“Estoy muy feliz con la decisión. No hay absolutamente ningún equipo mejor en Europa. Es un honor. El Real Madrid tiene una tradición muy profunda en cuanto al baloncesto y a ganar”. Con estas declaraciones a un medio local de su Rock Island natal (QCOnline), Chasson Randle confirma lo que ya era un secreto a voces: su llegada a la capital española para suplir, de alguna manera, la baja de larga duración de Sergio Llull.
El base norteamericano de 24 años deja la NBA un tanto insatisfecho. Como lo haría cualquier chaval de su edad cuando la oportunidad de brillar en la mejor liga del mundo no acabó de cuajar ni en los Philadelphia 76ers ni en los New York Knicks. “Lo supe (que los Knicks le cortaban) antes de que se hiciese oficial el lunes (de la semana pasada). Fue decepcionante después de dedicarle casi todo el verano a la franquicia. Me dijeron que era nada más que por el hecho de estar atrapado en el extremo equivocado de una decisión de negocios (el traspaso de Carmelo Anthony)”, se resigna Randle.
Sin embargo, lo que viene no puede ser más ilusionante para él. “He hecho un poco de investigación y un montón de gente está pronosticando que el Madrid va a llegar a la Final Four de la Euroliga”, cuenta. Esa será la competición que más dispute por la plaza de extracomunitario que ocupará. “El base titular (Sergio Llull) está lesionado para casi toda la temporada. Tienen a un chico de Argentina (Facundo Campazzo) y a otro jovencito (Luka Doncic) que podría ser la elección número uno del próximo Draft de la NBA”. Sin duda, Randle ha hecho los deberes incluso antes de vestirse de blanco.
¿Y de qué va a jugar? Responde, de nuevo, él mismo: “Me han dicho que quizá juegue de base en algunos momentos y de escolta en otros. Entiendo que ellos ya han empezado a jugar y el equipo está hecho, pero me han llamado por una razón. Estoy preparado para coger la oportunidad y hacerles mejores. No me importa si juego dos minutos por partido o 30, sólo quiero hacer lo que me pidan y ayudar al equipo a ganar”.
Su agente, Kevin Bradbury, no hace sino ratificar lo que ya adelantó Gigantes del Basket y confirma su jugador. “Este es un gran traspaso para Chasson. Se va a unir a uno de los equipos más prestigiosos de Europa, van a incorporar a su plantilla a un jugador con talento y de calibre NBA. Ellos (el Madrid) se preocupan por sus jugadores y atraen a un montón de ojeadores”. Un escenario idóneo para seguir creciendo y, de paso, “vivir en un sitio realmente precioso donde todos los chicos tienen Audis para conducir”.
Sin límites en la universidad, frenado entre los mejores
Randle siempre tuvo la cabeza bien amueblada en todos los ámbitos. Ya en el instituto, llevó a Rock Island a ganar su primer título estatal en Illinois. Y no sólo eso: por aquel entonces, 2011, fue elegido mejor jugador del estado. Promedió 22,3 puntos y 7,7 rebotes por encuentro en su último año, convirtiéndose en el máximo anotador y reboteador histórico de su centro. Las universidades se desvivían por él: era uno de los 'prospects' más codiciados de todo Estados Unidos.
Eligió Stanford, nada más y nada menos que una de las universidades más prestigiosas del mundo. Porque, sí, Chasson también es todo un 'cerebrito' fuera de la cancha: se graduó en Estudios Afroamericanos y, no contento con eso, comenzó un máster en Psicología no hace mucho. En lo puramente baloncestístico, fue uno de los bases más sobresalientes del país durante sus cuatro años con los Cardinal.
Eso sí, no empezó a jugar de 'uno' hasta su tercer curso, debido a la lesión de un compañero: sus números anotadores se incrementaron sobremanera. Antes, en su primera temporada, ya se coló en el mejor equipo de novatos de su conferencia. En su último año, apareció entre los 25 finalistas a mejor jugador universitario de la temporada y entró en el mejor equipo de su conferencia por segundo curso consecutivo. Tiró el birrete al cielo a lo grande: 19,6 puntos (máximo anotador histórico de su universidad al graduarse), 3,3 rebotes, tres asistencias y 1,4 robos de promedio en su despedida de Stanford.
Randle apuntaba alto en el Draft de 2015… pero ni siquiera fue seleccionado. No tuvo más remedio que hacer las maletas rumbo a la República Checa. ¡Y eso que llegó a disputar la Summer League con los Golden State Warriors campeones (buenos números tanto entonces como en 2016 y este verano)! Su primera experiencia en el Viejo Continente no fue nada mal: campeón de liga con un Nymburk en el que promedió 15,3 puntos, 2,4 rebotes, 2,3 asistencias y 1,6 robos de media. Un año después, Chasson se había ganado volver a probar suerte en la NBA.
Pero, como a tantos otros jugadores, le tocó ganarse el pan en la Liga de Desarrollo. Lo hizo en el filial de unos Knicks que le cortaron tras tres encuentros de pretemporada en octubre de 2016. Y no defraudó: 21 puntos, cuatro rebotes, tres asistencias y un robo en 32 minutos de media durante 19 partidos en Westchester. Además, con un interesante porcentaje de acierto desde el triple (42%).
Tras coincidir con Willy Hernangómez, Sergio Rodríguez se convirtió en el nuevo compañero español de un Randle que llegaba a los Philadelphia 76ers a principios de este 2017. Debutó en la NBA con tres puntos (más un robo en seis minutos), anotando 10 en su segundo encuentro. Como los contratos de 10 días en los que se vio envuelta su estancia en los Sixers hasta que firmó por tres años. Pero, cuando todo parecía apto para el optimismo, nuevo bajón: cortado el 23 de febrero, días después de conseguir un contrato y tras volver a pasar por la G-League.
Bastante que le acogieron, de nuevo, los Knicks, a cuya disciplina perteneció hasta hace unos días. En resumen, 5,3 puntos, 1,2 rebotes y 1,3 asistencias como promedios en 26 partidos entre los mejores del planeta. Insuficiente bagaje como para no desembarcar, ahora con más caché, en Europa. Tendrá un año para demostrar su valía en todo un Madrid: él no quería pasar otra temporada a caballo entre la G-League y la NBA.
“Sé que, con los jugadores que tenemos, tendremos un montón de oportunidades para que los equipos NBA nos vean esta temporada”, confía Randle. Quiere ver cómo se desenvuelve en el segundo baloncesto más pudiente del mundo y, a la vez, ser visto por el primero, para poder regresar algún día con mayores garantías.
Aunque no parece que a este base típicamente americano (virtudes en ataque y más bien defectos en defensa; le gusta más anotar que dirigir) se le vaya a subir el éxito a la cabeza. No con su inteligencia y una humildad que, en su día, le llevó a impartir charlas en centros de menores. Todo para evitar que los chicos se metiesen en unos líos que a él nunca le tocaron de cerca. Porque si hay algo que define de verdad a Chasson Randle, desde siempre, es su habilidad para ser un chico listo: “Definitivamente, pertenezco a la NBA. Mi hora llegará”. No pierdan de vista su 'cerebrito'.
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