A un gran entrenador no sólo le definen un estilo de juego capaz de marcar las diferencias o los títulos conquistados a lo largo de su carrera. Una trayectoria contrastada también la marcan los jugadores que hayan pasado por las manos de ese técnico en cuestión. Y los que han estado a las órdenes de Sergio Scariolo (Brescia, Italia, 1961) son realmente buenos.
Los mejores bien podrían haber sido de la partida en la nueva versión de Fantasy Sportium. En ella, el apostador, con sus elecciones, puede confeccionar un equipo baloncestístico de ensueño y ganar dinero real con él. El producto, ante la imposibilidad de preguntar por las Ventanas FIBA al seleccionador nacional, sirvió como marco inmejorable para que EL ESPAÑOL elaborase su propia plantilla de fantasía. La premisa fue que sus 17 componentes hubiesen sido entrenados por Scariolo, que accedió a valorarlos uno por uno para este periódico. Con varias confesiones interesantes.
Sasha Djordjevic
“Nos une una amistad incluso familiar y una larga colaboración cuando era jugador. También cierta rivalidad sana cuando eligió el camino de entrenador. Ahora tiene una selección que por edad, talento, calidad y profundidad puede ser la nueva España o la vieja Yugoslavia. Serbia tiene potencial para dominar la escena internacional durante muchos años”.
Jorge Garbajosa
“Otro cambio de rol muy atípico. Fue jugador mío en muchísimos equipos y ahora es mi presidente, siempre con el respeto y la amistad por delante. A veces, con la máxima sintonía. Otras, con opiniones diferentes. Pero siempre teniendo presente que el equipo viene antes que el individuo”.
Elmer Bennett
“Fue una apuesta que salió. Fue raro. Cambiamos a un jugador tras haber ganado cinco partidos seguidos en la liga, cosa que nunca había pasado en Vitoria entonces. Lo tenía claro, había que hacerlo para poder crecer mucho más como equipo. Me alegro por Baskonia y todo nuestro baloncesto de haber traído a España un jugador del que todo el mundo ha disfrutado. Y una persona de la que disfrutamos menos, pero que merecía la pena incluso más que el jugador”.
Raúl López
“Fue otra apuesta. Arriesgada, porque era un niño. Había que pagar un traspaso muy importante. Cambiaba la presidencia del Real Madrid. Fue un voto de confianza que Florentino (Pérez) y Valdano hicieron hacia mi visión de que era un jugador especial y que podía llegar a convertirse en un valor para el club durante mucho tiempo.
Lamentablemente, las cosas salieron mejor de lo esperado y se fue a la NBA muy pronto. Lamentablemente también, su carrera fue obstaculizada por las lesiones. Pero en cuanto pude le volví a llevar conmigo al Khimki. Me parece un jugador con un instinto del juego y una naturalidad para interpretar el baloncesto como he tenido pocos”.
Walter Herrmann
“Es una persona mucho más profunda de lo que la gente cree por su look a veces un poco frívolo y excéntrico. Un chico con el que trabajé a gusto y conviví en un momento especialmente complicado de su vida (nota del autor: la madre, la hermana y la novia de Herrmann murieron en un accidente de tráfico un día después de anunciarse su llegada a Unicaja. El padre del jugador falleció de un ataque cardíaco justo un año después).
Admiré siempre la capacidad de mantenernos todos al margen de su drama personal y profesional, entrenando y compitiendo. Me encanta que también se fue a la NBA después de esa etapa juntos, como muchos jugadores que he tenido. Me alegré mucho, el chico lo merecía”.
Carlos Jiménez
“Otra apuesta en un momento difícil. Tenía que complementarse con otra, Erazem Lorbek, para sustituir a Jorge Garbajosa en el puesto de alero grande / ala-pívot. Carlos cumplió de sobra con las expectativas: su inteligencia, saber estar, capacidad de controlar los nervios y ver el juego, jugar duro a pesar de dar la imagen de ser un jugador extremadamente limpio y técnico…
Esa mezcla de cualidades hizo que se le apreciara. También como persona, hasta el punto de que Unicaja pensó en él y lo sigue haciendo con un rol importante en su organigrama como club”.
