Cuando tantas personas hablan bien de otra, por algo será. Nadie tiene malas palabras para Juan Carlos Navarro. No sólo ahora, en su último verano reconocido con la selección española de baloncesto, sino desde su primera internacionalidad, allá por el 2000. Han llovido unas cuantas desde entonces. Concretamente, y como constará dentro de unas horas, 240, que le permitirán superar a otro mito, Epi, como jugador que más ha vestido la camiseta de España en el parqué. El encuentro contra Venezuela de este martes en Madrid (20:45, Teledeporte) estará marcado irremediablemente por el hito. Será una noche memorable no sólo para el propio Navarro, sino para todos aquellos que rodean al equipo nacional. Incluidos, con mención destacada, el resto de jugadores.
Sólo hay que ver cómo les brillan los ojos a nuestros internacionales cuando se les pregunta por su capitán, en especial a los más jóvenes. “¡Tiene un tiro que lleva su nombre!”, exclama un entusiasta Sebas Sáiz, cual fan. La marca registrada del “icono”, de la “insignia”, que dejó ojiplático a Pierre Oriola fue “un triple a un pie” encestado en el Eurobasket de Lituania (2011). Es un lugar recurrente para ensalzar a Navarro en la familia de la selección. “Creo que no he visto a nadie dominar tanto en Europa como él entonces”, reconoce Ricky Rubio. Por algo es “una leyenda viva”, como apostilla Guillem Vives, dispuesto “a aprender de lo que nos va a enseñar y de su experiencia”.
Incluso los compañeros más talluditos del escolta de Sant Feliu le profesan una admiración considerable. “Antes de llegar a la élite, era mi ídolo”, revela Fernando San Emeterio. Él desgrana una de las grandes cualidades del '7' de España: su perseverancia. “Haber podido ser compañero suyo y vivir esa semifinal contra Macedonia en Lituania fue insuperable. Soy de los que creo que todavía puede darnos algún momento así”, aventura el cántabro.
Por su parte, Álex Abrines se queda con la capacidad de sacrificio que tanto le marcó en su día. “Recuerdo la liga que ganamos en el Palau contra el Madrid. Esa temporada fue muy complicada y Navarro no lo pasó muy bien por las lesiones. Pudo llegar a la final y fue el mejor jugador. Me alegré mucho por él. Eso me lo llevo para siempre. Es el referente español para los jugadores 'pequeños' (de perímetro) y lo seguirá siendo. Un jugador como él tardará en volver a salir bastante tiempo. Haber compartido vestuario con él y poder llamarle 'amigo' es todo un honor”, cuenta uno de los seis NBA de esta España.
Otro de ellos, Ricky Rubio, antepone la “sencillez” de Navarro a todo lo demás: “Parece que no es nada y estamos ante uno de los mejores de la historia”. Juancho Hernangómez se queda con su capacidad de ser “diferencial”. “Ha metido 30-37 puntos, ha jugado en la NBA, ha ganado todo en el Barça, nos ayuda a los jóvenes… Es un pilar fundamental de esta selección, le necesitamos con nosotros”, clama el menor de la saga de futuro del equipo nacional.
Ilimane Diop, también de la quinta del 95, elogia la profesionalidad del mito. “Ha dado bastantes cosas a esta selección y a su club. Es un referente dentro y fuera de la cancha, me alegro bastante de que tenga más partidos que todos los demás. Es un trabajo que ha hecho desde pequeño y ha dado sus frutos. Estoy muy contento por él. Siempre te da algo que no esperas. Es un crack”, aplaude.
Sergio Llull sabe un rato de talento, así que quién mejor que él para glosar el de Navarro, al que finalmente no podrá acompañar en su teórico último baile con la selección. “La fase final del Europeo de Lituania fue una auténtica exhibición partido tras partido, desde cuartos hasta la final. Las metía de todos los colores”, ejemplifica su heredero natural en España.
Cierra este repaso de cualidades, cómo no, Pau Gasol. El gran amigo de Navarro y el encargado de valorar su compañerismo fiel: “Llevamos desde los 16 años jugando juntos, compartiendo muchísimos momentos y campeonatos. Hemos sido compañeros de habitación desde que teníamos 18-19 años. Empezábamos a subir al primer equipo del Barça y a los jóvenes nos ponían juntos”, echa la vista atrás.
Esa amistad de tantos años tuvo hasta un punto arriesgado en su momento. “La etapa de Memphis también fue distinta, aunque a mí me traspasaron a mitad de temporada. Juan Carlos dio un paso de valentía y sacrificio para venir para allá. Tuvo que renunciar a una cantidad importante de dinero para probar suerte”, apunta Pau. Para después dejar claro que “no podría encontrar un momento mejor que otro” con Navarro, y más con “todos los años que hemos estado aquí en la selección”. Quién sabe, quizá haya un recuerdo imborrable, uno más, a la vuelta de la esquina.