Eslovenia ganó, contra pronóstico, su primera medalla de oro en el Eurobasket 2017, después de ganar por 93-85 a Serbia en una final que será recordada durante mucho tiempo por la lucha y entrega de los jugadores de los dos equipos.
Goran Dragic, autor de 35 puntos (acabó agotado), y el madridista Luka Doncic, con una torcedura de tobillo mediado el tercer cuarto, fueron los mejores, junto con Prepelic, de una Eslovenia que luchó con una energía y fe infinitas.
Con los dos equipos lanzados al ataque y con pocas precauciones defensivas, Eslovenia quiso dominar desde el inicio, pero apenas consiguió una leve ventaja (7-4, min.3) antes de que Serbia tomara la delantera en ese sube y baja de ataques rápidos, plenos de fuerza, tensión y espectacularidad, 7-10 (min.4.30). Una delicia para el aficionado. Goran Dragic (Miami Heat), por parte eslovena, y Bogdan Bogdanovic (Sacramento Kings), por la serbia, asumieron el protagonismo y la responsabilidad, como mandan los cánones. Al final del primer cuarto, 20-22.
En el segundo cuarto, Eslovenia salió con más fuerza si cabe y en menos de un minuto consiguió un parcial de 5-0 para poner un 25-22 que obligó a Aleksandar Djordjevic a pedir tiempo muerto. Serbia aceptó el reto y le metió más intensidad al partido, 30-28 (min.13) y Eslovenia respondió con una contra finalizada con mate por Luka Doncic, dentro de un parcial de 11-0 en apenas dos minutos que colocó un 38-28 en el marcador (min.14.30).
Dragic asumió todo el protagonismo y anotó canastas de todos los colores. Serbia reaccionó fugazmente con Bogdanovic tirando de galones, pero Dragic abortó cualquier reacción con dos triples seguidos. Fue un auténtico martilleo del aro serbio, Dragic anotó veinte puntos en este segundo periodo, pero es que su equipo se fue hasta los 36, con Serbia anotando 25. Una oda al baloncesto de ataque, sin duda.
Con el 56-47 se llegó al descanso. Tras el paso por vestuarios Dragic comenzó igual el tercer periodo, con un triple. Serbia siguió sin volver la cara al partido y con dureza, con calidad y con experiencia fue poco a poco descontando la ventaja eslovena, 63-57 (min. 25.40).
Doncic, momentos antes, se había hecho daño en el tobillo izquierdo, y Dragic estaba en el banquillo tomándose un respiro. Serbia lo aprovechó hasta el 63-61 (min.27.15), añadiendo más presión a una final vibrante, tensa, peleada, dura y apasionante. La exuberancia ofensiva de los eslovenos se agotó porque la defensa serbia comenzó a emplearse a fondo. Tampoco Serbia encontró tantas facilidades para anotar.
Con la nueva entrada de Dragic -'sólo' 9 puntos en este cuarto-, Eslovenia tomó una bocanada de aire y llegó al final del tercer cuarto con un 71-67, tras dos grandes acciones de Bogdanovic que no quiso pasar sin protagonismo por la final. El parcial del tercer cuarto, 15-20, nada tuvo que ver con el de los diez minutos anteriores, 36-25. La tensión, el cansancio y algo de defensa tuvieron la 'culpa'.
Eslovenia volvió a la carga, 75-67 (min.31), pese a tener a Dragic, descansando, y a Doncic, dolorido, en el banquillo, del que ya no pudo volver a salir. Con un líder fuera de combate, Doncic, y con otro extenuado, Dragic, Serbia supo encontrar la brecha para devolver el partido a la igualdad, 77-76, con casi seis minutos por delante.
Una canasta de Macvan devolvió a Serbia a positivo, 77-78, desde el final del primer cuarto, pero Eslovenia, pese a no tener a Dragic ni a Doncic en la pista, supo encontrar en la fe la energía necesaria para acabar ganando por 93-85 y proclamarse campeona de Europa por primera vez en su historia.
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