Pau Gasol
“Sencillamente, el mejor. Por rendimiento, capacidad de hacer cosas en la cancha, inteligencia a la hora de decir lo que hay que decir y callar lo que hay que callar, cómo prepararse antes de los partidos y recuperarse después… Un ejemplo en todo. Y, por supuesto, sin que nadie se pueda ofender, tengo que pensar que es el jugador referencia entre los grandísimos jugadores a los que he entrenado”.
Marc Gasol
“Es una persona con un componente emocional y una riqueza interior especial. Un jugador que te muestra cómo se puede evolucionar, cómo el trabajo duro de mejora y de renuncia (lo que ha hecho con su cuerpo es algo muy difícilmente repetible en un jugador que no tenga ese amor por el baloncesto, esa capacidad de querer más de uno mismo) le ha permitido evolucionar técnicamente.
Desde muy pequeño, tenía la ambivalencia de poder jugar dentro y fuera. Hasta el punto de que, ahora mismo, es probablemente el mejor jugador de la NBA en este sentido. Destaco que, en cuanto a la velocidad de lectura y de enterarse de lo que pasa en el campo, ese ir un segundo por delante, Marc puede equipararse perfectamente a cualquiera de mis mejores bases. Y he tenido unos muy buenos”.
Juan Carlos Navarro
“También le pondría muy arriba. Me ha enseñado cómo ser un buen compañero de equipo y asumir responsabilidades, incluso cuando no necesariamente te toca porque has hecho tu trabajo hasta el fondo e igual alguien no lo ha cumplido. Ser líder también conlleva asumir responsabilidades que no son directamente tuyas. Dejo al margen el talento, porque las cosas que hacía en la cancha y que puntualmente sigue dando destellos de poder hacer con un físico muy normal han sido únicas.
Destaco la otra faceta: poder ser el pegamento dentro de los equipos, sin hablar mucho pero con el ejemplo y esa dedicación hacia el juego. No quejarse nunca, soportar muchas veces un nivel de dolor físico altísimo y estar al pie del cañón… Hay cualidades morales en Juan Carlos que pocos conocemos y que casi van más allá de las técnicas, que ya son muchas”.
Sergio Llull
“Honestamente, es uno de los jugadores a los que emocionalmente me siento más cercano. Tener dentro de tu equipo a una persona con tanta energía positiva, entusiasmo, que cada día viene a entrenar, jugar, competir, viajar… A hacer cualquier cosa que le toque. Realmente, transmite lo privilegiado que se siente un jugador de baloncesto por poder hacer todo eso. Sin malas caras, sin un día en el que le apetece menos.
Los tiros y todo eso ya lo conoce todo el mundo, pero Sergi es un ejemplo positivo dentro de un grupo: cada día que te da el baloncesto (y estoy convencido de que tras su lesión volverá reforzado en esto) para poder disfrutar de él y realizarte como persona es algo que también hay que poner a disposición de los demás. Al menos, como ejemplo y capacidad de liderar desde esa forma tan positiva y especial de ser al grupo en el que estás”.
Sergio Rodríguez
“Tiene cualidades humanas muy buenas. Es una persona normal, un chico que no tiene grandes pretensiones extradeportivas. Muy familiar. Un chaval muy capacitado para estar dentro de un grupo, con una habilidad increíble (a pesar de ser un titular de facto, porque lo es) para saber salir del banquillo con efectividad, productividad, energía, motivación… Es un rol muy complicado. Él es una estrella y, a la vez, sabe sentarse tranquilamente cuando sus compañeros empiezan a jugar y salir del banquillo como si hubiese sido titular. Eso lo he valorado siempre muchísimo, al margen de su magia”.
