogg, Nemanja Nedovic, Alberto Díaz, Alen Omic, Carlos Suárez... Y, al frente de las operaciones, Joan Plaza. Volvió su barba y, a modo de talismán, regresaron las alegrías. Qué caprichoso es el destino: hace una década, el técnico catalán levantaba el trofeo por el que ahora volverá a luchar con el Real Madrid (87-75 en la final contra el Lietuvos Rytas). Ha llovido menos, pero algo también, desde aquel 2011 en el que su entonces Cajasol de Sevilla quedó subcampeón ante el Unics Kazan (92-77).
Se habrá tildado al equipo que dirige Plaza de irregular en algunas fases de la campaña, pero ahí están los resultados: clasificación para la Copa del Rey (derrota en cuartos de final contra el Barça por 82-70) y acceso a la tercera final europea de la historia del club, con unas sensaciones inmejorables. No hay que olvidar que el Lokomotiv fue el tercer clasificado (como Unicaja una década atrás) de la última edición de la Euroliga.
Con un balance de 11 victorias y ocho derrotas, el segundo título continental de la historia del club está a dos victorias de distancia. Ahí queda, ya lejana, la Copa Korac de 2001, venganza idónea para el subcampeonato del 2000. Sí, también toca coger el testigo de gente como Moustapha Sonko, Paco Vázquez, Danya Abrams o Veljko Mrsic (Berni y Cabezas también estaban allí), con Boza Maljkovic a los mandos técnicos. En una final a ida y vuelta, el KK Hemofarm Vrsac fue incapaz de remontar los 30 puntos de ventaja malagueños (77-47) en Serbia (69-71).
Volviendo a la actualidad, en la Eurocup de este curso ha tocado lidiar con equipos como Buducnost, Bayern de Múnich (en primera fase y en cuartos de final), UCAM Murcia, Zenit de San Petersburgo, ALBA Berlín y Cedevita Zagreb. Hasta hubo encuentro con el hipotético rival español por el título en el Top 16 (dos partidos, dos derrotas). Si el duelo entre clubes nacionales fuese una realidad, estaríamos ante la segunda final con sabor patrio de la historia de la competición tras la protagonizada por Joventut de Badalona y Akasvayu Girona en 2008.
Entonces, ganaron los de Aíto, Rudy Fernández y Ricky Rubio, a partido único y en la última edición bajo el sobrenombre de Copa ULEB (79-54). Eso sí, el dominio de nuestro baloncesto en la competición no acaba aquí: de las 14 finales disputadas en la Eurocup hasta la fecha, 10 han tenido un participante español (esta será la undécima). ¡Hubo hasta seis finales consecutivas con presencia española entre 2010 y 2015!
De hecho, Unicaja aún puede medirse al equipo más laureado de la historia de la Eurocup en busca de su primer entorchado: sí, Valencia Basket, con tres títulos. Aunque eso todavía es baloncesto ficción y queda un duelo a todo o nada por disputar. Eso sí: si en Málaga han querido y quieren hacer historia, a orillas del Turia no van a ser menos.
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