Felipe Reyes
“Cuando estaba en el Real Madrid, era el jugador al que quería en mi equipo. Le hicimos una oferta espectacular: 10 años de contrato. En Felipe veía las características para ser un jugador franquicia. Estudiantes lo igualó, aunque después de unas temporadas no pudo mantenerlo. No pude disfrutar de él como jugador del Madrid, como fue mi primer objetivo. En la selección, tenerle ha sido una bendición. Entre tanta gente tan dotada técnicamente y con tanta calidad, tener a uno también con talento pero al que no le importa ensuciarse las manos… Rebotear, bloquear, defender, pegarse. Ha sido el complemento en cuanto a carácter que ese equipo necesitaba”.
Rudy Fernández
“Es un jugador discutido por, a veces, no dar la imagen de sí mismo que realmente tiene: comprometido, disponible a cualquier tarea de utilidad al equipo y de no protagonismo que se le quiera dar, muy castigado físicamente aunque siempre ha demostrado saber apretar los dientes, actuar con dolor y pararse sólo cuando los demás le paran… Tiene talento, una habilidad para saber dónde va a ir la pelota y para meter canastas increíbles sacándolas prácticamente de la nada. Es mucho más comprometido y esforzado de lo que la gente puede percibir”.
José Manuel Calderón
“Ha tenido un rol de pionero: uno de los primeros jugadores españoles importantes dentro de un equipo NBA. Es un chaval fantástico para tener dentro de un grupo: trabajador, con talento y a la vez sentido de equipo… Recuerdo con qué naturalidad y disponibilidad aceptó un rol nada protagonista en los Juegos Olímpicos de Río. Lo hizo de una manera muy superior a las expectativas. Me parece uno de los jugadores con más vocación y potencial para adoptar cualquier rol que se proponga en el baloncesto cuando termine de jugar”.
Ricky Rubio
“Es especial. Un chico con una precocidad tremenda, que incluso creo que le ha creado problemas a la postre. Se espera la perfección de él y nadie es perfecto. Siempre he valorado muchísimo su capacidad de hacer mejores a sus compañeros. Cosa que últimamente desde fuera se le ha valorado mucho menos de lo que se merece. Defensivamente, es esforzadísimo, y de un talento en este sentido superior a casi cualquier otro jugador de los que he tenido. Tiene una visión de juego y de pase brutal.
A veces se le valora sólo en función de la anotación (un complemento importante en su juego, en el que está asumiendo más protagonismo), pero esta no le ha impedido llegar a ser Ricky Rubio. Tengo muchísimo respeto y admiración por él. Últimamente ha pasado momentos duros en su vida personal y profesional. A pesar de ello, mantiene su rumbo y tiene muy claro que lo que tiene que hacer es lo que mejor le viene al equipo”.
Ioannis Bourousis
“Es muy divertido. Una persona extremadamente amable, tierna incluso. Tiene un talento tremendo, sobre todo a nivel de manos. Muy limitado atléticamente, pero con una capacidad de ver juego muy buena frente a canasta, de espaldas… Lo pasé muy bien los dos años que estuve con él. Es un jugador que, al margen del juego, te hace sonreír. Sabe contar un chiste en un momento adecuado, estar en un equipo. A veces es un poco gruñón, pero todo el mundo le quiere, porque tiene muy buena naturaleza”.
Andrés Nocioni
“Mi historia con él es curiosa. Yo le recluté desde Argentina para el TAU. Hice personalmente las gestiones para su pasaporte italiano con amigos y contactos que tenía en Italia. Pero luego me fui al Madrid cuando él llegó. No pudimos coincidir hasta mi segunda etapa en Vitoria. Fue un año muy provechoso para el Chapu.
Ya se le veía un poco de capa caída y, sin embargo, le reciclamos definitivamente en el rol de 'cuatro'. Eso le dio esa vida añadida que también llevó a cabo en el Real Madrid. Era un jugador exigente consigo mismo, dispuesto a entrenar con dolor y fatiga. A veces, había que frenarle para que luego pudiese mantener un poco de frescura en los partidos. Otro al que, si los demás sabían entender y observar, sólo podía ser un ejemplo para los compañeros en muchas cosas”.
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